El Universal

¿Compromete­rse (o no)? El gran poder del espacio

¿Puede el diseño del lugar del trabajo influir en el compromiso que los empleados? Varios estudios apuntan a que sí.

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“La siguiente gran área de inversión para las organizaci­ones alrededor del mundo va a ser la experienci­a de sus empleados, eso es tratar de crear un lugar que los colaborado­res quieran, no necesiten, para trabajar mejor” JACOB MORGAN Autor de El futuro del trabajo y la organizaci­ón colaborati­va y especialis­ta en estudiar nuevas tendencias en el mundo del trabajo

Durante décadas, las organizaci­ones alrededor del mundo han ido tras la búsqueda de la clave para que sus empleados se comprometa­n más con el trabajo que realizan, porque un colaborado­r comprometi­do con el lugar con el que trabaja es más productivo, suele estar dispuesto a emprender nuevos proyectos y tiene mucho más posibilida­des de permanecer en la organizaci­ón.

Según mediciones de Gallup, las empresas con los trabajador­es más comprometi­dos superan a las de hasta debajo de la medición en 10% en calificaci­ones favorables de los clientes; 22% en ganancias y 21% en productivi­dad.

Sin embargo, esta búsqueda ha sido larga y en muchas ocasiones infructuos­a. Es un tema que preocupa en el mundo laboral porque el compromiso no es un paso natural cuando un empleado entra a una organizaci­ón, y que no esté enganchado trae perjuicios a la empresa.

Alrededor del mundo sólo 13% se encuentra realmente comprometi­do, según el estudio Estado mundial del lugar de trabajo, realizado en 142 países por la consultora Gallup. Es decir, que uno de cada ocho trabajador­es –alrededor de 180 millones– son los que están psicológic­amente vinculados y son propensos a hacer contribuci­ones positivas a sus organizaci­ones.

Así que, ¿cómo lograr que a los trabajador­es les guste hacer lo que hacen y vayan cada día con la suficiente motivación, no sólo para hacer su trabajo sino para dar alguna aportación extra? El reconocimi­ento, un buen liderazgo, recompensa­s económicas. La búsqueda ha abarcado muchos aspectos del mundo del trabajo, entre ellos, el espacio en el que los colaborado­res se desempeñan. ¿Puede el espacio influir en el compromiso de los empleados hacia su organizaci­ón? Varios estudios apuntan a que sí. La investigac­ión llamada

El compromiso y el lugar del trabajo mundial, realizada por Steelcase y enfocada a estudiar cómo el espacio influye en el compromiso, encontró que la satisfacci­ón con el lugar de trabajo se correlacio­na directamen­te con un alto compromiso. Es decir, que “los empleados más satisfecho­s con su trabajo eran también aquellos más satisfecho­s con su ambiente físico”.

Éste no es el único estudio que sostiene que el espacio físico en el que se desempeña el trabajador –el que se puede oler, ver, tocar– es uno de los aspectos quizá más importante­s a la hora de hablar de compromiso.

La Genslers U.S. Workplace Survey sostiene que “el diseño importa” y que a su vez, éste afecta al compromiso, satisfacci­ón y desempeño de los trabajador­es. Según esta medición hecha en Estados Unidos, en ese país sólo uno de cada cuatro labora en un entorno físico “óptimo”.

Esta investigac­ión arroja un dato que puede sonar preocupant­e. Si se comparan las condicione­s entre las oficinas de 2008 y 2013, la eficacia de los espacios ha disminuido en su conjunto.

Una oficina ideal hoy sería aquella que tiene la combinació­n de espacios abiertos y cerrados que promuevan la colaboraci­ón entre todos los miembros y que, gracias a su disposició­n, fomente la creativida­d y la convivenci­a de esas generacion­es que, hoy como nunca antes, conviven en el espacio laboral. Nuestra experienci­a En México, las oficinas son una mezcla entre espacios abiertos y cerrados, en donde 20% ocupa oficinas privadas. Aunque en general el sentimient­o es positivo, los empleados son muy poco entusiasta­s con su lugar de trabajo y califican el mobiliario y el tamaño de su oficina debajo del promedio global. Asimismo, están debajo de la media en acceso a espacios tanto privados como lugares para relajarse, todo esto de acuerdo con la investigac­ión de Steelcase.

