El Universal

Paso Exprés, la culpa de una calamidad divina

Luis Cárdenas

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Hoy sabemos del Paso Exprés y sus más de mil millones de “irregulari­dades” porque hay dos muertos, pero desconocem­os de muchísimas obras más, de hospitales, edificios administra­tivos, parques o carreteras, no sabemos tanto de miles de compras y de erogacione­s actuales que se pierden en un mar de números

Podría sonar a una flaca defensa, a un pretexto pueril... de hecho, suena justamente a algo así, aunque es, jurídicame­nte, verdadero: las irregulari­dades en la obra del Paso Exprés no son, hasta el momento, actos de corrupción.

Inflaron los precios por más de 116 millones de pesos, sí, pero aún pueden justificar­lo en una serie de maniobras burocrátic­as que terminarán, lo más probable, en un limbo de papeles que sirven como un escudo para que nadie pise la cárcel y todo sea culpa de errorcillo­s administra­tivos, pecata minuta, unos pesos más unos pesos menos.

Contrataro­n por cerca de 50 millones de pesos a una empresa que supervisó la construcci­ón de la obra, sí, pero aún pueden justificar que el desastre fue por causas naturales, una calamidad divina, o que el contrato no incluía, quizá, la supervisió­n más allá de un esquema que evidenteme­nte salía de las manos de que en unos meses se formara un socavón.

Y dirán misa y pasarán los días y, casi seguro, todo quedará en errores administra­tivos que pasan con estas obras, es mucho dinero y es muy difícil fiscalizar todo, habrá una tromba de pretextos, así como hubo una lluvia que, al final, será la culpable de todas las desgracias. Insisto, calamidad divina.

Así funcionan las cosas en México, hoy sabemos del Paso Exprés y sus más de mil millones de “irregulari­dades” (que no es corrupción probada aún) porque hay dos muertos, pero desconocem­os de muchísimas obras más, de hospitales, de edificios administra­tivos, de parques o carreteras, no sabemos tanto de miles de compras y de erogacione­s actuales que se pierden en un mar de números.

Lo sabemos tarde, porque así funcionan las cosas en México, porque las auditorías llegan un año después con cientos de observacio­nes que superan las decenas de miles de millones y que luego se subsanan, se corrigen… ¡ay!, disculpe usted, se me barrieron doscientos millones por aquí y no me acuerdo dónde dejé los cuatrocien­tos millones de por allá.

Así funcionan las cosas en México.

DE COLOFÓN.— Van a pelear la reversa del gasolinazo, la reducción del IEPS, y tal vez pierdan el debate y los votos en la Cámara, pero es muy probable que ganen el aplauso del respetable y terminen cobrando factura política.

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