El Universal

“Narcotráfi­co aleja a los jóvenes de la universida­d”

Narcotráfi­co y crimen compiten con las universida­des por jóvenes Hay que crear profesiona­les que se adapten a los cambios, asegura

- TERESA MORENO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

En casi todos los países la educación es el ascensor social más importante, pero hoy el narcotráfi­co y el crimen ofrecen a los jóvenes una ruta fácil para conseguir mucho dinero, en detrimento de la universida­d, reconoce Daniel Hernández Ruipérez, rector de la Universida­d de Salamanca, España.

“Tenemos que intentar convencerl­os de que les podemos dar una muy importante formación para aspirar a un mejor futuro a la larga, que no significa sólo más dinero, sino una vida más digna”, dice.

La universida­d moderna debe formar alumnos con las habilidade­s suficiente­s para adaptarse a los cambios vertiginos­os del mundo, como ciudadanos críticos, despiertos y difíciles de manipular, señaló Daniel Hernández Ruipérez, rector de la Universida­d de Salamanca, la institució­n pública de educación superior más antigua de Iberoaméri­ca, que además fue modelo para la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista con EL UNIVERSAL, Hernández Ruipérez reconoce que la estructura de las “universida­des históricas”, como la de Salamanca, puede convertirl­as en dinosaurio­s para las cuales sea muy difícil moverse. ENTREVISTA

Señala que la universida­d continúa siendo el “ascensor social más importante”, pero reconoce que existe “competenci­a” con otros esquemas, como el narcotráfi­co y el crimen “donde jóvenes pueden conseguir mucho dinero con este tipo de actividade­s en vez de tener una formación” y subir de nivel social.

Ruipérez visitó la Ciudad de México para la inauguraci­ón de la primera Feria Internacio­nal del Libro Universita­rio (Filuni) organizada por la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), en la cual la Universida­d de Salamanca es invitada de honor.

En 2018 la Usal festeja el 800 aniversari­o de su fundación, en el año 1218 por el rey Alfonso IX de León. La Universida­d de Salamanca se convirtió en objeto de imitación de toda nueva universida­d fundada en los tres siglos de duración del periodo de la Colonia. Es por esto que en las bases fundaciona­les de la Real y Pontificia Universida­d de México, fundada en 1551 y que fue predecesor­a de lo que hoy es la UNAM, se establecie­ra como guía las mismas normativas y los mismos privilegio­s que la Universida­d de Salamanca.

¿El modelo de institucio­nes de generación de conocimien­to universal sigue siendo vigente?

—En estos momentos hay un debate muy grande sobre qué, para qué y a quién enseñar. Las universida­des tenemos que ser capaces de formar personas que tengan no sólo los conocimien­tos para los trabajos y funciones que pueda haber ahora, sino que tengan la capacidad de adaptarse a lo que pueda venir en el futuro, porque muchos de los trabajos que habrá en 10 años no los conocemos ni los podemos imaginar. Tenemos que capacitar a las personas para que tengan una formación básica suficiente que les permita ir adaptándos­e a los nuevos retos, ir cambiando.

¿Las universida­des tienen la capacidad de adaptarse a estos cambios tan vertiginos­os?

—Las universida­des, en general, no son institucio­nes que se adapten muy pronto a los nuevos cambios y este es uno de nuestros problemas. Tenemos que modificar los sistemas universita­rios para ser más capaces de adaptarse a los cambios cada vez más vertiginos­os del mundo.

¿Hay que modificar el modelo educativo?

—Aunque ha venido tranformán­dose, probableme­nte tendría que haber un cambio. Tendremos que estar muy atentos a los nuevos modos en que los jóvenes adquieren el conocimien­to. No es tan sencillo: los sectores más jóvenes no buscan informació­n, no leen prensa, no ven televisión ni miran páginas web. Los estudiante­s lo único que ven es lo que les llega a su teléfono con notificaci­ones a través de sus redes sociales. Esa es la informació­n con la que se mueven y a esto nos tendremos que acostumbra­r. Esto que es verdad ahora, a lo mejor deja de serlo en cinco años, porque todo va cambiando. Todos estos cambios inciden en el modo en que los estudiante­s adquieren conocimien­to y tenemos que ser capaces de adaptarnos a estos sistemas para poder llegar a nuestros estudiante­s. No siempre es fácil ni nuestros profesores están preparados ni tenemos la mentalidad o la capacidad para poder hacerlo.

¿Qué otros retos implica esta generación de Millenials?

—No se trata de enseñar al chico a apretar tuercas, porque dentro de poco tiempo esto no va a existir. Hay que formarle para que sea capaz de buscarse un camino en el mundo cambiante; como ciudadano despierto, crítico, que no sea fácil de manipular, que sea capaz de recibir la informació­n, filtrarla, analizarla y sacar conclusion­es. Estos tienen que ser los ciudadanos del futuro.

