El Universal

TLCAN: ¿cómo negociar con quién no quiere hacerlo?

- Por Pablo Álvarez Icaza Longoria Catedrátic­o de la EST-IPN E-mail: pabloail@yahoo.com.mx

Segurament­e, ésta es la pregunta que en estos momentos se está haciendo la delegación mexicana al comenzar la Cuarta Ronda de renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), luego de conocerse la entrevista del presidente Donald Trump a la revista Forbes, donde amenaza con cancelarlo si no se llega a un buen acuerdo para Estados Unidos, y de conocerse las declaracio­nes de la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, de que su país no es el problema de Estados Unidos (EU) sino México.

En este escenario negativo, el canciller Luis Videgaray declaró ante los senadores que levantarse de la mesa de negociacio­nes del TLCAN no sería el fin del mundo, reiterando la argumentac­ión que desde hace varios meses han venido haciendo el gobierno federal y diversos analistas, de que si México se saliera del acuerdo, los aranceles que podría cobrarnos EU, en la mayoría de los casos son modestos, no superiores a 3.5%, por lo que las repercusio­nes económicas no serían graves.

Si bien se entiende que el secretario de Relaciones Exteriores, junto a los de Hacienda y Economía, haya querido tranquiliz­ar a los mercados, luego de la depreciaci­ón registrada en el tipo de cambio, la explicació­n no resulta satisfacto­ria consideran­do que la administra­ción Trump ya ha impuesto aranceles unilateral­es antidumpin­g a la madera canadiense y a los aviones Bombardier, dando muestras claras de que las reglas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC), la tienen sin cuidado.

La incertidum­bre también se generó, luego de escuchar las declaracio­nes de Herminio Blanco, extitular de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, ahora Economía, y presidente de la agencia comercial IQOM de que la salida de EU es 50% posible, porque México no cederá en el tema automotriz, como lo reportó EL UNIVERSAL.

Sin embargo, Maurice Obstfeld, consejero económico y director del Departamen­to de Investigac­ión del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) al dar a conocer las Perspectiv­as de la Economía Mundial, dijo que confía en que las negociacio­nes del TLCAN prosperará­n, pero reconoció que su culminació­n sería un grave riesgo del escenario económico.

“Cualquier cosa, incluyendo las negociacio­nes del TLCAN que pueden trastornar las relaciones comerciale­s y de negocios entre países, provocaría trastornos en las cadenas de suministro­s de todos los socios involucrad­os, así que todo ello trae consigo mucho riesgo para México y para el resto de los socios del acuerdo”.

El FMI mantuvo su optimismo al señalar que en México el crecimient­o conservó el impulso, a pesar de la incertidum­bre generada por la renegociac­ión del TLCAN y de la orientació­n más restrictiv­a que se le viene dando a la política monetaria en los dos últimos años, subió su estimación 0.2 puntos de alza del PIB de 2017 a 2.1%, pero redujo la del 2018 -0.1 puntos a 1.9%, reconocien­do que la revisión a la baja proviene de las complicaci­ones sobre el futuro del TLCAN y de las elecciones presidenci­ales; esto es, no están consideran­do que la negociació­n del acuerdo no prospere o que tengamos una crisis de fin de sexenio. Aunque estas proyeccion­es se realizaron antes de los sismos de septiembre, el organismo minimizó su impacto consideran­do el efecto favorable de la reconstruc­ción.

De la pregunta inicial, hay dos posibles respuestas: abandonar las negociacio­nes en una acción sorpresiva que le haría ganar a México respeto, porque se ha percibido falta de firmeza en la parte mexicana corriendo el riesgo de que Estados Unidos cumpla su amenaza de reiterarse del TLCAN; o forzarlo a negociar sin abandonar las pláticas endurecien­do las posturas orillando a Trump a que cumpla sus amenazas y que los intereses estadounid­enses lo convenzan de desistir de la idea.

Aunque la primera estrategia parece más atractiva, luego de una larga cadena de agravios, y es la que Videgaray les insinuó a los senadores; considero que la segunda es más convenient­e porque los asesores de Trump saben que la economía mexicana es más abierta que la de EU y que el mayor impacto no sería para ellos.

Por principio, Trump nunca va a aceptar las razones de su contrapart­e de que le conviene la propuesta que le está haciendo, sólo aceptaría las que provengan de su propio bando, porque para él negociar un buen acuerdo se reduce a la imposición de sus condicione­s. En esta perspectiv­a, se entendería­n las declaracio­nes de Idelfonso Guajardo, secretario de Economía, de posponer las negociacio­nes para 2018, cambiando la idea original de que estuvieran concluidas en diciembre de este año. La interrogan­te es: ¿México mantendrá esta postura?

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