Nadie vio los 53 millones de Anaya
Por las manos de tres notarios públicos pasaron los papeles de compra-venta de la nave industrial que el presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya, vendió en 53.7 millones de pesos a una empresa que fue creada sólo un mes antes y que se constituyó con un capital social de 10 mil pesos. La notaria pública número 31 de Querétaro, Estela de la Luz Gallego Barredos, dio fe, en julio de 2016 de la creación de la empresa que compró en agosto el inmueble. Esa misma notaria protocolizó la venta en 53.7 millones. Al parecer, nunca le causó alguna suspicacia la transacción. El notario público 8 de Zapopan Jalisco, Salvador Cosío Gaona, formalizó en septiembre la cesión de los dueños originales de la empresa al nuevo socio mayoritario. Tampoco le generó ninguna duda que los propietarios de la empresa constituida en julio cedieran dos meses después las acciones a otra persona. Y mención aparte merece el notario 29 de Querétaro, que en sólo unas horas expidió un acta notarial en la que convenientemente se omite mencionar la fecha de la protocolización en la que los primeros dueños le entregaron sus acciones de la empresa al nuevo dueño. Todo indica que lo más normal del mundo es que empresas con pequeñísimos capitales se hagan de grandes activos que valen millones. ¿Simulación para beneficio de la clase política?