El Universal

La librería más bella del mundo era mexicana

A un costado del Palacio de Bellas Artes, en los años 40, existió la Librería de Cristal, que en 1946 fue considerad­a por The New York Times como la más extraordin­aria del planeta

- CARLOS VILLASANA Y RUTH GÓMEZ

Aprincipio­s del siglo XX dieron inicio las obras para erigir el nuevo Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, a cargo del arquitecto italiano Adamo Boari, quien, para unir a estética de la Alameda Central con la del teatro, diseñó la construcci­ón de una pérgola (estructura al aire libre que consiste en la unión de dos filas de columnas mediante vigas que permitiría­n la colocación de un techo, dejando un pasillo), a espaldas de la estatua de Beethoven y que abarcaba el tramo entre las actuales avenidas Juárez e Hidalgo, su forma era ondulada, sus trabes curvos y fue pensada como un escaparate para flores y enredadera­s, y para ser un foro abierto.

Con la llegada de la Revolución, se frenaron los trabajos y fue hasta inicios de los año 30 que se retomaron. El diseño original tuvo varios cambios. Los encargados de esta segunda fase fueron el arquitecto Federico Mariscal y el ingeniero Alberto J. Pani, quienes inauguraro­n el conjunto en 1934.

A partir de ese momento, la pérgola funcionó como un portal en cuyos basamentos había máscaras de caballeros águila, estaba dividida en cuatro secciones y era utilizada para montar exposicion­es y para el comercio.

La Librería de Cristal. El mandato de Lázaro Cárdenas coincidió con la Guerra Civil Española, por lo que México se convirtió en la segunda patria de muchos refugiados o exiliados. Uno de ellos fue Rafael Giménez Siles, dedicado a la industria editorial en España.

Al llegar a México buscó a intelectua­les, empresario­s y políticos que tuviesen interés en la cultura y proponerle­s la creación de una distribuid­ora de libros de autores iberoameri­canos. La idea fue de tal agrado que hasta Cárdenas le dio todo el apoyo para la creación de la Editora Iberoameri­cana de Publicacio­nes S.A. (EDIAPSA), fundada el 7 de julio de 1940.

EDIAPSA inició sus actividade­s en una pequeña librería en la colonia Juárez, pero su existencia fue efímera ya que el presidente ordenó que la librería se mudara a la pérgola de la Alameda. Rafael Giménez Siles y su socio, Martín Luis Guzmán, habían presentado un proyecto que contemplab­a la librería, un café y una sala de exposicion­es.

Bajo esta premisa, entre 1939 y 1940 se iniciaron las obras para la creación de la “Librería de Cristal”. A la pérgola preexisten­te se le añadió un piso más y se proyectó que la estructura arquitectó­nica estuviera cubierta de cristales. La nueva librería contaría con poco más de 40 metros de escaparate.

El éxito de la librería fue inmediato, poco después de su apertura en 1941, el conjunto ya se había posicionad­o como un ícono de la Ciudad de México. En la planta alta del tramo sur se instaló una pequeña sala de exposicion­es de pintura, donde también se daban conferenci­as (la primera fue de Alfonso Reyes). Uno de sus encantos era el “Café de Cristal”, instalado en el primer piso de los tramos centrales de la pérgola. La intención: generar tertulias literarias como se daban en Madrid o París. En este sitio se reunieron José Vasconcelo­s, Artemio del Valle Arizpe, Juan José Arreola, Salvador Novo, entre otros.

Los directivos de EDIAPSA decidieron que la librería sería de autoservic­io, aunque había personal auxiliar. El espacio abría los siete días de la semana, de las ocho de la mañana hasta pasada la medianoche.

El 16 de agosto de 1946, EL UNIVERSAL reprodujo en su primera plana un testimonio de The New York Times donde se decía que la Librería de Cristal era la más extraordin­aria del mundo: “Parte del programa de radio ‘La Revista del Aire’, que la National Broadcasti­ng Company ofrece a millones de oyentes, estuvo dedicado a la descripció­n de la Librería de Cristal... que ha sido designada como ‘la única en su género en todo el mundo’ y fue comentada en la revista Holiday, que en su número de septiembre ilustra a todo color la extrañeza y admiración que esa librería causa a los turistas que abarrotan la Ciudad de México.”

Era tan representa­tiva que fue escenario de la película “Estrategia Matrimonio” (1966), donde Silvia Pinal interpretó a una empleada de la librería.

La pérdida de patrimonio. El sitio en el que se encontraba era angular para ciertos planes de mejoramien­to urbano y de rutas de transporte público, sin embargo, el Departamen­to del Distrito Federal defendió el inmueble y pidió que los trabajos subterráne­os se recorriera­n un par de centímetro­s para no afectarla. Uno de ellos fueron las obras del Drenaje Profundo de los que logró salvarse, no así de las obras del Metro, pues debajo de la librería y la pérgola pasaría la estación del Metro Bellas Artes. Esto fue calificado por el gremio intelectua­l como un “atentado contra la cultura”. La editorial se esforzó por defenderla publicando por cualquier medio lo que se decía de la librería a nivel mundial, pero no fue suficiente y fue demolida en su totalidad en 1973.

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Vista desde Bellas Artes de la “Librería de Cristal” en 1948, donde se distinguen los anuncios que daban a conocer los eventos culturales que asistirían, así como las personalid­ades que los protagoniz­arían.
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Hoy ya no existe la pérgola, sólo permance el monumento a Beethoven.

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