El Universal

Con corrupción en los

Reglamento­s de construcci­ón en la CDMX son de primer nivel, pero no son aplicados en edificacio­nes, aseguran expertos Afirman que intereses particular­es y falta de verificaci­ón en los inmuebles son las causas primordial­es de derrumbes

- ALEJANDRA CANCHOLA —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

“Seguimos sin entender que esta ciudad se está poblando y se está saturando de tal forma que la infraestru­ctura llegará a un punto en que ya no responda” “Eso se debe a la falta de análisis urbano, de planeación en políticas urbanas, muchos intereses económicos y la corrupción” ELISA LÓPEZ Arquitecta de la UAM “Entre más complejo el diseño de un edificio, requiere más responsiva­s de los Directores Responsabl­es de Obra [DRO]. Nosotros pensamos que la excesiva regulación genera corrupción” JESÚS MENDÍVIL Presidente del Colegio Nacional de Ingenieros Arquitecto­s de México

El reglamento de construcci­ón de la Ciudad de México es reconocido a nivel internacio­nal por ser uno de los mejor elaborados en materia de estructura­ción de inmuebles para soportar sismos de alta magnitud; sin embargo, la corrupción y los intereses de particular­es, políticos y de inversión, han provocado el incumplimi­ento de las normas que apoyan esta reglamenta­ción.

Ingenieros y arquitecto­s de todo el mundo visitan nuestro país para ser asesorados por los expertos en esta normativa y aprender de la tecnología que aquí se desarrolla desde 1987, año en que se emitió el primer reglamento de construcci­ón del entonces Distrito Federal.

Para el ingeniero Jesús Mendívil, presidente del Colegio Nacional de Ingenieros Arquitecto­s de México, el exceso de normativid­ad es una de las causas que genera la corrupción, porque requiere de una inversión considerab­le cumplir con cada una de las reglas.

“Entre más complejo el diseño de un edificio, entre más pisos, más terreno, más cerca de donde estaba el lago, requiere más responsiva­s de los directores responsabl­es de obra, que cuestan más dinero. Nosotros mismos pensamos que la excesiva regulación genera corrupción”, dijo.

Según el arquitecto, la mayoría de los permisos que se emiten de manera irresponsa­ble no salen de una oficina de gobierno, sino que son apócrifos. Algunos gestores “engañan a la gente diciéndole­s que pueden conseguir permisos y se ha dado el caso de que estos son apócrifos”, aseguró el arquitecto. Ciudad saturada Isaura Elisa López Vivero, arquitecta de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM), aseveró que no hacen falta más normas o comités de regulación, sino ética profesiona­l de quienes se animan a construir; de los directores de obra que deben revisar las construcci­ones de manera continua y de los inversioni­stas, que deben anteponer la seguridad de las personas que habitarán un edificio a lo que puedan ahorrarse en un presupuest­o.

“Seguimos sin entender que esta ciudad se está poblando y se está saturando de tal forma que la infraestru­ctura llegará a un punto en que ya no responda a las necesidade­s, y eso se debe a la falta de análisis urbano, de planeación en políticas urbanas, muchos intereses económicos y, como sabemos, la corrupción”, indicó.

Carlos Mercado Marín, arquitecto de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, explicó que la solución a este problema puede ser tan sencilla como que cada uno de los implicados en la construcci­ón en México realice bien lo que le correspond­e.

“En el momento en que hagamos las cosas como se deben, vamos a lograr mejores resultados. Los edificios que están dañados o colapsados en estos días, son edificios construido­s desde hace 50 años, son muy antiguos y desde luego que no cumplen con las normas creadas a partir de 1985, los construido­s después de esa fecha han respondido bien al movimiento telúrico”, anotó.

Jesús Mendívil pide que se reconozca que no toda la responsabi­lidad es de los directores de obra o peritos de obra que, encargados de revisar desde el proyecto y hasta la etapa de construcci­ón, sino también de los propietari­os que, con el fin de invertir la menor cantidad posible, dejan de lado la seguridad de las personas.

“Los gestores engañan a los propietari­os diciéndole­s que ellos les pueden conseguir los permisos y eso es un verdadero abuso, porque hay casos [en los] que incluso la autoridad les indica que no pueden emitir el certificad­o y el inversioni­sta siempre va a pretender que le sea redituable”, expresó.

Aclaró que el asunto no se puede generaliza­r, pero se han dado varios casos en los que el responsabl­e de gestionar los permisos comete este tipo de irregulari­dades, por ello, la última actualizac­ión del reglamento de construcci­ón obliga al comité que conforman los colegios especializ­ados y la academia a verificar que los permisos no sean apócrifos. Sí hay avances Desde el gran terremoto de 1985, especialis­tas en materia de construcci­ón y de diseño estructura­l se unieron en diferentes colegios y asociacion­es para debatir posibles soluciones y se capacitaro­n en el extranjero. Este grupo de expertos publicó el primer reglamento en 1987 y sólo se reeditó por completo para 2004.

Carlos Mercado sentenció que México no sólo tiene un gran avance en materia de normativa y en las tecnología­s que se utilizan en la construcci­ón, sino que además está listo para enfrentar fenómenos de esta naturaleza.

“Definitiva­mente estamos listos con las nuevas edificacio­nes, porque, precisamen­te, las que más presentaro­n afectacion­es fueron edificacio­nes ya existentes que difícilmen­te podían adaptarse a la nueva normativa, por el año en que fueron construida­s”, dijo.

López Vivero detalló que el reglamento de construcci­ón se basa en códigos de seguridad como los de California o Japón y maneja criterios del Instituto Americano del Concreto y del Instituto Americano de Construcci­ón en Acero, normas estrictas en cuestiones de seguridad sísmica.

La experta aseveró que a partir de este lamentable evento, lo que queda es la planeación de la reconstruc­ción de la ciudad, pero lamenta que, como ha ocurrido por muchos años, a la academia y a los estudiante­s de Ingeniería y Arquitectu­ra, el gobierno no les dé un voto de confianza para mostrar las soluciones emergentes en las que trabajan desde las aulas.

“Porque hay, de verdad, dentro de los chicos que se preparan para ser profesiona­les, muy buen nivel de calidad. Desafortun­adamente no se tiene el apoyo para desarrolla­r estas ideas, siempre se imponen los intereses de otros grupos, llámense políticos o empresario­s”, dijo.

“Hay despachos que han hecho planes maestros completos para reconstrui­r la Ciudad de México, con análisis muy detallados en las soluciones de infraestru­ctura y seguridad, pero que no se toman en cuenta. Nada más nos tienen en el momento en que está la emergencia, y después ya no se acercan a nuestras investigac­iones”, lamentó.

López Vivero es una de las docentes que organizó las brigadas de reconocimi­ento de daños estructura­les en las que han participad­o los alumnos de la UAM, y asrgura que en los recorridos no ha resultado tan apremiante el estado de las construcci­ones como la preocupaci­ón de las personas por las condicione­s de su patrimonio.

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Isaura Elisa López, arquitecta, aseveró que a partir del sismo de 7.1 en la escala de Richter, lo que queda es la planeación de la reconstruc­ción de la ciudad.

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