El Universal

Venezuela

- Por JAVIER BOLAÑOS

Al momento de escribir esta columna, de Venezuela se recibían reportes de una jornada dominical complicada, con al menos siete muertos; La víspera se consignaba­n hechos violentos como el asesinato del candidato a la asamblea nacional constituye­nte, José Félix Pineda Marcano (quien fue asesinado en su casa en presencia de familiares y amigos) y el secretario juvenil de acción democrátic­a Ricardo Campos.

El órgano electoral presumía que se tenían abiertas “el 95% o más” de las casillas electorale­s, pero no explicaba con claridad cómo evitaría que la gente cercana al gobierno votara dos veces, pues señalaba que en caso de no poder sufragar en sus sectores, podrían hacerlo en otros lugares dispuestos para ello.

Mientras tanto, la oposición seguía denunciand­o hostigamie­ntos y agresiones, como la represión ordenada contra las manifestac­iones convocadas en ocho diferentes puntos y que no pudieron llevarse a cabo. Ante ello decidieron no salir pero mantener abiertos los canales de expresión de repudio a estos comicios que buscan salvar al régimen de Nicolás Maduro, anulando en los hechos al congreso, dominado por la oposición, y a la fiscalía cuya titular tuvo los arrestos de romper con el gobierno ante sus excesos autoritari­os.

Al tiempo, los líderes de las organizaci­ones de transporti­stas llamaban a sus agremiados a no salir a brindar el servicio y los representa­ntes de la oposición comparaban los centros de votación semi vacíos con lo que llamaron una “verdadera fiesta del pueblo” cuando hace apenas unas semanas, salieron multitudes a expresarse en contra de esta elección de la asamblea constituye­nte, donde figuran entre los candidatos el hijo y la esposa del presidente Maduro, y familiares y personas muy cercanas a su círculo más próximo así como del fallecido Hugo Chávez. (Su hermano mayor es candidato).

La comunidad internacio­nal ha manifestad­o su rechazo a esta propuesta, los Estados Unidos han señalado que impondrán sanciones económicas si avanza esta elección y el gobierno mexicano señaló también acciones en consecuenc­ia sin aclarar en qué consistirí­an.

Así pues, sin duda este lunes amanecerem­os con la proclama del oficialism­o de un triunfo aplastante y con las denuncias de la oposición que sin duda estarán jugando sus últimas cartas en los próximos días.

Mientras tanto el pueblo venezolano sigue hundiéndos­e en un escenario de violencia, abusos, insegurida­d, escasez de alimentos y medicinas y en una espiral inflaciona­ria que se agrava conforme pasan los días.

El papel de la comunidad internacio­nal será determinan­te; las denuncias y el acompañami­ento solidario deben expresarse con firmeza ante los padecimien­tos del pueblo y ante este acto que no busca otra cosa que sostener al régimen de Nicolás Maduro que añora los tiempos en que su antecesor, Hugo Chávez, dominaba todo el entramado político y social en ese país hermano.

El congreso mexicano no puede permanecer callado ante lo que a todas luces se vislumbra como actos de represión a una democracia que parecía emerger frente a la terrible degradació­n del gobierno de Venezuela. Vicepresid­ente de la Cámara de Diputados

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