La primera edición de “Proyecto Bi” otorgará incentivos económicos de hasta un millón de pesos a proyectos culturales de colectivos y artistas independientes
La Fundación BBVA Bancomer lanzó la convocatoria “Proyecto Bi” que becará económicamente iniciativas artísticas que generen puentes culturales con la sociedad.
El programa está dirigido a investigadores, curadores, organizaciones de arte, gestores culturales y artistas en diferentes disciplinas como fotografía, literatura, música, danza, cine y artes plásticas. Otorgará estímulos de un millón de pesos a las organizaciones culturales y 500 mil a artistas independientes.
De acuerdo con la directora de la Fundación, Sofía Ize Ludlow, el programa busca un intercambio entre disciplinas, conocimientos y talentos que puedan enriquecer una red de intercambio entre la comunidad cultural y la sociedad.
“Queremos generar programas públicos a partir de los proyectos financiados, presentarlos por el país y así descentralizar la oferta cultural que en su mayoría hay en la Ciudad de México. Esta iniciativa busca el diálogo entre la comunidad artística y la posibilidad de ampliar sus proyectos hacia otros públicos a través de una red de intercambio y colaboración”, señaló Ize Ludlow.
La inversión de “Proyecto Bi” en esta primera edición será de 10 millones 500 mil pesos y es exclusiva para mexicanos o extranjeros con residencia en el país. Los participantes deberán contar con una trayectoria mínima de tres años en la disciplina que quieran desarrollar. Además, de forma paralela al proyecto, la Fundación Bancomer realizará un programa público y divulgación de los proyectos beneficiarios, a través de mesas de trabajo, conferencias y talleres en universidades así como en espacios públicos por distintas ciudades del país.
“A través de este proyecto, la Fundación Bancomer responde a las nuevas necesidades de la comunidad cultural adaptándose a nuevos modelos de gestión y de participación ciudadana”, añadió.
Desde hace 15 años Fundación BBVA Bancomer ha becado 610 proyectos artísticos a través del Fondo de Apoyo a las Artes, en el que se invirtieron más de 90 millones de pesos. “A diferencia de la beca artística anterior, en este nuevo proyecto queremos ser una fundación mucho más activa y apoyar la difusión de los proyectos; no solo será gestionar un donativo o solicitar un reporte de resultados, sino estar mucho más cercano a los artistas y a la comunidad”, explicó Gabriela Velásquez, directora de Fomento Cultural de la Fundación BBVA Bancomer.
Lo más representativo que realiza la Fundación en el ámbito cultural —comentó Velásquez—, es que no sólo trabajan con su colección de arte, sino que también se han dedicado a crear una red artística muy activa con el fin de “impulsar un desarrollo cultural”.
La convocatoria para “Proyecto Bi” estará abierta hasta el 15 de agosto en la página web de la institución: www.fundacionbbvabancomer.org.
Los resultados se darán a conocer un mes después. esencia popular, su origen de dormitorio para los esclavos africanos y otros trabajadores. Algunas de las pequeñas casas de la huaca han aguantado en el tiempo y uno que otro callejón como el de Toña la Negra se han cuidado con plantas y bancas para que esa forma de vida no acabe por extinguirse. Me pregunto si la huaca tiene que ver con el nombre incaica para los templos peruanos tan cercanos a los cementerios prehispánicos; algunos dicen que huaca es el dios de la muerte, otros que se asocia a la palabra huácala, porque a los habitantes de la Huaca se les veía con desdén. Estoy segura que un experto podría aclararnos. Ciudad de tablas se llamó al puerto que en la Huaca ofrece una explicación. Las casas del arrabal estaban hechas del desperdicio de barcos, tablas que se adosaban para construir apenas uno o dos cuartos donde vivir y pasar la vida muros afuera, entre la chorcha, la hamaca y la mecedora. Las que aún están en pie lucen sus morados, verdes, amarillos, su tablerío alegre y estrecho, otras lo mudaron por mosaicos como de baño, por muros aplanados. Uno anda por la Huaca intentando husmearle otro tiempo, pero no como si fuera un museo sino una estampa viva. En Veracruz el pasado se aferra, como esos viejos tablones, a un modo de vida, que ni el ultraje de gobernantes ni el dominio del narco ha logrado desterrar.