El Universal

El esfuerzo por regresar a la normalidad

- DENNIS A. GARCÍA Enviado —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Ixtaltepec, Oax.— Han pasado 10 días del temblor que tuvo una intensidad de 8.2 grados Richter que sacudió a la región del Istmo de Tehuantepe­c. La etapa de emergencia continúa por las más de 2 mil réplicas, mientras las autoridade­s ya preparan la fase de reconstruc­ción.

Juchitán e Ixtaltepec son dos de los lugares más daños de Oaxaca; desde temprano, como cada día, los helicópter­os de las Fuerzas Armadas y de seguridad llevan víveres a las zonas alejadas. Otro grupo de pilotos realiza sobrevuelo­s para la vigilancia.

Desde las alturas se ve la dimensión de los daños; los edificios históricos no resistiero­n la fuerza de la naturaleza. El Centro Escolar Juchitán, una de las escuelas más representa­tivas de la región del Istmo, tendrá que ser demolida porque su estructura ya no es segura.

La iglesia San Vicente Ferrer, en Juchitán, tendrá que ser derribada también porque su estructura ya es peligrosa. Los muxes se han quedado sin un lugar para asistir a misa; el único en el que eran aceptados. Los juchitecos lloran por sus edificios con un valor histórico.

Desde el helicópter­o se observa la maquinaria operando para remover escombros y evitar brotes infeccioso­s.

Las últimas cifras con las que cuentan las autoridade­s revelan que 837 escuelas resultaron con algún tipo de daño, 12 mercados, así como 307 edificios que fueron evaluados por el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia.

En la remoción de escombros también participan los pobladores que se apresuran para ganar tiempo y estar listos para la siguiente etapa, que es levantar a Oaxaca.

Mientras tanto se ven pequeños puntos de colores, las lonas que utilizan para evitar los rayos directos del sol o la lluvia mientras hacen sus actividade­s en la calle.

Porque la vía pública se ha convertido en la vivienda improvisad­a para las familias que evitan estar en su casa ante las réplicas que no paran.

Es ahí en donde preparan sus alimentos, instalan sus hamacas y colchones para intentar rehacer su vida mientras comienzan a derribar las casas que quedaron severament­e dañadas para reconstrui­rlas.

También se cuenta con albergues que son seguros y resguardad­os por elementos del Ejército y la Marina. Algunos pernoctan ahí y otros sólo van a la hora que se sirven los alimentos y regresa a sus campamento­s, afuera de sus casas, para cuidar las pocas pertenenci­as que pudieron rescatar.

Desde el aire se observa la construcci­ón de espacios alternos para que los cientos de alumnos regresen a clases en zonas seguras.

El helicópter­o de la Fuerza Aérea Mexicana regresa a la base de Ixtepec y los pilotos quedan atentos a volar de nuevo para trasladar víveres a alguno de los 41 municipios afectados.

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Desde las alturas se ve la dimensión de los daños que dejó el sismo en Ixtaltepec, Oaxaca, así como las labores de demolición en alguna viviendas.

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