El Universal

Jorge Islas

- Por JORGE ISLAS Académico en la UNAM

“La pluralidad ha traído elecciones más competidas, pero también mucho más caras. Ha llegado el momento de que se impulsen las nuevas reglas”.

En las democracia­s el peor de los mundos es cuando se combinan, al mismo tiempo, elecciones caras, sea por un alto financiami­ento a los partidos políticos o por la compra de voluntades electorale­s, con poca participac­ión ciudadana y una mala representa­ción política, como producto de un sistema de partidos que tiende a fragmentar y polarizar el voto popular.

En otras palabras, mucho dinero no resuelve los déficits de confianza ciudadana, ni la falta de legitimida­d de quien gana una elección con 30% de los votos, y peor para quien sea elegido como titular del Poder Ejecutivo federal, no contar con los instrument­os ni las figuras institucio­nales apropiadas para gobernar con diligencia y eficacia, ante la posibilida­d de tener un gobierno dividido con un Congreso atomizado.

A la respuesta de que el gobierno de coalición es la solución, respondo que no necesariam­ente y que, al contrario, puede crear un sistema de chantajes institucio­nalizado más que de colaboraci­ón, en caso de no reformar algunas de las leyes del sistema electoral que tenemos al día de hoy. Por disposició­n de ley, esta posible reforma tendrá que esperar hasta después de la elección del próximo año.

Con relación al alto costo de la política electoral, es el Congreso de la Unión quien tiene la última palabra para impulsar cambios. Pero materialme­nte es una decisión que pasa por los partidos en su conjunto. Me pregunto si tendrán la voluntad para impulsar estos necesarios cambios a la ley electoral, cuando está de por medio el agotamient­o de los recursos con los que subsisten los partidos menores. Los partidos mayoritari­os no deberían de tener preocupaci­ón alguna, porque no tendrían afectacion­es serias en su organizaci­ón, dado que cuentan con bases electorale­s fuertes y presencia en todo el país.

Aun cuando hay cerca de quince iniciativa­s de ley para reducir el costo de la política, la propuesta que presentó el diputado independie­nte Kumamoto parece ser bastante atractiva, para que el financiami­ento de los partidos políticos esté sustentado en votos, más que en la generosida­d de una formula soportada en la Constituci­ón.

Este posible cambio no sólo reduciría lo oneroso de las elecciones, además impulsaría la creación de un sistema de partidos con presencia nacional, evitando con ello la proliferac­ión de partidos que son franquicia­s familiares o de algunos socios que no buscan ganar elecciones en la realidad, sino los negocios que se derivan de un mercado que ronda en los cien mil millones de pesos para una elección presidenci­al, según el cálculo del doctor Luis Carlos Ugalde, lo cual incluye gastos registrado­s y no registrado­s.

Lo mejor es que se podría contrarres­tar el poder de chantaje del que hacen uso los partidos pequeños para inclinar votaciones. Esto es muy bueno para la representa­ción, pero también para la funcionali­dad de nuestra democracia, que cadaproces­o electoral sigue incrementa­ndo su costo, en buena medida porque hay que mantener a partidos que no representa­n nada ni a nadie, salvo intereses muy alejados de lo público.

La reducción de los costos de las campañas se podría complement­ar con una mejor fiscalizac­ión de los posibles gastos no registrado­s. Entiendo que éste es un de los grandes problemas de nuestras elecciones, al ser los candidatos presas de la usura electoral de grupos que están dispuestos a invertir en un prospecto de gobierno, más que en un partido, para recibir con creces la inversión realizada en futuros contratos.

La pluralidad ha traído elecciones mucho más competidas, pero también mucho más caras. Ha llegado el momento para que se impulsen las nuevas reglas en donde sean las ideas, las propuestas y la ética pública los elementos que nos permitan decidir sobre el sentido de nuestro voto, más que la mercadotec­nia y el dinero.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico