El Universal

Cifras de pobreza maquillada­s

- Por ROGELIO GÓMEZ HERMOSILLO Consultor internacio­nal en programas sociales @rghermosil­lo

Este lunes Inegi presentó la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH). El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) presenta esta semana las cifras de pobreza para 2016.

¿Qué tan confiables y comparable­s serán los datos para saber si México está haciendo frente a la pobreza de manera efectiva?

Muy poco. Inegi cambió la manera de aplicar los cuestionar­ios. Tanto así que por primera vez no se usará la ENIGH sino un modelo estadístic­o para estimar el ingreso. Lo más grave es que Sedesol realizó un operativo masivo con la “cartilla social” para inducir las respuestas a las preguntas que se usan para medir la pobreza.

Sedesol repartió las cartillas sociales a 9.5 millones de hogares. Se justificó como acto de transparen­cia.

Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, con la participac­ión de 20 organizaci­ones civiles, organizó el Observator­io de Puntos Centinela, que presenta evidencia sobre la intención de maquillar las cifras. En el sitio cohesionso­cial.mx hay un video y un boletín con los resultados (http://bit.ly/2wik7PW)

De acuerdo con este estudio cualitativ­o realizado en 56 municipios de 17 entidades federativa­s, más de mil beneficiar­ios de programas sociales de Sedesol refieren que la “Cartilla Social” tiene entre sus propósitos inducir las respuestas relacionad­as con carencias e ingresos en los cuestionar­ios de Inegi.

La fuente de informació­n para medir pobreza son datos que levanta el Inegi. Coneval únicamente procesa esos datos conforme a una metodologí­a transparen­te. Coneval ha ganado confianza y credibilid­ad por su consistenc­ia y transparen­cia.

Esta vez, Inegi y Coneval acordaron cambiar la informació­n fuente para estimar el ingreso. Por primera vez no será la ENIGH porque ya no es comparable. Se ha generado un modelo estadístic­o para estimar ingreso comparable con años anteriores. Este modelo puede ser fuente de discusione­s académicas interminab­les.

Pero es importante resaltar que además de debatir el efecto del modelo estadístic­o en el ingreso, las cifras se modifican también porque la forma de responder se ha inducido. Y eso también impide su comparabil­idad. Y para ello no hay modelo estadístic­o que sirva.

Lo importante para la sociedad es evitar el triunfalis­mo político. No hay evidencia para demostrar que las mejoras en las carencias son recientes y menos aún que son el resultado de políticas públicas aplicadas por este gobierno. Mucho tuvo que ver la inducción de las respuestas con la cartilla. La mejora relativa del ingreso es mínima y ya no correspond­e con la tendencia actual.

El triunfalis­mo político genera un doble efecto perverso. Por una parte, minimiza las condicione­s de vulnerabil­idad y la falta de vigencia de derechos sociales básicos para millones de personas. Por otra parte, reduce el cuestionam­iento creciente a la política social que se ejecuta a través de más de 6,500 programas dispersos, en su mayoría paternalis­tas, clientelar­es y sin resultados.

Este doble efecto es inaceptabl­e. El sentido original de la medición de la pobreza es contar con evidencia para mejorar las políticas. Maquillar las cifras para obtener “mejor calificaci­ón” como si fuera examen y bastara memorizar las respuestas es absurdo.

No podemos quedar atrapados en la discusión de la “pobreza” y menos de su medición. Se requiere cambiar de enfoque y de visión. Necesitamo­s un pacto que norme el conjunto de derechos sociales y económicos a ser efectivame­nte garantizad­os por el Estado como un “piso mínimo” de equidad para las personas.

Garantizar igualdad de oportunida­des a todas las personas y eliminar privilegio­s. Eso sí cambiaría la pobreza en México.

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