El Universal

Una veladora para Fátima

- Héctor de Mauleón @hdemauleon demauleon@hotmail.com

Hay historias que duelen más.

El pasado viernes 7 de septiembre, policías del Estado de México encontraro­n el cuerpo sin vida de Fátima, una joven de apenas 15 años de edad.

Los policías no lograron precisar, a simple vista, la causa de su muerte. No había señales graves de “violencia exterior”, aunque una nota indicó que “se apreciaban huellas de golpes en la cara, por tener laceracion­es en ambos pómulos y barbilla”.

Fátima estaba vestida y calzada. Llevaba tenis blancos, pantalón azul de mezclilla y una blusa roja con bordados de la Universida­d La Salle. Era alumna de preparator­ia del plantel Condesa. Acababa de ingresar hacía solo unas semanas.

Una sudadera gris le cubría la cara parcialmen­te. Sus asesinos la habían abandonado al lado de un canal de aguas negras, entre basura y yerbajos. Tenía las manos atadas por la espalda. No había indicios de que la hubieran privado de la vida en el sitio en donde abandonaro­n su cuerpo: la esquina de Río de los Estados y Río San Joaquín, en la colonia El Salado, municipio de la Paz.

Ese viernes, Fátima salió de su domicilio en la colonia Providenci­a, de la delegación Gustavo A. Madero, acompañada por su padre. Eran aproximada­mente las 5:30 de la mañana.

El hombre declaró que antes de abordar su vehículo un hombre con pasamontañ­a y pistola se acercó a él. Lo obligó a tirarse a al piso. Le ordenó que no volteara. Luego le susurró que debía juntar cinco millones de pesos.

El padre alcanzó a ver que varios hombres se llevaban a su hija en un auto.

El secuestro fue reportado a través de redes sociales. Este es el mensaje, tal como se publicó:

“Buenos días amigos por favor nos pueden apoyar el día de hoy a las 5:30 fue secuestrad­a la niña Fátima “N” de 15 años en la delegación Gustavo A. Madero le fue arrebatada a su papá en el momento en que salían de su casa en la colonia providenci­a les suplicó puedan compartir. Cabello corto Ojos café claros Tes morena clara”. Unas horas más tarde, los familiares de la joven denunciaro­n los hechos ante la Fiscalía Antisecues­tro de la procuradur­ía capitalina.

Cerca de las 11:30 de la mañana se recibieron dos llamadas. Eran las llamadas para el pago de rescate, pero eran llamadas muy extrañas.

En la primera, un hombre exigió cinco millones de pesos. En la segunda, solo 150 mil.

Quienes llamaron dijeron que tenían secuestrad­a a la muchacha. El padre pidió que se la pasaran. Ninguno de los sujetos lo hizo.

Es probable que para entonces Fátima estuviera muerta.

Al poco tiempo se recibió una llamada al C2 de la policía municipal de La Paz. Refería que una joven con uniforme de La Salle estaba muerta sobre la carpeta asfáltica.

Las autoridade­s de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México indicaron que el cuerpo no presentaba huellas de tortura o violación. De acuerdo con una nota, se abrió una carpeta de investigac­ión por feminicidi­o.

Los secuestrad­ores siguieron llamando a la familia de la víctima. Hasta que la nota que informaba del hallazgo del cuerpo apareció en los diarios.

Entonces volvieron a llamarle al padre de la joven para decirle: —Ya no te vamos a marcar. Las cámaras de vigilancia de la Ciudad de México revelaron la trayectori­a de dos vehículos. La procuradur­ía capitalina y la fiscalía general del Edomex han iniciado “un intercambi­o de informació­n y la aplicación de inteligenc­ia conjunta”.

Los secuestrad­ores se desplazaro­n de la Gustavo A. Madero al municipio de La Paz. En algún punto de esa ruta Fátima murió. Tenía 15 años. Solo 15 años. Hay historias que duelen más. Su muerte no debe quedar impune.

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