El Universal

Le tienen pavor al SNA

- Por ENRIQUE CÁRDENAS SÁNCHEZ

La concepción, desarrollo y puesta en marcha del Sistema Nacional Anticorrup­ción (SNA) se ha plagado de obstáculos y contratiem­pos. El vía crucis inició al tener que revertir la iniciativa del Presidente Peña Nieto que lo concebía como un zar anticorrup­ción con la participac­ión del Ejecutivo federal y de los gobernador­es. Después de muchas batallas, se logró transforma­r la iniciativa presidenci­al en la creación de un sistema nacional, con pesos y contrapeso­s y alta participac­ión ciudadana.

El segundo paso fue el desarrollo y aprobación de las siete leyes secundaria­s, con un gran esfuerzo para llevar la primera iniciativa ciudadana al Senado, la Ley General de Responsabi­lidades Administra­tivas, conocida como Ley 3de3 con 634 mil firmas de respaldo. En ocasiones, hubo peleas entre partidos para intentar secuestrar a las organizaci­ones civiles involucrad­as; hubo dobles caras, jugadas por debajo de la mesa que evidenciar­on que lo último que querían algunos legislador­es, era la creación del SNA. También hubo modificaci­ones de último momento al texto en proceso de aprobación, que incluso lo harían imposible de operar, como aquella intervenci­ón del senador Manuel Cárdenas del Panal, a la 1:00 am, en la que obligaba a los beneficiar­ios de los programas sociales a presentar sus declaracio­nes de intereses y patrimonia­l … para que luego el Presidente tuviera que vetarla. Naturalmen­te, los intereses electorale­s se interpusie­ron y hubo los consecuent­es retrasos en su aprobación.

Al final se logró la aprobación legislativ­a, no sin un fuerte desgaste para todos. Y es que además de las vicisitude­s normales, en el camino de este proceso hubo espionaje, extorsione­s y amenazas a algunos miembros del grupo que trabajaban en esta tarea. Pero seguimos adelante.

Luego vino la conformaci­ón del sistema. La designació­n por el Senado de la Comisión de Selección del Comité de Participac­ión Ciudadana (CPC) sucedió sin mayores contratiem­pos y el resultado fue muy satisfacto­rio. El trabajo de esta Comisión, formada por nueve personasre­conocidas,fueimpecab­le.Sellevó a cabo un proceso pulcro, transparen­te y público que no solamente cumplió con los requisitos de ley, sino que marcó un precedente para el método de las designacio­nes de servidores públicos en las altas esferas de los órganos del Estado mexicano. Ya quisiéramo­s haber hecho un trabajo semejante en cuidado y minuciosid­ad en la selección de los consejeros del INE hace algunos años.

La selección de los cinco miembros iniciales del CPC fue excelente. Son personas idóneas para esa responsabi­lidad. Y lo digo con conocimien­to de causa. Yo mismo participé en la competenci­a, y si bien no fui selecciona­do, aplaudo el trabajo de la Comisión de Selección.

Conforme este proceso avanzaba, el ambiente en el que se mueven las organizaci­ones civiles, y también activistas sociales y periodista­s, se volvió cada vez más cargado. Se multiplica­ron las amenazas, se develó el espionaje a periodista­s, activistas y miembros de las organizaci­ones sociales, hubo “robos” a oficinas en donde sólo se llevaban informació­n en discos duros y computador­as. Algunas organizaci­ones y personas físicas vinculadas a éstas, han recibido auditorías fiscales y del IMSS el mismo día y a la misma hora (difícilmen­te se puede argumentar aleatoried­ad), ha habido insidias carentes de sustento en la prensa; incluso, hasta hace muy poco, después de meses de su instalació­n formal, Hacienda liberó los recursos para que el CPC tenga los recursos indispensa­bles para iniciar su operación. El gobierno no tiene muchas ganas de que inicie el Sistema, y el Senado tampoco: se ha encargado de retrasar el nombramien­to del fiscal anticorrup­ción y realizar la transforma­ción de la PGR en fiscalía. Como quiera, incompleto, el SNA puede y debe arrancar.

Y ahora, a meses de haber sido designado el CPC, la última cargada encabezada por Pablo Escudero. Este senador insinuó trampas del Comité de Selección y, lamentable­mente, ha tenido el apoyo mediático de este periódico que ha puesto esas insidias en ocho columnas sin cuestionar­las. Ya se retractó el senador Escudero, ¡qué bueno! Aunque si usted no se ha enterado, es porque sólo lo publicó en la página del Senado. EL UNIVERSAL apenas lo mencionó en una nota el día de ayer.

La resistenci­a de buena parte de la clase política al SNA es indudable. Siempre la ha habido. Le tienen pavor. Por desgracia, en su esfuerzo por desligitim­izar al sistema anticorrup­ción han tenido el apoyo de EL UNIVERSAL. He de decir que me resulta inexplicab­le; siempre he tenido el respeto y el apoyo de sus editores para expresar mi forma de pensar, la cual he manifestad­o en este espacio con toda libertad. Lamento, por lo tanto, que junto con otros colaborado­res de este diario nacional de tanta importanci­a, como José Luis Caballero Ochoa, Edna Jaime Treviño, Sergio López Ayllón, Jacqueline Peschard Mariscal y Pedro Salazar Ugarte, tomé la decisión de dejar de escribir en este diario.

Agradezco a los editores la oportunida­d y a los lectores su amable compañía al ser ésta mi última columna en este medio. Centro de Estudios Espinosa Yglesias. @ecardenasC­EEY ecardenas@ceey.org.mx

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