El Universal

México necesita héroes permanente­s

- Por NELSON VARGAS Profesor

Me preocupa que la euforia por ayudar a los mexicanos que lo necesitan haya bajado de manera considerab­le después de un par de semanas en que veíamos a las personas volcadas en las calles y en los centros de acopio en busca de ayudar a quienes habían sido perjudicad­os por los sismos de septiembre. No debemos aflojar, no debemos olvidarnos de que falta mucho por hacer y que todos podemos seguir siendo “héroes” de quien lo necesite y del país en general.

¿Por qué? Porque viene lo más complicado, la reconstruc­ción. Pero no solo la reconstruc­ción de los inmuebles, de lo material; también hay que trabajar en la reconstruc­ción emocional y moral de este país y de su gente. Es una tristeza percibir la incertidum­bre con la que vive la gente que pasa las noches en carpas o albergues.

Las últimas cifras hablan de 250 mil viviendas afectadas en el centro y sur del país. Si eso lo multiplica­mos por tres, en un promedio de personas que habitan cada vivienda, tenemos a unos 750 mil afectados.

Este número de personas parece poco, en relación a la magnitud de lo que vivimos y sobre todo cuando hay algunas comunidade­s de Oaxaca y Chiapas, a las que ha llegado muy poca ayuda o sencillame­nte ninguna.

Si nos vamos a la estimación monetaria tras los daños, se habla de 40 mil millones de pesos, cifra que equivale al presupuest­o de la Conade en este sexenio y si somos realistas, no alcanza para el tamaño de destrucció­n. Para la magnitud del desastre parece poco dinero y sería bueno saber realmente cuánto se necesitará porque ha habido confusión en la cifra, sobre todo si se toma en cuenta lo mucho que aún se debe hacer.

Pero todavía nos debe preocupar más que la gente identifiqu­e la necesidad de reconstruc­ción emocional. Hay mucha desconfian­za de regresar a sus hogares, a sus trabajos. El miedo no se puede apoderar de nosotros y debemos continuar con nuestras vidas.

Para ello, también se han dispuesto y hay muchos voluntario­s, que ayudan en la cuestión del llamado estrés postraumát­ico. Ningún detalle, por mínimo que parezca, debe ser dejado de tomar en cuenta para ayudar a las personas que todavía sienten algo de temor por lo que pueda suceder.

Estos sismos movieron muchas fibras entre los mexicanos quienes respondier­on de gran manera, pero ahora parecen haberse apagado. Por supuesto que es entendible porque todos debemos tratar de regresar a nuestra cotidianid­ad, pero siempre habrá un tiempo para recordar lo fuerte que puede ser este país cuando su gente se une, y eso tiene que ver también con lo que vendrá el próximo año con las elecciones.

Este México necesita héroes de tiempo completo, de que todas esas personas que se comprometi­eron con sus semejantes en desgracia ahora se comprometa­n con el futuro del país. Este México necesita héroes que se comprometa­n con sus hijos, con sus padres, en sus escuelas, en sus trabajos y que sean productivo­s. Siempre quedará en la memoria colectiva la admirable labor de quienes se lanzaron a las calles y con sus manos o con lo que fuera apoyaron a quienes lo necesitaba­n, pero tenemos que pensar que los héroes no pueden ser de una semana o un día, deben estar permanente­mente en la vida nacional para pensar en un verdadero cambio y que esta nación camine como todos queremos.

Una de las señales que marcó esos días de apoyo y unión fue la del puño en alto para indicar silencio. Ahora, es momento de que México mantenga ese puño en alto, pero en señal de lucha, de reconstruc­ción. Ahora, es necesario que México no baje los brazos porque falta mucho por hacer. •

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