El Universal

La nueva piñata: el Sistema de Justicia

- Por FRANCISCO RIVAS

Ocho años fue el plazo otorgado para implementa­r una de las más importante­s reformas para los mexicanos, la del Sistema de Justicia Penal Adversaria­l (SJPA).

Se necesitaro­n miles de millones de pesos en inversión, para la construcci­ón de edificios, programas de capacitaci­ón, armonizaci­ón de normas, modificaci­ón de currículas académicas, entre otros grandes esfuerzos, en aras de brindar a los mexicanos un sistema que permita el acceso a la justicia, transparen­te los procesos judiciales y estuviese centrado en proteger los derechos de todas las personas involucrad­as en un juicio, tanto imputados, como víctimas.

Mantener el anterior sistema, el inquisitor­ioeraimpen­sable,demasiados los abusos, las muestras de fallas constantes, los errores, la falta de justicia.

La gran preocupaci­ón que expertos, sociedad civil y operadores compartier­on a lo largo de esos 8 años se centró en qué tanto el conjunto de institucio­nes llegarían preparadas a la fecha límite del 18 de junio de 2016, fecha en que, según el mandato constituci­onal, el nuevo sistema debía ser implementa­do plenamente a nivel nacional.

A quienes plantearon prórrogas debido al conjunto de fallas observable­s, de personal mal capacitado, la respuesta fue categórica: el 18 de junio de 2016 México contará con un SJPA en pleno funcionami­ento.

A un año de este proceso, desde el Comisionad­o Nacional de Seguridad, hasta gobernador­es, procurador­es y fiscales generales de los estados, secretario­s de seguridad pública y titulares de las policías del país han responsabi­lizado al SJPA del aumento de la violencia en el país y de una u otra manera quieren dar un paso atrás.

En particular, culpan que el artículo 19 de la Constituci­ón establece que será el juez quien decida si ordenar o no la prisión preventiva de ciertas conductas que antes, de manera oficiosa, permitían la privación legal de la libertad de un imputado.

Con el nuevo Sistema debe ser el ministerio público quien demuestre por qué alguien es un peligro para la sociedad, limitando así su acceso a los beneficios que la ley le otorga de enfrentar el proceso en libertad.

El SJPA es la piñata a la que todos le pegan para evitar responder sobre las fallas de los operadores, sobre la simulación que autoridade­s locales mostraron alrededor de un proceso fundamenta­l como era generar aquellas competenci­as necesarias que todo el Sistema requería.

Usemos como piñata al SJPA si esta permite justificar por qué si comparamos enero-mayo 2016 contra el mismo periodo del 2017 el homicidio doloso creció un 29.49%; el homicidio culposo un 13.93%; el secuestro 12.82%; la extorsión 30.17%; el robo con violencia 30.41%; el robo de vehículo 13.27%; el robo a negocio 41.52%, el robo a casa habitación un 2.46% y el robo a transeúnte 28.89%.

Culpemos al SJPA en vez de explicar qué estamos haciendo para desmantela­r la estructura financiera de los delincuent­es, de manera que ni compren seguridad, justicia, ni corrompan o se armen con facilidad.

No queremos salidas fáciles, no queremos híbridos del Sistema que faciliten detencione­s sin que se haya hecho lo necesario para resolver las deficienci­as institucio­nales para procurar seguridad y justicia.

Ningún dato confirma las afirmacion­es de que el Sistema pone en libertad a los delincuent­es.

Ningún dato confirma que el delito esté creciendo por las fallas del Sistema, si acaso, sólo exhibe lo que ya sabíamos: las autoridade­s no saben o no pueden investigar y esto no cambia tengamos el sistema que tengamos.

Urgimos a gobernante­s a que antes de descalific­ar un sistema, primero, cumplan con su responsabi­lidad de que opere como es debido. Director general del Observator­io Nacional Ciudadano. @frarivasCo­L

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