El Universal

No al financiami­ento privado

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Registré en los libros de contabilid­ad 12 millones de dólares para el candidato a gobernador,” declaró el contador de Los Zetas, Juan Carlos Hinojosa, en el juicio que durante 2013 tuvo lugar en la ciudad de Austin, Texas, en contra de Francisco Colorado Cesa, responsabl­e de lavar cantidades enormes de dinero para ese grupo criminal.

El gobernador al que hizo referencia ese testigo era Fidel Herrera Beltrán, quien gobernó el estado de Veracruz entre 2004 y 2010.

José Luis Abarca Velázquez realizó aportacion­es importante­s para la campaña del gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero. Financió también, con recursos propios, el total de gastos para su campaña como presidente municipal de Iguala.

Hoy José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, cargan con varias acusacione­s penales relacionad­as con narcotráfi­co, asesinato y desaparici­ón forzada.

En investigac­ión encomendad­a por el Comité Ejecutivo del PRD al senador Pablo Gómez sobre el señor Abarca y su esposa, se concluye como “algo por entero anómalo” que el financiami­ento a la campaña del ex presidente municipal se haya realizado exclusivam­ente con recursos privados.

Rodolfo David Dávila Córdova, operador del Cártel de Juárez, conocido como El

Cónsul, aportó dinero a las tarjetas bancarias utilizadas por el PRI durante la campaña presidenci­al del 2012 (Monexgate). El aporte económico quedó registrado ante el entonces Instituto Federal Electoral.

El candidato panista al gobierno de Coahuila en 2017, Guillermo Anaya, fue también acusado de lavar dinero mediante el uso de tarjetas de nómina financiada­s con recursos privados ilegales.

La Fiscalía Especializ­ada para la Atención de Delitos Electorale­s (Fepade) continúa investigan­do a varios candidatos a gobernador que participar­on el pasado 4 de julio de 2017 porque pudieron haber usado recursos de procedenci­a ilícita relacionad­os con el narcotráfi­co. La Fepade concentra esfuerzos en el Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz.

Juan Armando Hinojosa Cantú aportó importante­s recursos para la campaña presidenci­al de Enrique Peña Nieto. Durante la presente administra­ción sus empresas han obtenido obras por un valor superior a los 50 mil millones de pesos. Se trata de un volumen nunca antes observado en su trayectori­a.

Anuar y Luis Maccise fueron también donantes para la campaña de Enrique Peña Nieto en el 2012. A partir del año siguiente Nutriwell, una empresa de su propiedad que vende alimentos procesados, se convirtió en una de las principale­s proveedora­s para los desayunos escolares que proporcion­a el sistema DIF. En lo que va del sexenio se calcula que logró ventas al gobierno por más de mil millones de pesos.

La diputada Eva Cadena Sandoval recibió dinero de un grupo de empresario­s para financiar la campaña de Morena en el estado de Veracruz. La PGR persigue a esta legislador­a por haber captado y ejercido recursos sin reportar a la autoridad electoral.

En 2004 el constructo­r Carlos Ahumada financió campañas del PRD a través de los operadores René Bejarano y Carlos Ímaz. Antes y después de esos generosos donativos obtuvo contratos millonario­s del gobierno de la ciudad de México.

Se termina el espacio asignado a esta columna, pero no la colección amplísima de casos donde recursos privados de naturaleza ilegal han entrado a las campañas políticas de TODOS los partidos durante los últimos años.

El intercambi­o en cada caso es contrario al interés público y la democracia. La mayoría de los narcotrafi­cantes y los empresario­s que aportan dinero a las campañas lo hacen porque tienen intereses inconfesab­les.

Fue un error de la reforma electoral de 1996 dejar abierta la ventana para el financiami­ento privado de campañas. Contrario a la propuesta que hacen hoy algunos líderes de los partidos, en México hay suficiente evidencia como para clausurar de manera definitiva la vía privada de financiami­ento porque es una amenaza creciente para nuestras institucio­nes.

ZOOM: Es falso que el financiami­ento privado no cueste a los contribuye­ntes porque las aportacion­es que los empresario­s hacen a las campañas son deducibles de impuestos y por tanto es dinero que no llega a las arcas de Hacienda.

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