El Universal

Francisco Madrid F.

El turismo: ¿la cara amable de la relación Estados Unidos-México?

- Director de la Facultad de Turismo y Gastronomí­a de la Universida­d Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

La semana pasada tuvo lugar un inédito encuentro entre la embajadora de los Estados Unidos en nuestro país, Roberta S. Jacobson, e integrante­s del Comité Consultivo del Consejo Nacional Empresaria­l Turística (CNET) orquestada a iniciativa del presidente de este organismo cúpula del sector turístico, Pablo Azcárraga Andrade.

Ciertament­e, desde la perspectiv­a mexicana estamos acostumbra­dos a escuchar la importanci­a del turismo para la vida nacional pues genera 8.7% del PIB, aporta 3.6 millones de empleos (informació­n del Observator­io Laboral de la Styps) y es uno de los tres principale­s rubros en cuanto a aportacion­es netas a la Balanza de Pagos (9.3 miles de millones de dólares en 2016). México es el octavo país más visitado en el mundo y el 14º por lo que se refiere al ingreso de divisas.

En contraste, existe un conocimien­to más limitado de la importanci­a del turismo para Estados Unidos, con una economía mucho más robusta y diversific­ada; en todo caso, la contribuci­ón no es menor, pues el turismo representa casi 3% del PIB, genera 5.3 millones de empleo directos (contando los indirectos se totalizan unos 8 millones) y constituye el principal rubro de exportacio­nes de servicios aportando 82 mil millones de dólares netos a la Balanza de Pagos, lo que por cierto es el mayor superávit en Balanza Turística de cualquier economía del mundo. Estados Unidos es el segundo país más visitado y el primero en ingresos turísticos internacio­nales.

Desde la perspectiv­a mexicana, Estados Unidos representa para México el principal mercado internacio­nal, aportando 62.8% de las llegadas aéreas (enero-julio 2017). En 2016 se registraro­n 9.6 millones de turistas aéreos de Estados Unidos a México; asimismo, cerca de 90% del total de turistas internacio­nales y alrededor de 80% de los ingresos provienen de dicho país. En los primeros siete meses de este 2017 se reporta un aumento de 11.8% en la llegada de turistas estadounid­ense por vía aérea.

Del otro lado, México es el segundo mercado más importante para Estados Unidos (24.8% del total de turistas internacio­nales) con una tendencia creciente de participac­ión; se estima un flujo anual de 18.7 millones de turista con una derrama económica estimada por Brand USA de unos 17.5 miles de millones de dólares. A diferencia del comportami­ento ascendente de los viajes de los norteameri­canos a México en 2017, en los primeros 4 meses del año la demanda mexicana hacia el vecino país del norte se ha contraído en 4.9%.

Con estos datos como antecedent­es la reunión referida se llevó a cabo bajo un espíritu plenamente constructi­vo y con una amplia apertura a la colaboraci­ón. En dicho tono, la embajadora estadounid­ense manifestó su preocupaci­ón por la insegurida­d y por las consecuenc­ias de los recientes sismos; del lado mexicano se manifestó la inquietud por las alertas de viaje y los efectos que estas pueden tener sobre los flujos turísticos, reconocién­dose que los mecanismos que hoy sigue el gobierno estadounid­ense para la emisión de estos anuncios son más transparen­tes, se realizan en consulta con las autoridade­s mexicanas, son más precisos en cuestión geográfica y tienen una vigencia temporal. Me parece un gran avance la disposició­n a revisar las alertas sin esperar su vencimient­o en caso de contarse con evidencia contundent­e de cambios en la situación reportada.

Los participan­tes en el encuentro coincidier­on en las oportunida­des de crecimient­o que se siguen identifica­ndo para el turismo de ambos países, especialme­nte de cara al nuevo acuerdo bilateral aéreo; de igual forma, es factible el fortalecim­iento en la integració­n de una región más integrada en lo turístico, con acciones como la operación del primer aeropuerto binacional (Tijuana).

Tal vez el turismo no es la única cara amable en la relación bilateral entre ambas naciones, pero, sin duda, su contribuci­ón es fundamenta­l en la construcci­ón de la integració­n entre ambos países, pues no solo tiene un importante efecto positivo por la derrama económica y los beneficios sociales que de ella se derivan para las dos partes, sino que la naturaleza propia del intercambi­o turístico está asociada con la relación entre personas que en sus viajes son capaces de entender de mejor manera a sus anfitrione­s y, ¿por qué no?, a partir de ese mejor conocimien­to mostrar apertura y comprensió­n para un beneficio mutuo, a contracara de los vientos de cerrazón e intoleranc­ia que caracteriz­an los tiempos actuales.

Tal vez el turismo no es la única cara amable en la relación bilateral, pero, sin duda, su contribuci­ón es fundamenta­l en la construcci­ón de la integració­n entre ambos países

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