Honduras, como
Tri • En los 90, el recurrió a otra trinchera para poder descansar
Eran los tiempos en donde ir a Centroamérica era ir a una zona de guerra. Los años 90, época de Dolmo y Juan Flores por Honduras, época de Alberto García Aspe, Jorge Campos por el equipo mexicano.
Eran tiempos de la Guerra sin muertos… México buscaba la clasificación a Estados Unidos 1994, y para eso debía pasar por Honduras, por su calor, por la indómita Tegucigalpa.
Miguel Mejía Barón venía al frente de ese grupo y sabía que los catrachos harían de todo para impedir que la Selección Nacional ganara el juego. El ambiente era hostil. En cuanto el Tricolor tocó suelo hondureño, los gritos, los insultos, las rocas al camión no se hicieron esperar y en la noche previa al juego se esperaba lo peor…
Pero no contaban con la astucia del doctor Mejía Barón.
“Sabíamos que la noche anterior al juego la afición iba a hacer algo, que nos iban a molestar para que los jugadores no descansaran”, recuerda el doctor Mario Trejo, quien viajaba con la comitiva mexicana como secretario técnico.
“Miguel era un viejo lobo de mar y sabía lo que iba a pasar. Además estaba Javier Aguirre, Ricardo Ferretti… Juntos ideamos una forma en que el grupo no sufriera molestia… Reservamos en un hotel cercano”.
Llegó la hora de la cena, “y comenzamos a escuchar cosas, así que decidimos actuar…”.
Poco a poco Javier Aguirre comenzó a sacar a los jugadores “en un pequeño taxi para llevarlos al otro hotel”, recuerda el doctor. “Javier nos decía que se ponía nervioso, que tenía miedo de que los descubrieran”. El Vasco hizo tres viajes de cuatro jugadores en cada uno, “hasta que consiguió una camioneta y se llevó al resto”.
El plan resultó. El dulce sueño de los seleccionados se transformó en triunfo de 1-4 que prácticamente elimino a Honduras. “No terminó ahí, al final hasta gas lacrimógeno echaron. Hoy lo contamos como una anécdota, pero así era la Concacaf en esos tiempos”.
La pregunta es… ¿ahora cómo serán?
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