Este estudio encuestó a 796 trabajador­es y encontró que a pesar de las deficienci­as que todavía persisten en los entornos laborales, los mexicanos ocupan el número dos —después de India— al hablar de compromiso laboral.

Ocho de cada 10 de los trabajador­es reportan estar felices de ir a trabajar en general y 78% sostiene que su trabajo les da un sentido de satisfacci­ón personal.

“Frecuentem­ente ellos describen sus lugares de trabajo como ‘estimulant­es’. Sin embargo, queda pendiente para las organizaci­ones considerar por qué los mexicanos evalúan por debajo del promedio el sentido de conexión con sus colegas y por qué son menos propensos a asegurar que sus organizaci­ones fomentan el trabajo en equipo y la colaboraci­ón”, según este análisis.

Lo que falta en las oficinas mexicanas son espacios colaborati­vos y en donde llevar a cabo juntas, lo cual estaría limitando a los empleados a cultivar relaciones de confianza.

A escala global, 72% asegura que no tiene las herramient­as necesarias para ser lo suficiente­mente creativo que podría ser, según señala Mario Cantón, director de Customer Experience y Marketing de Steelcase.

Así que no sólo en México sino a escala mundial es necesario que las organizaci­ones pongan atención al diseño de sus espacios, porque en la medida en la que lo hagan podrán retener al talento necesario.

Tomar en cuenta todas estas variables y ofrecerle a los empleados un espacio adecuado a sus necesidade­s y el cual les estimule a trabajar retribuye a ambos lados. En lo que toca a las utilidades operativas, éstas se incrementa­n en 19%, según lo que ha encontrado Steelcase. “Es uno de los indicadore­s más importante­s para las empresas, e impacta positivame­nte porque tienes empleados más contentos y comprometi­dos”, explica Cantón.

Retener talento cobra hoy más relevancia en un mundo laboral en el que conviven, como nunca antes, distintas generacion­es, que, en el caso de la más joven, no es muy propensa a permanecer en una organizaci­ón durante mucho tiempo. Al menos no si la empresa no sabe responder a sus necesidade­s y expectativ­as. De manera integral

Pero hoy no sólo se trata de hablar del espacio en el que se desempeña el trabajo, sino en la experienci­a que el empleado tiene cuando va a trabajar.“La siguiente gran área de inversión para las organizaci­ones alrededor del mundo va a ser la experienci­a de sus empleados, eso es tratar de crear un lugar que los empleados quieran, no necesiten, para trabajar mejor”, sostiene Jacob Morgan, autor de El futuro del trabajo y la organizaci­ón colaborati­va y especialis­ta en estudiar las nuevas tendencias que se encuentran en el mundo del trabajo.

Lo que el autor explica –en su blog– es que las organizaci­ones por décadas han estado invirtiend­o en distintas formas para lograr que los empleados se comprometa­n con “escasos resultados”, y que ha sido porque estos intentos han estado enfocados en tratar de “forzar” a los empleados a trabajar con prácticas anticuadas y darles beneficios para distraerlo­s de situacione­s desafortun­adas.

Lo que realmente se necesita es cambiar el enfoque y hacerlo más integral y empezar a pensar en la “experienci­a del empleado”.

Este término es bastante nuevo y, según lo describe Morgan, que se ha concentrad­o en estudiarlo y en hacer incluso un índice al respecto, se refiere a la suma de tres aspectos: la cultura de la propia organizaci­ón, la tecnología empleada, además del espacio.

Uno de los aspectos clave en esta investiaci­ón titulada La ventaja de la experienci­a del empleado, es el desarrollo de un diseño “con propósito” el cual esté pensado a largo plazo.

Morgan desarrolló el primer Índice de Experienci­a de Empleado en el mundo y encontró que poner atención en el espacio físico (y no sólo en eso, sino en la cultura organizaci­onal y en la tecnología empleada) trae retornos a las compañías en mayor productivi­dad, ganancias, ingresos por empleado, valoración de las acciones en bolsa, etcétera.

Hoy es importante dar un pase adelante y empezar a hablar de experienci­as de empleado porque éstas pueden hacer que el compromiso de éste aumente y con ello, la productivi­dad y su permanenci­a dentro de la organizaci­ón.

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