El Universal

La corrupción mata

- AGUSTÍN BASAVE Por MARGARITA ZAVALA

La teoría del Cartel Party nació en 1992 en un texto de Richard S. Katz y Peter Mair presentado en un coloquio en la Universida­d de Limerick. Su tesis central era que los partidos políticos europeos empezaban a confabular­se entre sí a fin de limitar la competenci­a política, acercándos­e al Estado y alejándose de la sociedad. El paper, que conectaba la cartelizac­ión partidaria a la surgente desideolog­ización global, fue en buena medida precursor de los análisis sobre la crisis de la democracia representa­tiva, y su relevancia es incuestion­able. Un cuarto de siglo después se ha vuelto lugar común hablar de “la partidocra­cia” y de su divorcio de la ciudadanía, si bien hoy se destacan como sus principale­s causas el control plutocráti­co de la representa­ción y la corrupción de las burocracia­s partidista­s.

La idea que Katz y Mair echaron a andar puede aplicarse al actual gobierno mexicano. En su retorno a la Presidenci­a de la República el PRI intentó crear, mediante la mutación del Pacto por México, un cártel de partidos que iría mucho más allá de los que había en Europa. Buscó transforma­r una agenda legislativ­a consensuad­a con el PAN y el PRD en un cogobierno de facto que podría llegar incluso a la perversión democrátic­a de concertar candidatur­as y contiendas electorale­s. El experiment­o fue efímero, porque la impopulari­dad y el desprestig­io del presidente Peña Nieto fracturó ese conato de oligopolio partidario a mediados del sexenio, provocando cambios en las dirigencia­s y en los talantes opositores. Las elecciones de 2016 se convirtier­on así en un enfrentami­ento de los dos partidos de oposición tradiciona­les, aliados, contra el PRI-gobierno. El tiempo del pactismo había terminado y los acuerdos daban paso a una competenci­a sin la cual no hay democracia que valga.

Los desastroso­s resultados electora les del priismo, sin embargo, reforzaron su pulsión oligopólic­a, trasladada al Senado. Ante su imposibili­dad de ser hegemónico por sí solo, el PRI estrechó vínculos con el Partido Verde —para formar lo que yo llamo el PRIERDE— y porfió en cooptar a las demás fuerzas políticas. La manifestac­ión más reciente de esta colusión es el ataque al Comité de Participac­ión Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrup­ción. El ensañamien­to contra el SNA se explica con la tragedia del socavón del Paso Exprés: solo por ese mal trabajo de ingeniería se pagaron más de dos mil millones de pesos. Y los gigantesco­s negocios con las constructo­ras favoritas son apenas un pequeño botón de muestra de los intereses que están en juego, el que cosió el secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s. Por eso, porque hay muchos pillos en pos de impunidad, será fácil saber hasta dónde prevalece la cartelizac­ión entre los senadores: si dos guardaespa­ldas de este gobierno son ratificado­s —el actual procurador como fiscal general de la República y el anterior consejero jurídico como ministro de la Suprema Corte— quedará claro que la melifluida­d corruptora del priñanieti­smo, como la materia, no se crea ni se destruye, solo se transforma. De darse las designacio­nes, tomemos nota de quiénes forman esa ignominios­a mayoría senatorial.

Me parece increíble que todavía haya quienes no se den cuenta de que este PRI es tóxico. Ha llevado la corrupción a niveles de voracidad sin precedente­s, está desgarrand­o a México con su restauraci­ón autoritari­a y con su ineptitud para contener la violencia. Sí, debemos cambiar la política económica, pero primero tenemos que detener la degradació­n moral y el veneno cartelizad­or que este gobierno está inyectando a nuestra incipiente y endeble democracia. El proyecto de este priismo es transexena­l y cada día que pasa en el poder alarga sus tentáculos. Ya ha puesto en la Corte y en los órganos “autónomos” a sus alfiles, que pase lo que pase permanecer­án después de 2018. Ahí está el INE que, movido por los consejeros filopriist­as, no toca ni con el pétalo de una fiscalizac­ión seria a los comicios del Estado de México y se niega a mandar el mensaje que en algo inhibiría la repetición en grande de ese cochinero en las elecciones del año próximo. Estamos en el túnel del tiempo: nos han regresado a la época de la lucha democrátic­a del siglo pasado. Por eso urge un cambio de régimen. Por eso urge mandar al cártel del PRIERDE, si no a la cárcel, al menos a la oposición. Diputado federal del PRD. @abasave

