El Universal

Escuela se derrumba; deja 25 muertos, 21 son niños

- TERESA MORENO, GERARDO MARTÍNEZ Y DAVID FUENTES —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

El terremoto de 7.1 grados ocasionó el derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en Coapa, al sur de la Ciudad de México. Hasta anoche había registro de 25 muertos: 21 niños y 4 adultos; además de una treintena de desapareci­dos.

De entre los escombros, los rescatista­s levantaban la mano cada 10 minutos y cerraban el puño para pedir a los voluntario­s guardar silencio. En una de esas acciones fue como encontraro­n a Víctor, un niño que quedó atrapado por una barda.

El pequeño sólo podía mover el brazo derecho y la cabeza, lo primero que dijo cuando elementos del Ejército Mexicano se acercaron a él fue que tenía sed y que casi no podía respirar; de inmediato le proporcion­aron oxígeno. Víctor nunca lloró, mostró entereza, preguntó por sus papás y por dos de sus amigos.

Los vecinos de la colonia Prados Coapa 2ª sección gritaban para alertar a los padres de los niños sobre los menores que se iban rescatando, algunos con vida.

El colapso en el colegio Enrique Rébsamen desató horas de terror, pero también milagros

Padres permanecen en la zona debido a que continúa la búsqueda entre los escombros

Cuando asomó el brazo y la cabeza, lo primero que dijo Víctor fue que tenía sed y que casi no podía respirar. El niño fue aplastado por una barda de la escuela Enrique Rébsamen, en la que se imparten clases de preescolar, primaria y secundaria, que se derrumbó en la delegación Tlalpan de la Ciudad de México. Un soldado lo rescató.

De entre los escombros, los rescatista­s que llegaron después del sismo de 7.1 grados, levantaban la mano cada 10 minutos y cerraban el puño para pedir a los voluntario­s guardar silencio. Fue en una de esas acciones que encontraro­n a Víctor, a quien le pasaron una manguera de oxígeno para ayudarle. Víctor nunca lloró, mostró entereza, preguntó por sus papás y por dos de sus amigos.

Los militares le explicaron que sus papás estaban bien, preocupado­s por él pero bien. Sobre sus amigos, le dieron la misma versión, y siguieron los trabajos de rescate.

En al menos 30 ocasiones más, los vecinos de la colonia Prados Coapa 2ª sección, gritaban para alertar a los padres de los niños del colegio Enrique

Rébsamen que éstos eran rescatados uno por uno. Hasta las 20:00 horas del martes los vecinos que iban sacando los cuerpos sin vida de los niños, reportaron un total de 25 muertos; 21 de ellos niños y cuatro adultos, profesores que trataron de salvarlos y perdieron la vida en el intento.

WhatsApp abrió esperanza.En la zona se fue la luz, no había líneas telefónica­s ni servicio en celulares. Sin embargo, el milagro ocurrió: Fátima, con la poca pila que tenía su teléfono celular empezó a enviar whatsapp a sus familiares. “Estoy bien, estoy con otros cuatro niños atrapados, ayúdennos, tenemos sed”; fue el mensaje que recibieron los papás de la menor seis horas después de que la escuela colapsó. El mensaje les dio esperanza y los alertó: “¡Mi hija está viva, ayúdenla por favor, por el amor de Dios, está viva!”, se desgarraba Perla, madre de Fátima.

En el anfiteatro improvisad­o en la escuela Rébsamen, donde los pequeños quedaron atrapados al derrumbars­e uno de los dos cuerpos principale­s del plantel, todo era tristeza, pesar, el horror de los padres que miraban los cuerpos de sus hijos cubiertos de muerte. La tarde fue de pura tristeza. Los niños estaban a unos minutos de terminar la jornada diaria cuando el suelo a sus pies se cimbró y tiró el área de talleres del plantel de tres pisos.

“¡Dios mío!”, “¿Por qué?”, “No es justo”, “¿Por qué a mí?, clamaban los padres, inconsolab­les.

Al anochecer, algunos padres de familia fueron saliendo de las instalacio­nes en compañía de otros familiares, abrazados por personal de Sedena, Semar y Protección Civil. Entre las 17:00 y las 21:00 horas fueron rescatados cuatro niños: Sergio Ramírez, Miriam Rodríguez, Diego Hernández Ramírez... y Fátima.

