El Universal

Jonathan, el deseo de Azcárraga

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN

Callados, estaban tan callados que parecía no importarle­s lo que pasaba a su alrededor. Casi como ver pasar a un Ferrari en una carretera cuando manejas un auto compacto. Emilio Azcárraga reaccionó perfecto ante las excentrici­dades de Tigres, Rayados y hasta de Cruz Azul. Buscar y lograr la contrataci­ón de una pieza con la calidad de Jonathan dos Santos haría que el América lance un mensaje de autoridad. Si los demás pueden ¿por qué ellos no?

Una nota muy bien reporteada por mis compañeros Abraham Guerrero y Daniel Blumrosen que abre la esperanza para todos los americanis­tas, porque Jonathan —a diferencia de su hermano Giovani— está en el mejor momento de su carrera, y claro que puede tomarse como un retroceso llegar a México, porque el año pasado tuvo una magnifica y sólida participac­ión en la Liga de España con el Villarreal. Pero es lo que necesita también el futbol mexicano, traer a figuras en su momento, como lo han hecho Tigres y Monterrey. No en el ocaso de sus carreras.

Ya basta de contrataci­ones de futbolista­s que sólo vienen a pasarla bien y cobrar mucho mejor durante los últimos años de su carrera, a cambio de miserias en la cancha. Si queremos un verdadero desarrollo de la Liga y la propia Selección, debemos exigir fichajes de alto nivel.

El acomodo de piezas en el América también incluye a Zizinho, quien estaba molesto con el futbol mexicano, pero cambió su actitud ante los constantes llamados de sus hijos a la Selección Nacional. Nunca va a olvidar el día que le quitaron a Jonathan los pants en pleno aeropuerto porque no estaba convocado a una gira o aquella tarde previa al Mundial de Sudáfrica, cuando al estilo “Big Brother” lo sacaron del plantel definitivo.

Javier Aguirre prefirió en su lugar a Adolfo Bautista, cuya indignante actuación en los octavos de final contra Argentina todavía molesta a los aficionado­s. No ayudó a evitar una nueva eliminació­n en octavos de final.

Ahora tratan de que sea el fichaje estelar de un equipo que parecía resignado a los intercambi­os y refuerzos de medio pelo, contrario a lo que su historia y estirpe demandan.

Entonces, las palabras de Ricardo Peláez y del propio Miguel Herrera en esta nueva etapa del club son simplement­e eso: palabras huecas, porque han argumentad­o que se deben ajustar a un presupuest­o. Nada de eso. Queda demostrado que cuando su jefe, el verdadero dueño del América, quiere algo, lo deben conseguir a como dé lugar.

@gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

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