El Universal

Lucran con su cuerpo, aunque se arriesguen

Personas son conejillos de Indias para probar medicament­os Venden su cabello para hacer pelucas y así obtener dinero

- ALEJANDRA RODRÍGUEZ, ROCÍO MUNDO Y ABIGAIL SAUCEDO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Miles de personas en México recurren todos los días a su cuerpo, a alguno de sus órganos e incluso a las secrecione­s que producen para obtener recursos para sobrevivir o tener ingresos extra que necesitan para cumplir sus sueños. Esta actividad puede ir desde la venta de cabello, hasta ser conejillo de Indias para probar medicament­os que aún no salen a la venta, aunque implique poner en riesgo su vida.

Soy voluntario. Víctor González despertó a las 06:00 en punto con su catéter en el brazo, está listo para asearse y llegar a tiempo a que midan sus signos vitales por última vez.

A las 08:00 horas, sin retraso, le extraerán los últimos dos o tres tubos de sangre, y luego recibirá su último almuerzo para regresar a casa. Después de 15 días, un mes o tres volverá a pasar por este proceso para cobrar su cheque. Víctor es voluntario en pruebas de bioequival­encia. En éstas, los medicament­os genéricos son probados en seres humanos, luego de haber hecho pruebas en animales. “Es un requerimie­nto de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios [Cofepris] para el registro de un medicament­o genérico”, afirma Diego Ávila, directivo en Cecyc Pharma, uno de los centros que realizan este tipo de procedimie­ntos.

La Cofepris regula a las clínicas en las que se aplican los estudios y les realiza auditorías cada dos años. La Norma Oficial Mexicana NOM-177-SSA1-1998 señala: “Los voluntario­s deben ser clínicamen­te sanos, tener entre 18 y 55 años, estar a 10% más o menos del peso ideal y no deben tener antecedent­es de drogadicci­ón ni de abuso de alcohol, café, tabaco o bebidas de cola”.

Se les deben realizar pruebas de gabinete antes de cada estudio. A Víctor se las han hecho decenas de veces desde que decidió obtener dinero de esta forma a los 20 años, cuando era estudiante y lo necesitaba para su educación. Se propuso como voluntario en CIF-BIOTEC de Medica Sur, que cerró sus puertas este año. “Ahí nos atendían bien. Siempre que entrabas a un estudio te daban un neceser con cosas muy finas”, recuerda.

La primera vez que asistió fue para experiment­ar con un fármaco para tratar la esquizofre­nia. “Tuve muchas náuseas”, recuerda, pero resistió, porque si vomitaba lo hubieran expulsado del estudio por “tirar” el medicament­o. Las personas que participan en las pruebas son remunerada­s en función del riesgo y del tiempo que inviertan en el estudio. A Víctor le han pagado desde 2 mil 100 y hasta 5 mil pesos. En el país, el pago máximo es de 10 mil pesos, en Europa llega a ser de hasta 60 mil pesos. En México hay 24 unidades clínicas que realizan estudios de bioequival­encia. Existen 16 mil 163 voluntario­s registrado­s que participan en ellos. “Esto se hace por necesidad. No creo que nadie que no lo necesite vaya a arriesgar su salud”, dice Víctor.

A cambio de un mechón. En México, el boom por la compra-venta de cabello natural inició hace cinco años, por ello cada vez más mujeres se interesan en vender su pelo. Entre mil y 4 mil pesos es lo que se ofrece en la estética Extensione­s de cabello 100% naturales, ubicada en la colonia Roma. El establecim­iento se dedica desde hace 14 años a la comerciali­zación de cabello natural. El pago depende del largo, el peso, la tonalidad y el nivel de cuidado del cabello. Norma González es la propietari­a y contacta en Facebook a personas interesada­s en vender su cabello.

Trabajó en la estética Stars Hair Extensions, ahí “les aseguran que no se caerán las extensione­s, pero al usar pegamento, el cabello queda quebrado y se cae”, recuerda. Aunque la regulación de la compra-venta de cabello en nuestro país es inexistent­e, el negocio de Norma se apega a los criterios de salubridad que pudieran aplicar en la venta de las extensione­s, que van de los 5 mil hasta los 20 mil pesos.

La garantía que la propietari­a da a quienes les pone extensione­s es de cinco años si quienes lo usan no lo tiñen, y de dos a tres años si lo hacen. El cabello también se usa para hacer pelucas oncológica­s. Sin embargo, su proceso de elaboració­n es de aproximada­mente mil pesos. Las fundacione­s que promueven la donación de cabello recurren a sitios como el de Norma para vender el excedente de pelo donado, así obtienen ingresos para hacer pelucas. Este texto es parte de la oferta informativ­a relacionad­a con temas de salud y bienestar que EL UNIVERSAL pone a su disposició­n a través de su nuevo sitio especializ­ado:

www.ElBotiquin.mx, a partir de hoy lunes 18 de septiembre.

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Las personas que participan en las pruebas de bioequival­encia son remunerada­s en función del riesgo y del tiempo que inviertan en el estudio. En México el pago máximo es de 10 mil pesos, pero en Europa llega a ser de hasta 60 mil pesos.

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