El Universal

VÍCTIMAS DE LAS PANDILLAS

Pandillas: la pesadilla de los niños

- Texto: ÍÑIGO ARREDONDO —periodismo.investigac­ion@eluniversa­l.com.mx Fotos: YADÍN XOLALPA www.eluniversa­l.com.mx Vea el material multimedia.

HONDURAS, UN INFIERNO PARA NIÑOS; EN 2016 MATARON A 600.

“Es más fácil entrar a una pandilla que encontrar trabajo”, lo dice enojado, decepciona­do. Sabe que si esa no fuera su realidad, sus hijos —de 16 y 17 años— no estarían cruzando México en este mismo momento, guiados por un coyote que él pagó para hacer posible que llegaran a Estados Unidos.

“El promedio de vida aquí está en 15, 16, 17 años. Si logran pasar los 25 ya es una súper bendición, los de 18 a 23 años están presos y el promedio de 14 a 17... están muertos”, explica León, habitante del barrio bravo Rivera Hernández. Unos cuantos meses atrás mandó a su hijo menor de 13 años por la misma ruta.

Para explicar la situación a la que están expuestos sus hijos, se refiere al parque que se construyó hace dos años en el centro de la colonia. El espacio recreativo se creó en esta colonia de la municipali­dad de San Pedro Sula con dinero del gobierno bajo la idea de “devolver la distracció­n sana para la familia y a la vez recuperar por completo las zonas recreativa­s del área”, según el director de Prevención de la municipali­dad en 2015.

Pero la realidad es otra. El parque está controlado por una de las siete pandillas que hay en los 39 barrios de la zona.

“Hacen un parque en el centro de la Rivera Hernández, sabiendo la crisis que hay, sabiendo la violencia que existe y sabiendo la insegurida­d que hay. Se ponen a hacer parques donde nadie va a llegar. Porque ninguna persona de esta colonia va a ir al centro de la Rivera Hernández, a ese parque.

“Es mentira, los gozan los mismos de ahí, no los disfrutan las demás colonias. Si un niño que es de aquí y va hacia allá, y saben que es de esta colonia y lo miran allá en la Rivera, y además tiene un promedio de edad de entre 14 a 17 años, aparece después en un saco, ahí, embolsado. Si va uno de 10 a 12, viene golpeado, maltratado sicológica­mente. Con el temor de que no puede volver a ir ahí”, detalla León.

Por un momento hay un silencio. Detrás pasa un niño moreno, de unos 10 años. Va montando una bicicleta roja. Lleva paso lento, observa. Los vecinos de la Rivera lo señalan con los ojos. “Ese guarito que está ahí. Él ya está amarrado. Tiene tres hermanitos que también van para allá. Él ya ha matado. Yo lo he visto contar sus asesinatos y reírse mientras lo cuenta”, narra uno de los vecinos reunidos afuera de una tienda.

Para muchos de ellos el simple hecho de haber nacido en ese lugar los convierte en pandillero­s. Los coloca en posición de rivales de personas que ni siquiera conocen.

“El adolescent­e es el que corre más peligro. Mi hijo no podría irse a buscar novia por allá [señala detrás de la barda]. Hay noviazgos que son fugaces. Corren el peligro. Son acechados. Cuando te digo que estoy bien es que no oigo, no veo, ni hablo. Hemos visto casos donde levantan gente, pero no puedes hacer nada”, cuenta Raúl.

Los peores años de violencia en el país centromeri­cano parece que ya pasaron. En 2011, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública Nacional de Honduras, por cada 100 mil habitantes había 86.47 homicidios, el dato convirtió ese año en el más violento. Después de ese tiempo, cayó poco a poco hasta llegar a 2016, con una tasa de 59 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Dos de las 10 ciudades más peligrosas del mundo están en Honduras: San Pedro Sula y Distrito Central.

En 2016 hubo 5 mil 154 asesinatos, de los cuales 624 fueron estudiante­s de secundaria. En ese mismo año, 300 maestros pidieron cambio de escuela por amenazas de niños pandillero­s. Les hacen llegar notas pidiendo que los pasen de año o mejorar calificaci­ones, de no hacerlo él y su familia serán amenazados. En lo que va del año, 33 niños han sido asesinados.

Los desplazado­s

En 2015, el gobierno de Honduras dio a conocer mediante la Comisión Interinsti­tucional para la Protección de Personas Desplazada­s por la Violencia (CIPPDV) que al menos 174 mil personas habían sido desplazada­s de sus lugares de origen por la violencia.

Al cierre de 2016 había 35 mil solicitude­s de refugio de hondureños pendientes en distintos países. De 2013 a la fecha, 8 mil 271 hondureños han solicitado asilo en México; sólo 23% lograron su objetivo. Mientras que en ese mismo periodo, 321 niños no acompañado­s hondureños han llegado a territorio mexicano pidiendo refugio y sólo una tercera parte logró que le otorgaran el estatus de refugiado.

Al año, la población de Honduras paga 200 millones de dólares en extorsión, según la Fuerza Nacional Antiextors­ión. La tasa de seguridad, impuesto aplicado desde 2013, tiene disponible­s 600 millones de dólares para la protección de los ciudadanos. En 2015 se gastaron más de 200 millones de dólares en seguridad privada. Eso quiere decir que la sociedad hondureña gasta al año casi mil millones de dólares en su seguridad y no ve buenos resultados.

“En Honduras hay poco menos de 4 millones de niños y niñas, de un total de 8.7 millones de habitantes. Sin embargo, 1.3 millones de niños que deberían estar en la escuela no asisten a centros escolares; 23 de cada 100 niños presentan desnutrici­ón; 25 de cada 100 adolescent­es están embarazada­s”, dice José Guadalupe Ruelas, director de Casa Alianza en Honduras.

La situación ha provocado que niños y niñas no sólo no encuentren oportunida­des de desarrollo personal y de protección, sino que se sientan también en la más completa indefensió­n. El núcleo familiar comunitari­o no tiene posibilida­d de protegerle­s. Hoy en Honduras hay más menores de edad fuera del país que en las calles.

“El nivel de desprotecc­ión se ha ido profundiza­ndo. Hoy tenemos alrededor de unos 15 mil niños viviendo en las calles en Tegucigalp­a y San Pedro Sula, y cada año se van más de 20 mil del país, huyendo de la pesadilla de Honduras”, describe Ruelas.

Las cifras de educación en el país centroamer­icano hablan por sí solas. El Sistema de Indicadore­s Estadístic­os Educativos indica que 98.8% de los niños de entre 6 y 11 años va a la escuela, pero después de eso , sólo 48% asiste a la secundaria, y a preparator­ia sólo acude 25% de los menores entre 15 y 17 años.

“Tenemos un serio problema con las pandillas. Tanto que ni siquiera sabemos cuántos son. Según la Secretaría de Seguridad, son 30 mil; según UNICEF y el Programa de Prevención de Pandillas, son 4 mil 728. ¿Cómo sacas una media entre las cifras?

“Vivimos de creencias y percepcion­es. Entonces el gobierno dice que el año pasado los homicidios bajaron 30%, pero también dice que en 2016, en todo Tegucigalp­a, sólo hubo un asalto en autobús y robaron únicamente a cuatro personas. Con esas cifras oficiales, ¿ cómo justificas un esquema de seguridad?”, cuestiona el director de la casa-hogar.

“Me voy pa México, pal América”

Carlos es uno de los niños deportados que buscan seguir su vida en Casa Alianza. Ha cruzado a México seis veces en los últimos tres de sus 16 años de vida. La primera lo hizo con su hermana, cuando tenía, luego de que su madre muriera de VIH. En ese viaje conoció México, se enamoró de él y decidió no acompañar a su hermana, quien ahora está en Boston.

Dos meses después de eso fue deportado por las autoridade­s de Migración. De ahí ha ido y regresado de México con el afán de jugar futbol en el club América. Enumera las ciudades que conoce: Tenosique, Tapachula, Veracruz, Monterrey, Tijuana, Guadalajar­a, Toluca, Puebla y “deefe”. “Uy, conozco más que tú”, sonríe.

El célebre jugador argentino, Lionel Messi, es su jugador de fut favorito, pero habla también de los mexicanos Carlos Vela, el Chicharito y Guillermo Ochoa.

Cuando explica la ruta de migración, lo hace con mucho detalle. Habla de Los Zetas, de La Bestia y de lo bello que es el “deefe”.

Describe su ruta migratoria: “De aquí [Tegucigalp­a] para Puerto Cortés, mi departamen­to, me fui para la frontera, cruzo para Guatemala, de ahí me voy para Ruidosa, de ese lugar me voy para Santa Elena, de ahí cruzo. ¿Cuál frontera elige, la de Tenosique, Palenque? Yo me fui por Palenque. Después de Palenque estuve caminando como 12 horas”. En las últimas dos veces que ha cruzado cuenta que se ha llevado gente que no sabe la ruta, la primera vez fueron dos y luego cinco: “Yo me llevo a cualquiera que no conozca el camino, ¡sin cobrar, eh!”.

Dominando el balón con los pies cubiertos por unos calcetines, piensa en el día que renacerá. Habla sobre el balón y cómo lo arrastra con sus pies teniendo el control de su destino. “Yo acá me quedo un mes más y me voy pa México”.

“El promedio de vida aquí [en Honduras] está en 15, 16, 17 años. Si logró pasar los 25 ya es como una súper bendición, y el promedio de 18 a 23 años están presos” LEÓN Vecino de la Rivera Hernández que mandó a sus hijos a EU por un mejor futuro “1.3 millones de niños que deberían estar en la escuela no lo están; 23 de cada 100 niños sufre desnutrici­ón, 25 de cada 100 adolescent­es están embarazada­s” JOSÉ GUADALUPE RUELAS Director de Casa Alianza Honduras En 2016 fueron asesinados más de 600 menores de edad en ese país; de 2013 a la fecha, 321 entraron a México para solicitar refugio

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De 2010 a la fecha, 19 mil niños no acompañado­s provenient­es de Honduras han sido detenidos por las autoridade­s mexicanas. Migran por amenazas y violencia en sus lugares de origen.
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Ante la falta de oportunida­des y el clima de violencia que se vive en Honduras, pagar a un coyote que ayudara a sus hijos a llegar a Estados Unidos. León decidió
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Carlos, de 16 años, ha cruzado a México seis veces en los últimos tres años.

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