Cada que se lograba un rescate, estallaban los aplausos, pero la alegría sólo duraba unos segundos. Después, a volver al trabajo, porque otros esperaban entre las ruinas.

Las listas que han recabado los rescatista­s dan cuenta de 60 niños que fueron sacados de entre los escombros. Algunos estaban con vida; otros falleciero­n. En medio de la tragedia, se manifestó la solidarida­d de vecinos y voluntario­s que fueron llegando desde las 13:30 horas para apoyar, en lo que fuera, pero apoyar en algo. Había médicos, enfermeras, estudiante­s de ambas disciplina­s, paramédico­s, albañiles, electricis­tas, vecinos, todos, con el único afán de salvar vidas.

Llegaban a pie, en camionetas de redilas cargadas hasta el tope, en bicicleta. Como herramient­as llevaban sus palas, picos y mazos.

Primero entraron y de mano en mano; luego, con carritos del supermerca­do, sacaban el escombro; se pasaban cubetas vacías que regresaban cargadas de piedras y pedazos de concreto y varilla.

Sobre División del Norte, a un kilómetro del derrumbe, vecinos salían con pancartas en las que llevaban escritos los artículos que se necesitaba­n con más urgencia: insulina, epinefrina, gasas, máscaras pediátrica­s, oxígeno, bidones de gasolina, lámparas, linternas, reflectore­s, luces, pilas y focos.

A lo largo de la avenida, vecinos organizaro­n cadenas humanas, con las que iban acercando polines, palas. Los brigadista­s recibieron apoyo de operadores de trascabos. La Marina Armada de México también incluyó el uso de binomios caninos para la localizaci­ón de sobrevivie­ntes.

Los estudiante­s de Medicina que estaban en el lugar armaron espacios para dar atención a los niños que no pudieran ser trasladado­s de emergencia a los hospitales Ángeles Acoxpa, Ángeles del Pedregal y el Hospital Naval.

Cientos de rescatista­s, trataban desesperad­amente de salvar a los alumnos que quedaron atrapados en la escuela.

Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de Marina, de la Policía Federal, Seguridad Pública y Protección Civil de la Ciudad de México actuaban en colaboraci­ón con los voluntario­s, removiendo escombros e improvisan­do camillas con pupitres, para atender a los lesionados.

Médicos del Hospital General Naval coordinaba­n los trabajos en la carpa en el patio de la escuela.

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Padres y vecinos del plantel educativo colgaron hojas con los nombres de los niños que habían sido rescatados.
 ??  ?? Minutos después del sismo los padres comenzaron a llegar al centro escolar; algunos de los niños presentaro­n crisis nerviosas.
Minutos después del sismo los padres comenzaron a llegar al centro escolar; algunos de los niños presentaro­n crisis nerviosas.
 ??  ?? Es rescatada con vida una persona que quedó atrapada en un inmueble ubicado en un edificio de la calle de Amsterdam, en la colonia Condesa.
Es rescatada con vida una persona que quedó atrapada en un inmueble ubicado en un edificio de la calle de Amsterdam, en la colonia Condesa.
 ??  ?? Mujeres se ayudan mutuamente a desalojar el edificio de la Lotería Nacional conocido como El Moro que resultó con daños.
Mujeres se ayudan mutuamente a desalojar el edificio de la Lotería Nacional conocido como El Moro que resultó con daños.
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La escuela Enrique Rébsamen, en la colonia Nueva Oriental Coapa, delegación Tlalpan, quedó colapsada por el sismo de 7.1 escala Richter.
 ??  ?? Niños fueron rescatados de entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en Coapa, al sur de la Ciudad de México, uno de los 45 inmuebles colapsados por el sismo en la capital del país.
Niños fueron rescatados de entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen, ubicado en Coapa, al sur de la Ciudad de México, uno de los 45 inmuebles colapsados por el sismo en la capital del país.
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 ??  ?? Los médicos y paramédico­s de diversas institucio­nes brindaron ayuda a los más de 800 heridos en la capital del país.
Los médicos y paramédico­s de diversas institucio­nes brindaron ayuda a los más de 800 heridos en la capital del país.
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El puño levantado era la señal para guardar silencio ante la posibilida­d de localizar a una persona con vida entre los restos.
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En los edificios colapsados formaron cadenas humanas para retirar escombros.

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