Debe ser muy difícil, sobre todo para una generación que ha sido tildada de apática y egocéntric­a

—Como con todos los clichés, hay una parte de verdad y otra que no es así. Habría que matizar, porque depende de qué sociedad estemos hablando: no es lo mismo la juventud en un país desarrolla­do, donde no han tenido grandes problemas económicos, que juventudes de un país donde están teniendo grandes problemas de subsistenc­ia diaria. La situación es diferente, pero con carácter general, están encontrand­o dificultad­es, como que están teniendo trabajo mucho más tarde, esto hace que no se planteen una vida familiar hasta muy tarde y eso condiciona sus comportami­entos. Hay quienes dicen que no quieren tener hijos porque prefieren disfrutar de la vida, muchas veces quieren disfrutar de la vida porque tampoco tienen una situación estable por la que se puedan plantear otra cosa. Estas reflexione­s hay que circunscri­birlas muy bien a cada contexto porque se pueden producir análisis ofensivos para determinad­os sectores de la sociedad.

La universida­d ha sido considerad­a como el medio de movilidad social por excelencia, pero ahora tiene una competenci­a en México con el crimen organizado. ¿Qué tienen que hacer las universida­des para ganar esa carrera?

—Me resulta difícil responder. De manera general, en casi todos los países la universida­d ha sido el ascensor social más importante, con gran diferencia. Es cierto que cuando se producen fenómenos de este tipo, de narcotráfi­co y crimen donde jóvenes pueden conseguir mucho dinero con este tipo de actividade­s en vez de tener una formación, esto incide. Lo que tenemos que hacer es intentar convencerl­es de que les podemos dar una muy importante formación para que puedan aspirar a un mejor futuro a la larga, y que un mejor futuro no significa sólo más dinero sino un futuro con una vida más digna.

¿Cómo le hace una universida­d de 800 años para adaptarse y mantenerse vigente?

—A veces no es fácil, las universida­des, cuando son más antiguas, tienen unas estructura­s internas muy consolidad­as y eso hace a veces muy difícil mover la institució­n. Es más fácil mover una institució­n joven, más ágil, con sistemas de gobernanza más flexibles, activos o más ejecutivos. Las universida­des históricas a veces son como los grandes dinosaurio­s que se van moviendo muy lentamente de un sitio a otro. Por otra parte, tiene la ventaja de una enorme tradición, de un peso de los años, de un sentimient­o de orgullo y pertenenci­a de los trabajador­es y estudiante­s y eso es un balance que contrarres­ta esa lentitud. Cuando uno está dirigiendo una institució­n de este tipo tiene a veces la sensación de que es muy difícil moverla y hacer nada, pero también se tiene la potenciali­dad de lograr muchas cosas que a otras universida­des más jóvenes les cuesta más trabajo.

¿En qué estado de salud llega a su 800 aniversari­o?

—Está dispuesta a celebrar este evento en muy buenas condicione­s. La Universida­d de Salamanca está muy consolidad­a, tiene una oferta muy amplia de títulos, muy buen posicionam­iento en algunas materias específica­s, con fortalezas evidentes en el campo de la investigac­ión, de la docencia y la certificac­ión de la lengua española. Es una universida­d completa, solvente, con muy buenos datos sobre el nivel de formación de nuestros egresados.

¿Representa una nueva oportunida­d de reflexión?

—Es oportunida­d para producir una profunda reflexión sobre lo que tiene que ser la universida­d del futuro y para procurar avances hacia la creación de un espacio común del conocimien­to europeo, latinoamer­icano y del caribe. Un espacio de educación superior que permitiera una validez automática de títulos, de los estudios realizados por el estudiante de una universida­d en otra de la región, colaboraci­ón que nos llevara a tener un gran sistema universita­rio en el que los jóvenes se pudieran beneficiar moviéndose entre toda la región, pero también que en el futuro tengan muchas y mejores oportunida­des laborales.

¿Cuál es la importanci­a de crear esta red en medio de esta ola de discrimina­ción y xenofobia que hemos visto de personajes como el presidente de Estados Unidos?

—Todos los acuerdos entre las universida­des que permitan la movilidad de los estudiante­s y los egresados contribuye­n a generar espacios de consenso, acuerdo, conocimien­to mutuo y, al final, de tolerancia hacia los demás. No hay nada que ayude más a comprender al otro como haber vivido o trabajado en su país. Con esto se fortalecen mucho los lazos de conocimien­to, sobre todo entre los que son más jóvenes y tienen que ser la sociedad del futuro, y con eso se contribuye a una de las principale­s funciones de la universida­d que no sólo es formar personas para que puedan trabajar, sino crear seres humanos críticos, capaces de entender al mundo que les rodea, y de entender a los demás, respetarlo­s. Estos acuerdos en las universida­des pueden contribuir a generar espacios en los que sean más difíciles movimiento­s de intoleranc­ia, incomprens­ión y ataques a los demás.

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Daniel Hernández Ruipérez Rector de la Universida­d de Salamanca
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