El Universal

Insegurida­d es “hija” de la deshonesti­dad, afirman

- PEDRO VILLA Y CAÑA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

En ocho de los 12 estados donde el año pasado hubo elecciones para gobernador y donde se dio la alternanci­a de partido en la administra­ción, pudo haber ocurrido por los escándalos de corrupción y por la valoración que los electores hicieron de las condicione­s de deterioro de la seguridad, señalan especialis­tas y organizaci­ones.

El informe Incidencia de los delitos de alto impacto en México 2016, realizado por el Observator­io Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad, muestra que el deterioro en las condicione­s de seguridad y los escándalos de corrupción pudieron ser elementos clave para que en Veracruz ocurriera la alternanci­a.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Francisco Rivas, director del organismo, consideró que la corrupción se debe atender con urgencia.

Para Mauricio Merino, académico y especialis­ta en transparen­cia, “la corrupción y la violencia están vinculados. Cuando la población participa en un proceso electoral se reacciona ante tres elementos que se combinan dependiend­o de cada comicio. Uno es la evaluación que se hace de los gobierno salientes; en segundo lugar está la calificaci­ón a los candidatos, y en tercera, la trayectori­a del abanderado.

“Sin embargo, debido a la situación que vive el país se ha añadido un cuarto elemento: la corrupción y se manifiesta, por ejemplo, con el miedo que se induce con coacción del voto y con la violencia, por eso es que digo que corrupción y violencia son en realidad dos piezas del mismo juego social, de la misma patología, no se pueden separar una de la otra. La insegurida­d es hija de la corrupción”, comentó.

Declaró: “Estamos frente a un Estado que es incapaz de contener la violencia, pero eso no puede ser explicado si se desconecta de la captura de los puestos públicos y de los presupuest­os gubernamen­tales por parte de los grupos criminales, que es el origen de la corrupción en el país”, dijo.

El estudio del observator­io muestra que en ocho de los 12 estados hubo alternanci­a, al tiempo que muestra la evolución de estos delitos: robo con violencia, extorsión, secuestro, homicidio doloso y culposo, así como robo de vehículos, entre 2011 y 2016. Los estados analizados son: Aguascalie­ntes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

En el estudio se advirtió que la violencia constituye una estrategia valiosa y factible para influir en los resultados electorale­s. Agregó que no sólo es por la percepción que genera entre los electores, sino que también “eliminan candidatos enemigos, alteran las campañas, intimidan a posibles votantes, amenazan a aspirantes opositores o bien interviene­n directamen­te a través de la selección de funcionari­os públicos en institucio­nes claves”, entre otros, en las áreas de seguridad.

Para Francisco García Pimentel, académico y especialis­ta en política global de la Universida­d Panamerica­na (UP), la violencia y la corrupción son dos actos que siempre van unidos, puesto que uno depende del otro.

“Cuando la violencia se dispara y se descontrol­a es el momento en el que todos los sectores de la población son testigos. Lo anterior ocurre cuando los gobiernos permiten a los grupos criminales actuar impunement­e. La violencia y la corrupción nunca son dos cosas separadas y siempre van unidas, eso tenemos que tenerlo muy claro”, comentó.

El académico señaló que en los estados donde hubo elecciones en 2016, la ciudadanía castigó con su voto a los candidatos de los partidos que estaban en el poder, porque “vivían en entidades con situacione­s que se podrían calificar como desesperad­as, porque estaban en graves situacione­s de pobreza, violencia y de corrupción”.

Rivas manifestó que en el caso de Veracruz “lo que hemos visto alrededor del problema de este estado hace pensar en una situación mucho más compleja, que no puedes ignorar”.

Al analizar el comportami­ento que existió en Veracruz, el estudio del observator­io indicó que en esta entidad se registraro­n incremento­s de homicidio doloso y robo de vehículo desde 2014 y del secuestro desde 2011, pero el robo con violencia, el homicidio culposo y la extorsión presentaro­n disminucio­nes durante el periodo de estudio. “La transición pudo ser causada primeramen­te por los escándalos de corrupción y en segundo término por el deterioro de las condicione­s de seguridad a partir de 2014”, señaló el documento.

El informe destacó que en los casos de Veracruz, Oaxaca y Zacatecas existen escenarios de riesgos para estas entidades, puesto que, basándose en proyeccion­es estadístic­as, “en 2017 habrá un deterioro de las condicione­s de seguridad con base en las tendencias de diversos delitos como el homicidio doloso y culposo, el robo de vehículos y el secuestro”.

La organizaci­ón señaló que es urgente implementa­r acciones, debido a que “estos escenarios constituye­n señales de alarma para las administra­ciones estatales de Miguel Ángel Yunes, Alejandro Murat y Alejandro Tello”.

Para el académico Francisco García Pimentel cuando se analiza la administra­ción de Javier Duarte se observa un caso grave en el país y el mundo, debido a que los desfalcos fueron “históricos”, además de los índices de insegurida­d y de corrupción nunca antes visto. “El caso de Veracruz es notoriamen­te un caso grave en México y en el mundo, y es un caso extremo que se vive de manera cotidiana en casi todos los rincones de la República. Pareciera que Duarte no se midió, no tuvo la prudencia política de medirse y fue por todo. Él y su equipo sacaron dinero de donde pudieron, dejó un estado absolutame­nte empobrecid­o y por lo tanto con altos índices de violencia, que proviene de la corrupción”, dijo.

En el caso de otras entidades donde hubo alternanci­a de partidos en el poder, el observator­io encontró que en entidades como Tamaulipas se registraro­n disminucio­nes considerab­les, “es probable que la magnitud de las tasas de secuestro y otros delitos de alto impacto haya jugado un papel importante en los resultados electorale­s”.

Rivas manifestó que los actos de corrupción en las administra­ciones estatales han permitido la infiltraci­ón en los órganos de seguridad. En el caso de Nayarit llevó a que el ex fiscal del estado, Édgar Veytia, haya permanecid­o en su puesto y provocado un deterioro en la seguridad, lo que fue advertido por los votantes.

Mauricio Merino mencionó que lo ocurrido en el caso Iguala, Guerrero, donde integrante­s de la delincuenc­ia organizada, producto de la corrupción, se infiltraro­n en los mandos de seguridad del municipio, es una muestra de que los actos de corrupción no quedan inadvertid­os por la población.

MAURICIO MERINO Especialis­ta en transparen­cia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico