Futbolista y religioso No levantó sospechas
Younes Abouyaaqoub. El marroquí tenía una vida ordinaria en Ripoll; su mamá le pidió entregarse a las autoridades
Ataviado con pantalón oscuro, camiseta a rayas y calzado deportivo, Younes Abouyaaqoub burló el jueves todos los controles de seguridad tras matar a 13 personas y herir a más de un centenar al volante de una furgoneta en pleno centro de Barcelona.
Su aspecto, que se puede apreciar en las fotografías difundidas por la policía, era el de cualquier joven de su edad, el de un chico de 22 años afincado en la localidad catalana de Ripoll que jugaba al futbol y acudía asiduamente a la mezquita.
Según El País, Abouyaaqoub nació en 1995 en Mrirt, Marruecos, y hasta el jueves llevaba una vida aparentemente normal. Nada hizo sospechar a su familia que, junto a otros jóvenes de su entorno, preparaba desde hace meses atentados de gran alcance en España.
Tras la masacre de Barcelona, la madre de Abouyaaqoub, consternada, pidió a su hijo públicamente que se entregara a la policía. “Prefiere que esté en la cárcel a que esté muerto”, explicó una prima del presunto terrorista, quien tradujo sus palabras.
En Marruecos, sus abuelos no podían creer que su nieto fuera un terrorista y pidieron perdón por lo ocurrido. “Una cosa es segura: mi nieto no terminó sus estudios aquí. Estudió en España”, dijo al rotativo el abuelo, Aqbouch Abouyaaqoub. La última vez que lo vieron fue en marzo pasado, cuando viajó a Mrirt.
El rostro de Abouyaaqoub saltó a las páginas de los principales diarios españoles un día después de los ataques, convirtiéndose en el hombre más buscado de España. La policía lo describió como una persona “peligrosa” y advirtió que podría ir armado. Las pruebas recabadas confirmaron que fue él quien condujo la furgoneta que arrolló a decenas de personas en La Rambla.