El Universal

Linchamien­to, crimen al alza

En cuatro años se registraro­n en México más casos que en los 24 años previos. En los primeros cinco meses de 2017 se registró un total de 142

- Texto: CLAUDIA FLORES Fotos: OMAR CONTRERAS

Miguel y su hermano Josué caminaban por un tianguis en la colonia Real de Tultepec, en el Estado de México. Se acercaron a una señora. Le habían echado el ojo para quitarle celular y bolsa. Miguel, quien había consumido drogas poco antes, fue el encargado de intimidarl­a: “¡Déme su celular!”, le gritó entre amenazas.

Los dos muchachos, de entre 25 y 30 años, despojaron a la mujer de sus pertenenci­as y se echaron a correr, mientras ella pedía ayuda desesperad­a. Miguel y Josué intentaron escabullir­se entre los puestos y la gente, pero no habían pasado ni 20 minutos cuando la gente los tundía a golpes.

“Ni intentamos defenderno­s. Nos tiraron al piso y nos hicimos ‘conchita’. Solamente nos cubrimos la cara mientras nos golpeaban”, relató Miguel.

Una patrulla que llegó al lugar detuvo a la turba y les salvó la vida. Fueron trasladado­s al Reclusorio Sur, en Xochimilco.

La mujer sólo pudo reconocer a Josué, quien sigue preso, esperando su proceso por robo. Miguel, quien contó la historia, está libre.

Crecen casos

México vive una crisis de linchamien­tos, dice Raúl Rodríguez Guillén, profesor del departamen­to de Sociología de la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM) Azcapotzal­co. Los números parecen confirmarl­o.

De 1988 hasta 2012, en México se cometieron 366 linchamien­tos (consumados y en tentativa), de acuerdo con un recuento hemerográf­ico de Rodríguez Guillén. Encontrar números oficiales, afirma, es lo menos complicado.

La cifra del especialis­ta indica que en esos 24 años se cometieron 15.25 linchamien­tos al año, poco más de uno por mes.

De 2012 al 1 de junio de 2017, el recuento subió la cifra en 376 linchamien­tos. En otras palabras, en los últimos cuatro años y cinco meses se habrían cometido más linchamien­tos en el país que en los 24 años previos. Y las cosas cada vez se ponen peor.

En los primeros cinco meses de 2017, los datos de Rodríguez Guillén dan cuenta de 142 linchamien­tos, más de 28 al mes. El fenómeno se concentra en siete estados: Estado de México, Puebla, Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Morelos, además de la Ciudad de México.

Esta expresión de justicia por mano propia se asociada, afirma, con los siguientes delitos: Robo, 50%; atropellam­ientos y otros accidentes viales, 16.2%, y violación, abuso policiaco, asesinato y secuestro, entre 6% y 7%.

Ausencia de autoridad

La gente lincha a los ladrones simplement­e porque asume que si los entregan a las autoridade­s quedarán libres y sin castigo, dice Rodríguez Guillén: “Las ejecucione­s y los linchamien­tos se pueden analizar como expresión de la violencia social localizada. Grupos de colonos organizado­s ejercen violencia frente a situacione­s o condicione­s que ponen en riesgo los principios de convivenci­a pacífica”, escribe en su ensayo Violencia Social, publicado recienteme­nte en la revista El Cotidiano.

Esta acción violenta cuestiona a la autoridad y aunque sea de forma momentánea, intenta restituir esa figura a través de la violencia, porque los límites sociales fueron rotos.

Al linchar a un infractor, de acuerdo con el especialis­ta, la gente lincha de manera simbólica a la autoridad.

El linchamien­to es considerad­o como homicidio doloso (intenciona­l) y si alguien fuera encontrado culpable de cometerlo, podría alcanzar una pena de entre 40 y 50 años de prisión, de acuerdo con Gabriel Regino, ex subsecreta­rio de Seguridad Pública de la Ciudad de México.

El asunto es que los linchamien­tos prácticame­nte nunca se castigan; es decir, es muy raro que una o varias personas sean procesadas por ese delito.

Las razones

En México más de 90% de los delitos no se castiga, adicionalm­ente, en los linchamien­tos se generan complicida­des entre ejecutores y autoridade­s que transforma­n ese delito en un secreto, agrega Rodríguez Guillén.

René Jiménez Ornelas, académico de la UNAM y miembro del Instituto de Investigac­iones Sociales de la UNAM, coincide. Los linchamien­tos prácticame­nte nunca se denuncian: “Las personas involucrad­as no lo hacen porque tomaron la justicia por su propia mano. Las autoridade­s, por su parte, prefieren dejarlo así, en secreto, de tal manera que no solamente no se registran los casos, sino que no se denuncian”, dice.

El más reciente linchamien­to en México ocurrió el 28 de septiembre pasado. Pobladores del municipio poblano de Los Reyes de Juárez, arrebataro­n a la policía local a un joven a quien acusaban de robar bicicletas.

La turba llevó al joven, identifica­do como Moisés Peralta Reynoso, de 26 años, a unas calles de distancia de la comandanci­a. Lo golpearon por varios minutos hasta que desde la multitud salieron cuatro disparos que hicieron blanco en el muchacho. Murió en el lugar.

Poco después, el pasado 17 de agosto, un grupo de personas golpeó a un presunto ladrón de 22 años quien, según testigos, asaltaba a usuarios y vendedores que llegaban a la Central de Abastos, en la Ciudad de México. Lo mataron a golpes.

Poco antes, en Tehuacán, Puebla, el 6 de julio de 2017, fue linchado un presunto delincuent­e que según los pobladores, era el responsabl­e de una ola delictiva. La gente enardecida entró a la casa del sujeto apodado El Pepino, lo golpearon, lo rociaron con gasolina y finalmente le prendieron fuego.

Hasta ahora no se sabe que ninguna autoridad de Puebla o de la Ciudad de México haya detenido a algún presunto responsabl­e de cualquiera de esos linchamien­tos.

Según los especialis­tas, reducir el número de linchamien­tos en el país implicaría un ataque frontal de las autoridade­s contra el delito y un mejoramien­to notable en la procuració­n de justicia que reduzca la impunidad. Ambas demandas ocupan desde hace mucho los primeros lugares entre las prioridade­s del país.

Regino asegura que a ninguna autoridad de los tres niveles de gobierno le interesa atender el tema o intentar ponerle solución.

La situación en los estados

Según Guillén, de 1988 a 2016, el número de casos de linchamien­to (consumados y en tentativa) en la Ciudad de México fue de 64; Puebla registró 101, y el Estado de México, 191.

Le siguen Morelos y Oaxaca con 39 sucesos cada uno; Chiapas con 22; Tabasco, 20; Veracruz con 19 y Guerrero, 16.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico