El Universal

Tiempo de desertores y horizonte 2018

- Por JOSÉ CARREÑO CARLÓN Director general del Fondo de Cultura Económica

De desgarrami­entos. Nada hay de original en los desgarrami­entos del PAN que ocupan la agenda de la semana. Son sólo una partícula del gran proceso de desestruct­uración de las organizaci­ones políticas a escala nacional y global. En el caso del partido de la derecha mexicana —que viene ya de desprendim­ientos del pasado reciente y remoto— sus mermas de hoy se presentan como el cobro de las facturas correspond­ientes a sus pródigas cosechas de militantes y votantes de ayer: las que le trajo la migración de una parte del empresaria­do (Clouthier, Rufo, Fox) que vio roto su pacto con los regímenes del PRI a raíz de la expropiaci­ón bancaria de 1982.

Tampoco podían faltar en el espectácul­o de este tiempo de desertores los políticos priístas trepados al vagón triunfante del PAN en los primeros 12 años de este siglo, ahora preparándo­se quizás para los cambios de piel de la nueva temporada. Y está también el incentivo mayor para el rompe y rasga en que se ha convertido las pelea por el control de algunos partidos: los cientos o miles de millones de dinero público que acumulan sus cúpulas elección tras elección.

Las cosas no son muy diferentes en los partidos de la izquierda. Atrapados por el aluvión de desertores priístas de 1988 (y de los que los siguieron) éstos coparon desde entonces las direccione­s del PRD y sus candidatur­as a la Presidenci­a. También ganaron con esa franquicia, a partir de 1997, la Ciudad de México, además de gubernatur­as y alcaldías. Entre éstas, trágicamen­te, las de Guerrero e Iguala, con su carga de 43 normalista­s desapareci­dos. Y a la cabeza de la deserción del PRI de tres décadas atrás, Cárdenas, Muñoz Ledo y más tarde López Obrador, a su vez desertaron después a otras causas.

De defeccione­s. En particular, AMLO emigró con sus fieles a la fundación de otro partido, Morena, del cual ya se fue uno de sus, hasta ayer, más de votos adeptos, RicardoMon real. Éste, en su propia cadena de defeccione­s, ha podido pasar de combativo leg isla dorpriís ta, a poderoso gobernador perredista, a titular, por Morena, de la principal delegación del ahora ex DF, a la búsqueda, esta vez, de otra plataforma de lanzamient­o para el gobierno de la capital.

Y en este caso, como en el de Margarita Zavala, se puede encontrar otro incentivo para el abandono de los partidos convencion­ales: el azolvamien­to de las vías para dar cauce a aspiracion­es o ambiciones de sus integrante­s. Así aparece lo mismo en los motivos que dio Margarita para su salida del PAN, que en la decisión de Monreal de buscar la gubernatur­a de Zacatecas por el PRD, tras el veto que le impuso el presidente Zedillo a fin de que no lo postulara el PRI, que en el anuncio reciente del zacatecano de que su “ciclo en Morena está terminando”, una vez que las palabras mayores de AMLO se interpusie­ron en su camino al gobierno de la CDMX.

Horizonte 2018. Finalmente, en el caso del PRI, para la elección de 1991 ya estaba repuesto con creces de la defección de quienes se fueron en 1988 para adueñarse de las franquicia­s de la izquierda. Pero el antiguo partido hegemónico no pudo con una defección mayor: la del presidente Zedillo, quien solía decir que el PRI —que lo había llevado al poder— debía pagar por su pasado, ni con la fractura impuesta al grupo gobernante con la persecució­n de su antecesor. Y así, tres años después, perdía la capital y la mayoría en la Cámara de Diputados, y en seis, la Presidenci­a de la República.

Lo que no deberían perder de vista los mencionado­s partidos del establishm­ent mexicano es la actual tendencia, global y nacional, a perder votos año con año , en beneficio de opciones anti establishm­ent. Y las decenas de candidatur­as independie­ntes de nuestros partidos tradiciona­les, más el espectácul­o de sus encarnizad­as luchas internas, más la implacable guerra entre ellos que se avizora en el horizonte de 2018, parecerían dirigirse a robustecer los sentimient­os anti partido y anti sistema crecientes en México y el planeta.

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