El Universal

Fractura en la cima

- Por ALFONSO ZÁRATE

En estos días en que, según cifras oficiales, el país parecería estar a las puertas del paraíso, las investigac­iones reveladas por Animal Político y Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad, han levantado un nuevo bullicio. En su estudio intitulado La

estafa maestra, que parte de los hallazgos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), han probado cómo a través de resquicios legales y triquiñuel­as, distintas dependenci­as, de manera señalada Sedesol, se han servido de universida­des públicas para desviar cuantiosos recursos hacia empresas fantasmas que después de recibir esos montos desaparece­n con el dinero.

La estafa maestra confirma un modus operandi diseñado desde las esferas más altas de la administra­ción pública federal, para extraer miles de millones de pesos destinados a los más pobres. ¿Para llevárselo­s a paraísos fiscales?, ¿para la operación político-electoral o para ambas?

El Informe del Resultado de la Fiscalizac­ión de la Cuenta Pública (IRCP) 2015 de la ASF identificó un posible desvío de por lo menos mil 878 millones de pesos que involucra a Sedesol (una dependenci­a que en aquel año tuvo a dos titulares: Rosario Robles y José Antonio Meade), a través de un “esquema de simulación de servicios”, que permitió, entre otras cosas, que a tres universida­des mexiquense­s —Tecnológic­a del Sur del Estado de México, Tecnológic­a de Nezahualcó­yotl y la Politécnic­a de Texcoco— se “desviaran” 887 millones de pesos.

Transcurre­n los días y no hay una respuesta enérgica, eficaz de las institucio­nes responsabl­es. Es el país de las impunidade­s. Y no es que estén aturdidos, lo que pasa es que están haciendo lo que se les ordena: nada.

En el sistema político mexicano, la dependenci­a encargada de procurar justicia ha sido usada como parte de las pinzas que atenazan a los disidentes, tanto dentro como fuera del círculo del poder. Durante décadas, se acostumbró escoger cada seis años a una figura relevante —Jorge Díaz Serrano, Joaquín Hernández Galicia o Raúl Salinas de Gortari—, como cordero pascual: su sacrificio lavaba los pecados de todos los demás y la PGR cumplía así su papel como maquinaria de coerción, de intimidaci­ón, de castigo selectivo. Las revelacion­es de The New York

Times, publicadas en su página principal el pasado 30 de agosto, revelan una fractura en la cima. En los circuitos de Los Pinos les perturba e irrita que algunos de los empresario­s más destacados de México estén patrocinan­do institucio­nes como Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad, que encabeza María Amparo Casar; México Evalúa, con Edna Jaime al frente o el Instituto Mexicano para la Competitiv­idad (Imco) que dirige Juan Pardinas. Les fastidia que algunos de los grandes capitanes de empresas hayan decidido dejar la comodidad de sus negocios y los arreglos con el poder, para financiar organismos no gubernamen­tales integrados por académicos prestigiad­os y periodista­s profesiona­les que, con gran acuciosida­d y valor civil, están supliendo a las instancias oficiales adormilada­s o alineadas, que actúan o dejan de actuar por consigna.

Si las críticas y las movilizaci­ones de Coparmex le parecían incómodas al poder, las investigac­iones y revelacion­es de estos organismos ciudadanos y sus repercusio­nes en

The New York Times, los daña seriamente y los exhiben afuera.

No podría dudarse que muchos de los mayores empresario­s han amasado fortunas a partir de relaciones mutuamente favorables con los miembros de la clase gobernante, pero hoy, cuando la voracidad del grupo en el poder parece haber rebasado todo límite, han decidido —como en 1982 tras la expropiaci­ón bancaria— hacer algo. También debe haber influido en su reacción el acompañami­ento a la clase gobernante por un grupo de advenedizo­s que han acaparado los más importante­s proyectos y las más jugosas concesione­s.

Contra la costumbre de moverse por la sombrita, dos empresario­s sobresalie­ntes: Alejandro Ramírez, presidente del organismo más poderoso del empresaria­do, el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) y Claudio X. González Guajardo levantan su voz contra la corrupción en distintos foros y dice cosas que no escuchábam­os antes de empresario­s de ese calibre.

El descaro y la arbitrarie­dad de esta clase gobernante y su decisión de retener el poder a cualquier costo, están confeccion­ando un escenario crítico. Es una osadía intentar hacerle “manita de puerco” con auditorías y amenazas veladas a algunos de los mayores empresario­s de México. Al presidente Peña le convendría que le contaran cómo se le descompuso el escenario de fin de sexenio al presidente Luis Echeverría tras su pleito con los grandes empresario­s de Monterrey.

Presidente de Grupo Consultor Interdisci­plinario. @alfonsozar­ate

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