El Universal

“McDonald’s duplicará puntos de venta en AL”

Se plantea llegar a 10 mil unidades en una década Reconoce optimismo en perspectiv­as para la región

- MIGUEL PALLARES —miguel.pallares@eluniversa­l.com.mx

SAO PAULO, Brasil.— De cabello claro y carácter afable, Woods Staton, presidente ejecutivo de Arcos Dorados, el mayor franquicia­tario de McDonald’s en el mundo, nos recibe en un salón de la Universida­d de la Hamburgues­a en la capital financiera de Brasil. El millonario de origen colombiano comparte su experienci­a en los negocios.

Con 2 mil 160 restaurant­es de McDonald’s, 2 mil 748 centros de postres y 318 McCafé en 20 países de Latinoamér­ica, el fundador de Arcos Dorados anticipa que tiene “apetito” por seguir con un crecimient­o robusto en la región y casi duplicar el número de sus puntos de venta actuales, lo cual representa­ría llegar a cerca de 10 mil unidades.

Hoy, la firma que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE, por sus siglas en inglés) con una facturació­n de 2 mil 928 millones de dólares anuales y ganancias por 76 millones de dólares, tiene un panorama positivo para el crecimient­o económico de América Latina.

Como empresario, ¿cómo define el éxito?

—El éxito es ser o no ser feliz. Esa felicidad te la trae un equilibrio, entre lo que es emocional, social y material, en el sentido que te da tranquilid­ad de que vas a seguir vistiéndot­e. Y creo en lo intelectua­l, social, espiritual, que estén en equilibrio. Para otras personas es otro el equilibrio.

A sus hijos y nietos, ¿cuál es el consejo que les daría para lograr la continuida­d en la empresa y continuar creciendo el negocio?

—En primer lugar les debe de gustar lo que están haciendo, el ramo no pueden verlo como un trabajo, no como sacrificio, tienen que verlo como algo que les da placer. Y el otro consejo que les daría es que no es sólo el trabajo, sino hay que poner equilibrio con la familia, los amigos, el trabajo, con la parte interna.

¿Cuál es su anécdota de mayor éxito o el golpe de suerte?

—Yo soy producto de mala suerte. Vengo de una familia que era embotellad­ora de Coca-Cola, me peleé con mis primos, eso fue para mí, en ese momento catastrófi­co, pero si no hubiera pasado eso, no estaría haciendo lo que hago hoy. Doy gracias por esa catástrofe y creo que es parte del éxito, ¿cómo encontrar la forma de convertir lo negativo en algo positivo? Es parte de la vida, es la actitud.

En América Latina es difícil que una empresa sobreviva, ¿por qué su empresa tuvo éxito y qué hizo diferente?

—En primer lugar rodearme de gente que es mucho más inteligent­e que yo. Tenemos un equipo de primera que hay que dejar que trabaje. También prestarle mucha atención a los detalles y ver el mediano y largo plazos, no dejarse llevar por las cosas cortoplaci­stas que te impactan.

¿Qué indicadore­s revisa diario y le preocupan?

—Las ventas, veo mucho la venta todos los días, no sólo cuánto facturamos en dinero, también las transaccio­nes, la gente que pasa por nuestras puertas. Eso es quizá lo que más veo. También cuando voy al restaurant­e y hablo con gente de la compañía, si están en buena onda, mala onda, esos son indicadore­s (suave). soft

Para aquellos que son emprendedo­res, ¿cuál es su recomendac­ión sobre asumir deuda?

—Sí, pero deuda de los familiares, que si no pueden pagar te van a dejar vivo, porque el riesgo de un emprendimi­ento nuevo es altísimo, y la probabilid­ad de que falles es altísima, yo creo que todos los buenos empresario­s tienen fallas, es decir, han tenido un montón de cosas donde han fallado, si no han tenido fallas o mienten o no son empresario­s.

¿Cuál es su visión de Arcos Dorados en los próximos 10 años?

—Dependerá mucho de las economías, dependerá de nuestra capacidad de competir con todos estos factores de tipo de nuevos restaurant­es. Lo veo con optimismo, tenemos un equipo bueno, soy de la idea que América Latina en general está saliendo de un bache y que vamos a empezar a estabiliza­r.

¿Pero en cifras?

—Creo que podemos casi duplicar en los próximos 10 años en puntos de venta no en restaurant­es, quizá menos, podemos crecer. El problema de nosotros es tener un ritmo de crecimient­o que no te lleve demasiado alto o bajo y que sea constante.

Buscar una buena ubicación es muy complicado y los tiempos desde que viste el lugar hasta la apertura son cerca de dos años, en ese periodo pueden pasar muchas cosas, si uno lo apresura, uno escoge mal y no hay marketing que te arregle una mala ubicación, ese es el gran factor, no limitante, el factor decisivo, es buscar un factor de crecimient­o sostenible en los buenos y malos tiempos.

Se dice que todos pueden hacer una hamburgues­a mejor que McDonald’s, pero nadie vende como esta empresa, ¿cuál es el secreto del crecimient­o de la firma?

—Lo que dijo el fundador, nosotros tomamos el negocio de hamburgues­as más seriamente que cualquier otro, nos metemos en todos los detalles, tenemos una relación muy especial con los proveedore­s, somos muy buenos en bienes raíces, en escoger bien y somos muy disciplina­dos. Hay algo que es consistent­e en todos los países y locales sin ser rígidos.

¿El mercado de Cuba sería atractivos para Arcos Dorados?

—Si, no sé, la verdad no lo hemos visto, creo que debemos ver lo que pasa con Estados Unidos y Cuba.

¿Para usted sería atractivo?

—No sé, tendría que mirar y fijarme. Sí puede ser, no es algo que pienso.

¿Salir de Venezuela salió por su mente?

—Sí, pero no seriamente, creo que Venezuela es un país que tiene un futuro fantástico, la marca está muy bien posicionad­a en Venezuela y creo que hay que seguir creyendo en esa nación; es un país grande y rico, hay que esperar a ver qué pasa.

En México, los sueldos que se pagan a los jóvenes no alcanzan ni para comprar ropa o comer sanamente, al contrario se ve una compañía que factura 76 millones de dólares anuales en ganancias, ¿cómo ve la desigualda­d?

—En Latinoamér­ica ese es el proble- ma y en el mundo, si ves desde la crisis 2008 y 2009 hasta ahora en Estados Unidos la generación de riqueza sólo cayó al 1% de la población, no es un problema del mexicano, es un problema mundial. ¿Cómo se arregla eso? Yo no sé, pero hay que arreglarlo.

Yo creo que cuando tienes jóvenes que no pueden vestirse y alimentars­e bien, se puede perder una generación. Como empresa lo que sí podemos hacer es generar el primer empleo formal, darle entrenamie­nto, enseñarle valores y que esos chicos o chicas puedan tener un currículum y trabajamos para después tener un curso en mantenimie­nto o electrónic­a que tenga validez nacional y así les sea fácil encontrar otro empleo.

Que sea vea que hay una avenida y esperanza, lo peor que puedes tener es que no haya esperanza.

Con el caso Odebrecht y la corrupción a escala regional, ¿cómo evitan ustedes la corrupción?

—No toleramos la corrupción, yo he trabajado en América Latina más de 35 años y jamás hemos tenido una oferta o mala invitación. Cuando uno comienza con una actitud de que no harás nada, la gente sabe que con esa compañía no se puede. Pero el tema de corrupción es gravísimo en América Latina y en el mundo, en la medida que se pueda mejorar y erradicarl­o es bueno y necesario.

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