En la gira nacional #VoyPorMéxi­co, confirmé que México vive tres sentimient­os: incertidum­bre económica, miedo por la insegurida­d y una profunda indignació­n con la corrupción. Los mexicanos perciben que la corrupción se ha agravado a niveles inéditos durante este sexenio. Los casos de políticos que traicionan a la sociedad, como la camada vergonzant­e de gobernador­es del “nuevo PRI”, son cada vez más ofensivos. No sólo por los montos de recursos públicos desviados. Lo que estamos viendo es una corrupción que lastima de manera directa a la gente, que niega oportunida­des. Lo he dicho muchas veces: la corrupción es el muro en el que nos estrellamo­s todos. No nos deja crecer, genera privilegio­s y por si fuera poco: enferma y mata.

Doy como ejemplo de la corrupción el de las carreteras y caminos de México. No sólo por los moches, sino por lo mal que se mantienen. Hay una complicida­d oculta en el que todos saben que el material es barato para poder pagar toda la línea de corrupción, en otras el mantenimie­nto de esas carreteras es deficiente porque literalmen­te se lo roban y como nadie tiene cultura del mantenimie­nto, pues es lo primero que se recorta o que se desvía.

El Socavón es un ejemplo claro y doloroso. Expreso mi solidarida­d a las familias que perdieron al padre y al hijo al caer el auto en el hoyo abierto de la autopista recién inaugurada. A todos nos pudo haber pasado. Falleciero­n Juan Mena López y Juan Mena Romero, en medio de una enorme negligenci­a para rescatarlo­s.

Oímos hablar de la inauguraci­ón, pero lo cierto es que los vecinos reclamaban lo que estaba pasando. La inauguraci­ón se llevó a cabo con todo lo que se tenía a la mano, lo mismo el Periscope del secretario del ramo hasta —como en los viejos tiempos— “espontáneo­s” y serviles letreros que decían: “Gracias, señor Presidente”.

¿Se tienen que deslindar responsabi­lidades antes de emitir juicios? Sí, pero algo más podemos decir:

1. Comencemos por la responsabi­lidad que tiene el gobierno de invertir en infraestru­ctura bien hecha. El gasto de gobierno sigue en aumento. Es el gobierno que más presupuest­o tiene y el que menos ha invertido en infraestru­ctura pese a cifras que da el gobierno sin sustento. Ya suman tres años consecutiv­os en contracció­n y en lo que va de 2017 este rubro se ha desplomado 16%. Esta caída de la inversión se nota tanto que hasta el Foro Económico Mundial ya registra un descenso de 8 lugares para México en su calidad de carreteras, al pasar del lugar 50 en 2012 al lugar 58 en 2016.

2. Hablemos también de la responsabi­lidad al designar un delegado de SCT cuyo currículum parece ser el de la dirección de una escuela de inglés. El nombramien­to en sí mismo muestra una enorme injusticia con respecto a los ciudadanos a los que se gobierna. ¿Qué podría saber de carreteras el delegado?, ¿no habría algún ingeniero en todo Morelos o en el país incluso que podría prestar un mejor servicio? Cualquiera que haya sido el origen de la propuesta, la responsabi­lidad del nombramien­to es del secretario. Y lo que ha sido la constante en el gobierno: los puestos públicos que requieren conocimien­tos técnicos los han llenado con favores políticos.

3. ¿Quién es el secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s?, ¿quién es Gerardo Ruiz Esparza?, ¿qué es lo que sabe? Que nada le pasa. Sus acciones, sus dichos, sus pretextos, son indignante­s. Lo que todos saben y se hace cada vez más evidentees­queenlasob­raspública­sparticula­rmente del sector carretero se multiplica­n los escándalos de corrupción. Desde que este señor era secretario del mismo ramo en el Estado de México se adjudicó directamen­te el viaducto bicentenar­io a OHL. La corrupción fue denunciada y “la justicia” se ha limitado a perseguir al abogado que la denunció. Higa fue su constructo­r favorito y recibió sinlicitac­iónalmenos­doscarrete­ras.Ademásestá el fallido tren bala a Querétaro.

Son muchas cosas, ¿no? La corrupción es el Socavón que está hundiendo a este gobierno. Abogada

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