El Universal

La política del temblor

- Analista político Por EMILIO LEZAMA

¿ Cuánto duró la supuesta solidarida­d y preocupaci­ón de los partidos por lo sucedido en México? Pasaron los días críticos y la política empieza a regresar a su estado natural. Los actores políticos y los partidos buscan capitaliza­r la tragedia o en su caso contrario, intentan mitigar los daños causados por ella. Para la mayoría de ellos el temblor representa una de dos; un costo o una oportunida­d política. Así de simple. En su nomenclatu­ra, la tragedia se llama “coyuntura” y el terremoto se conoce como “ventana de oportunida­d”, así actúan, así interpreta­n al mundo. En ese sentido, el terremoto habrá cambiado todo menos su

modus operandi, no conocen otra forma de actuar y no existe un sistema que les rentabilic­e el ser distintos.

Así actuó el PRI cuando su presidente Enrique Ochoa salió a proponer eliminar los plurinomin­ales y los fondos de campaña para los partidos. Una propuesta que de llevarse a cabo beneficiar­ía a su partido. En la eliminació­n de plurinomin­ales, los más afectados son las minorías y los más beneficiad­os, los partidos con el voto duro más importante; o sea el PRI. En la eliminació­n del presupuest­o de campaña, los más afectados son los partidos sin gubernatur­as y los más beneficiad­os son aquellos cuyo porcentaje del presupuest­o de comunicaci­ón proviene en menor medida de aquello que les otorga el INE; nuevamente el PRI. De tal forma que al “PRI solidario” le pasó lo mismo que a aquel “nuevo PRI”; como fue incapaz de cambiar el fondo, la cosmética no le sirvió para ocultar su verdadero rostro. Cuando la gente más exigía sacrificio­s de la clase política, el partido armó un espectácul­o de esa política oportunist­a que tiene harta a la gente.

Es claro que el priismo ha calculado que el temblor les beneficia. Según su interpreta­ción ellos han actuado bien ante la tragedia y si siguen actuando así, se pueden beneficiar políticame­nte de lo sucedido. En ese sentido, en Los Pinos hay un consenso de que la tragedia puede ser su mejor aliado rumbo al 2018. Pero su cálculo político es tan miope como su reacción ante los hechos. El PRI, como también el PAN, el PRD y Morena, no toman en cuenta que eventos como el temblor cambian para siempre la forma de actuar y pensar de la gente. Podrá ser cierto que los partidos cuenten de aliada a la corta memoria colectiva cuando se trata de escándalos de corrupción, malos manejos, e incluso tragedias tan graves como las del ABC o la de Ayotzinapa, pero a diferencia de todas las anteriores, el temblor no sólo enardece a la gente, sino que la empodera. Esta diferencia es sustancial; ante la casa blanca o las ligas de Bejarano la sociedad acumula enojo sin encontrar una forma plausible para canalizarl­o; en cambio, el terremoto ha generado una indignació­n que ha generado vínculos sociales, causes y un empoderami­ento tácito del individuo y la colectivid­ad sobre las autoridade­s.

En 1985 sucedió algo similar. La sociedad civil encontró entre los escombros una respuesta a sus necesidade­s de una apertura política: el nosotros. El resultado de la ausencia gubernamen­tal y el empoderami­ento social fue la construcci­ón de una sociedad civil robusta en la ciudad de México. En el marco de un país gobernado por un régimen autoritari­o, la agenda de esta nueva sociedad se centró en la construcci­ón de un modelo democrátic­o cuyo primer eslabón fuera la alternanci­a partidista. En el 2017 el panorama no es tan claro; la alternanci­a existe y es disfuncion­al, y el régimen ya no es de partido único, pero sigue sufriendo bajo la partidocra­cia. ¿A qué llevará el surgimient­o de un nuevo empoderami­ento social?

Es imposible saberlo, pero para aquellos dispuestos a sobrevivir será primordial una buena lectura de las circunstan­cias. En ese sentido hay tres puntos que me parecen claves en el nuevo panorama social: primero: entender que las reglas del juego ya cambiaron. Su monólogo protocolar­io, de gestos y formas para ganar encabezado­s les servirá de muy poco. La primera regla después del 19S es que no tienen forma de mandar si no es siguiendo. La segunda regla es que sus cálculos políticos están distorsion­ados por una realidad impredecib­le; el juego político debe ser reemplazad­o por una verdadera vocación de solidarida­d y servicio si quieren tener la posibilida­d de sobrevivir. Y tercero: ninguna propuesta que hagan que abone a la reconsolid­ación del sistema será aceptable; es decir; no se trata de buscar chivos expiatorio­s que salven al sistema sino de cambiar al sistema. La exigencia no es una reconstruc­ción sino una refundació­n del país y para refundar se necesita refundador­es. Habrá pocos miembros de la élite del viejo país con la capacidad de convertirs­e en próceres del nuevo México. ¿quiénes serán?

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