Nos cuesta tanto olvidar... los 80
Revive la década con canciones de Mecano y otros artistas, o comprando vinilos, walkmans y chamarras
Nacho Cano tenía 18 años cuando se enamoró de la musa de sus canciones: Coloma Fernández. Era un chico como muchos otros que se la pasaba componiendo y tocando el teclado en su banda mientras esperaba alcanzar la fama.
La época eran los 80. La banda: una emergente, llamada Mecano.
En aquellos años el contexto mundial era ambivalente: mientras en España los jóvenes disfrutaban de la “movida madrileña” —movimiento de liberación tras la dictadura franquista—, Estados Unidos y la Unión Soviética mantenían las tensiones de la guerra fría.
México vivía la dualidad de celebrar un Mundial de Futbol y padecer la tragedia del terremoto de 1985; además de las convulsiones políticas de cara a las polémicas elecciones presidenciales de 1988.
El 7 de septiembre es... La historia de Nacho y Coloma es paralela a la década de cabellos esponjados y llenos de spray, chaquetas de cuero y aire rebelde. Comenzó en 1981 y terminó el 7 de septiembre de 1989.
De ahí nació una de las canciones más recordadas de Mecano (lanzada en 1991): “El 7 de septiembre”, fecha que se volvió de culto para los fans que crecieron con esta agrupación y para aquellos más jóvenes que se han identificado con sus letras.
Esta tradición se reforzó desde hace más de 10 años con la puesta en escena Hoy no me puedo levantar, bajo el soporte del propio Cano.
“Parece mentira que después de tanto tiempo rotos nuestros lazos sigamos manteniendo la ilusión en nuestro aniversario”, versa un fragmento de la canción que se incluye en la obra. Lo mismo sucede con la década, mantenemos la ilusión, ya sea por la música, la moda, los acetatos y hasta los juguetes clásicos.
En 2017, todos esos recovecos ochenteros siguen ahí, aguardando para quienes los buscan. En QUÉ HACER decidimos tomar esta fecha como pretexto para recordar todo aquello que enamoró a una generación.
Hicimos un recorrido por la ciudad que inició con la adaptación mexicana de Hoy no me puedo levantar, para continuar por una tienda especializada en vinilos, casetes y tornamesas —en donde incluso venden los famosos walkman—, y otra más en ropa vintage.
También hay espacio para la nostalgia en la música local que sonaba en la radio (Timbiriche y Caifanes), además de otros íconos que te harán decir: aunque la década se acabó hay algo vivo en ese amor.