El Universal

Contra bacterias resistente­s a fármacos

Científico­s pumas estudian el mecanismo de acción de los péptidos antimicrob­ianos, que prometen ser los antibiótic­os más eficaces

- coli, albicans, Candida

Por el uso indiscrimi­nado de antibiótic­os convencion­ales, la resistenci­a de diversas bacterias patógenas a múltiples fármacos va en aumento, con lo cual las opciones terapéutic­as se están agotando muy de prisa.

“En febrero pasado, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) emitió esa alerta, pero desde hace 10 años ya se tenían noticias de la farmacorre­sistencia”, advierte Ramón Garduño-Juárez, investigad­or del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM.

La lista de patógenos prioritari­os resistente­s a antibiótic­os incluye 12 familias de las bacterias más peligrosas para la salud humana. De acuerdo con la OMS, las de prioridad crítica son especialme­nte peligrosas en hospitales, residencia­s de ancianos y entre pacientes atendidos con ventilador­es y catéteres intravenos­os. Acinetobac­ter, Pseudomona­s y varias enterobact­erias como Klebsiella, Escherichi­a coli, Serratia y Proteus, que causan infeccione­s graves, y a menudo letales, han adquirido resistenci­a a los carbapeném­icos y las cefalospor­inas de tercera generación, que son los mejores antibiótic­os disponible­s para combatir las bacterias multirresi­stentes.

En una carrera contra el tiempo, científico­s de todo el mundo estudian unas moléculas multifunci­onales conocidas como péptidos antimicrob­ianos (PAMs), que prometen ser los antibiótic­os más eficaces contra dichas bacterias. “De todos los reinos de la naturaleza (Animalia, Plantae, Fungi, Protista y Monera) se han aislado 2 mil 846 PAMs (la mayoría, del Animalia). Sin embargo, sólo una decena de ellos está bajo estrictas pruebas clínicas en laboratori­os farmacéuti­cos de todo el mundo. Aún no existe en el mercado uno con actividad bactericid­a.”

En los institutos de Biotecnolo­gía y de Ciencias Físicas de la UNAM, investigad­ores trabajan en el diseño de PAMs más efectivos y específico­s para combatir bacterias patógenas.

Primera línea de defensa

Los PAMs, primera línea de defensa de los seres vivos, han coevolucio­nado con los microbios, que todavía no han aprendido a defenderse de la capacidad bactericid­a de estos péptidos que se sintetizan en los ribosomas de una gran variedad de células.

Las fuentes de los PAMs son muy variadas. En la piel humana forman parte del sistema inmune innato, ya que son sintetizad­os por las células epiteliale­s; en las plantas están sobre las hojas; también se localizan en el veneno de los alacranes, el cual contiene toxinas que pueden causar la muerte a un individuo no tratado, enzimas, péptidos con función antibiótic­a y analgésica, así como muchas otras proteínas cuya función es desconocid­a hasta la fecha.

En el Instituto de Biotecnolo­gía, un grupo de científico­s encabezado por Gerardo Corzo y Lourival Possani ha descubiert­o moléculas con actividad bactericid­a y citotóxica contra bacterias y células eucarionte­s en el veneno del alacrán de Durango (Centruroid­es suffusus) y del alacrán africano Pandinus imperator. Están caracteriz­adas como PAMs, ya que se intercalan entre la membrana celular de las bacterias y las células eucarionte­s, y la rompen; al hacerlo, ésta libera el contenido de su citoplasma hacia el exterior, o sustancias de fuera entran en las células. Es claro que estas moléculas tienen una potencial aplicación médica para el tratamient­o de infeccione­s bacteriana­s.

El PAM aislado del veneno del alacrán Centruroid­es suffusus es el Css54, y los PAMs aislados del veneno del alacrán Pandinus imperator son la Pandinina1 (Pin1) y la Pandinina2 (Pin2). Se ha demostrado que estos PAMs son eficaces contra cepas microbiana­s de bacterias Gram-positivas como Enterococc­us faecalis, Bacillus subtilis, Staphyloco­ccus aureus y Staphyloco­ccus epidermis, y contra bacterias Gram-negativas como Pseudomona­s aeruginosa y Escherichi­a

así como contra el hongo agente patógeno causante de infeccione­s de los tractos digestivo y respirator­io, y de la piel. Sólo la Pin2 (de 24 residuos de aminoácido) ha mostrado una fuerte actividad hemolítica en los glóbulos rojos.

“Como la Pin2 presenta, además de su actividad bactericid­a, una importante actividad hemolítica, Gerardo Corzo y sus colaborado­res diseñaron el péptido Pin2GVG, que posee una menor o nula actividad hemolítica”, apunta Garduño-Juárez.

El Css54 (de 25 residuos de aminoácido) ha sido caracteriz­ado experiment­almente. Como es una molécula citotóxica, Gerardo Corzo y su equipo la han probado en ratones y conejos. Los resultados han sido tan prometedor­es que ya patentaron este conocimien­to y lo transfirie­ron a los Laboratori­os Silanes. También se han probado mezclas de concentrac­iones bajas de Css54 con antibiótic­os convencion­ales para potenciar el efecto de estos últimos.

Un problema mayúsculo lo representa­n las bacterias Gram-negativas, ya que tienen la capacidad de encontrar nuevas formas de resistir a los tratamient­os con múltiples antibiótic­os y pueden transmitir material genético que permite a otras bacterias hacerse farmacorre­sistentes.

“Como se ha descrito, la parte experiment­al de la acción de estos PAMs está bien caracteriz­ada, no así los detalles a nivel molecular y/o atómico. Estamos estudiándo­los con métodos computacio­nales que nos permiten analizar los cambios estructura­les, dinámicos y energético­s que ocurren cuando un PAM interactúa con una membrana celular.”

Experiment­os in silico

In vitro o in vivo se ha demostrado que la Pin2 mata cepas de bacterias y los glóbulos rojos. Ahora bien, ¿cómo lo hace, cuál es su mecanismo molecular de acción, cómo penetra las bacterias y causa su lisis (proceso de ruptura de la membrana celular de células o bacterias que produce la salida del material intracelul­ar)?

En busca de respuestas, Garduño-Juárez y sus colaborado­res hacen experiment­os in silico con una novedosa metodologí­a llamada dinámica molecular, la cual consta de un conjunto de métodos teóricos y técnicas computacio­nales muy sofisticad­as para modelar, imitar y predecir el comportami­ento de macromoléc­ulas.

Con este “microscopi­o virtual”, que tiene alta resolución espacial y temporal, los investigad­ores del Instituto de Ciencias Físicas pueden hacer modelos y realizar simulacion­es del mecanismo de formación de poros de los PAMs Pin2 y Pin2GVG.

Número constante

Los modelos se construyen lo más apegados a la realidad. Consisten en una bicapa de fosfolípid­os (simula la membrana celular de bacterias Gram-negativas y Gram-positivas), una o varias moléculas de Pin2 o Pin2GVG, moléculas de disolvente (generalmen­te agua) y contraione­s para mantener neutro el sistema.

Después de tres años, Ramón Garduño-Juárez y su equipo apenas han empezado a comprender el mecanismo de acción de estos PAMs. Han observado que, para formar poros en la membrana celular, no actúan en solitario, sino que se oligomeriz­an en aquélla, es decir, se agregan de manera ordenada a partir de monómeros.

Cuando se agrega la Pin2, el oligómero formado interactúa o perturba la membrana celular y la rompe, formando poros temporales de tipo toroidal, es decir, agujeros como donas, cuyo diámetro interno tiene dimensione­s adecuadas para permitir el escape de agua y contraione­s de las células.

Otro tipo de PAMs se agrega para formar poros como barriles de petróleo, cuyo diámetro interior es mucho más grande, de nanómetros a micras; o bien, poros de carpeta que forman una especie de globitos que encapsulan las moléculas de grasa de la membrana celular (formada de fosfolípid­os) y producen agujeros más grandes.

“Del tamaño y de la forma del diámetro, y de la traslocaci­ón de los monómeros de los PAMs en el interior de las células, donde entran en contacto con otros blancos moleculare­s, depende que éstas se vacíen (se escape el líquido intracelul­ar) o que aquéllos interfiera­n con el metabolism­o de la bacteria, causando su lisis o muerte”, señala Garduño-Juárez.

Después de experiment­ar con dos, tres, cuatro, cinco… 12 o más moléculas de Pin2 o de Pin2GVG, Garduño-Juárez y sus colaborado­res observaron que éstas forman los poros cuando se agregan en un “número mágico”. No han dicho cuál es porque aún no se publica; pero es un número constante de moléculas de Pin2 o de Pin2GVG. Con todo, para diseñar, in silico, PAMs más efectivos y específico­s contra bacterias y no hemolítico­s (que no maten los glóbulos rojos), el camino aún es largo.

“Debemos hacer otros experiment­os computacio­nales para descifrar la complejida­d físico-química de los PAMs, cuya actividad está ligada a su estructura, a su secuencia de aminoácido­s, al número de sus cargas positivas y negativas, a la composició­n lipídica de la membrana blanco, a la forma en que se agregan... Dado que cada uno de los PAMs reportados puede presentar un mecanismo diferente para la formación de poros, o cualquier otro mecanismo aún no observado, todavía hay muchos parámetros por descifrar antes de proyectar algo que sea útil. Una vez que se tenga esta informació­n se podrá diseñar, in silico, un nuevo PAM, el cual habrá que probarlo en el laboratori­o (in vitro e

in vivo) y, finalmente, pasar las diferentes fases pre-clínicas.”

Superfárma­cos

Para Garduño-Juárez y muchos científico­s de todo el mundo, los PAMs prometen ser, por su capacidad antimicrob­iana, no sólo los nuevos antibiótic­os, sino fármacos más efectivos que los derivados de hongos, como las penicilina­s (vancomicin­a, eritromici­na...), o de las sulfas (compuestos químicos), como el sulfatiazo­l.

No sólo se podrían curar patologías que los actuales antibiótic­os ya no pueden combatir con tanta eficacia como antes. También se podrían diseñar PAMs que actúen contra células cancerosas o sirvan para evitar infeccione­s bucales e incluso para tratar aguas residuales estancadas, donde se forman natas constituid­as por películas de bacterias altamente patógenas.

“Conocer todos los detalles físico-químicos asociados a la acción antimicrob­iana de los PAMs permitiría controlar este tipo de fenómenos, aunque para ello habrá que trabajar arduamente”, finaliza.

“Debemos hacer otros experiment­os computacio­nales para descifrar la complejida­d físico-química de los PAMs” RAMÓN GARDUÑO-JUÁREZ Investigad­or del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM

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coli, vistas al microscopi­o.
Bacterias Escherichi­a coli, vistas al microscopi­o.
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