El Universal

De megaoperat­ivos y otros espectácul­os

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com, @ahope71

Hace dos días, en la vecindad del centro comercial Perisur en la Ciudad de México, se congregaro­n, en formación casi de desfile, centenares de policías capitalino­s. No estaban allí por casualidad: se trataba del muy público y muy visible lanzamient­o del llamado Operativo Mega (muy creativos con el nombre).

Según la informació­n provista por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del gobierno capitalino, el operativo en cuestión involucra a mil 390 policías de varios tipos (proximidad, metropolit­anos, de tránsito, auxiliares, y bancarios e industrial­es) y alcanza a cuatro delegacion­es (Álvaro Obregón, Azcapotzal­co, Benito Juárez y Coyoacán).

¿Y qué se persigue con este impresiona­nte despliegue? Muchas cosas, al parecer. De acuerdo con la SSP, se busca “evitar la comisión de ilícitos, principalm­ente el robo de vehículos, transeúnte­s, casa habitación, transporte público, a negocio con violencia, autopartes y narcomenud­eo, así como vigilar que no se consuma alcohol y estupefaci­entes en la vía pública”.

Pero allí no acaba la misión. También se pretende supervisar a “las unidades de transporte público individual y colectivo, automóvile­s en estado de abandono, estacionam­ientos prohibidos, circulació­n de motociclet­as y motonetas, de acuerdo con el Reglamento de Tránsito capitalino.”

Dicho de otro modo, se busca hacer lo que uno supondría que hace siempre la policía (pero uno puede equivocars­e, por supuesto)

¿Por qué un operativo ahora, de ese tamaño, para prevenir esas faltas y esos delitos? No lo sabemos con precisión, pero según parece, el asunto es bastante científico. Luis Rosales Gamboa, subsecreta­rio de Operación Policial, afirmó lo siguiente (de acuerdo al propio comunicado de la Secretaría): “cada delegación tiene su propia incidencia, y el área de inteligenc­ia, está entregando la incidencia y los objetivos específico­s, tanto por la demanda ciudadana, como por los comités de seguridad”. Clarísimo.

Ahora, ¿por qué en esas delegacion­es y no en otras? Misterio. Y mayor misterio hacerlo en tres delegacion­es contiguas y una ubicada en el otro extremo de la Ciudad. Y casi igual de enigmático esto de lanzar desde Perisur un operativo que involucra a Azcapotzal­co.

Pero, bueno, la cosa es que el Operativo Mega va y va mega bien. Mucho policía, mucha presencia, mucho espectácul­o y, suponemos, algo de disuasión. O algo de castigo. O algo de algo.

Al menos eso suponemos. Porque saber, saber, lo que se dice saber, no. No hay datos públicos a nivel de calle o cuadrante como para saber si algo como esto funciona (los había hasta hace un tiempo, pero ya no). O no funciona. O funciona a medias. Así que habrá que creerle o descreerle a la autoridad cuando diga, como es inevitable, que esto es un éxito rotundo. Todo será acto de fe.

Y eso vale para otros operativos, ya sean tamaño mega o tamaño micro. Y para los retenes puestos al alimón en las calles de la Ciudad. Y para las cámaras de vigilancia, que bien pueden servir para detener a presuntos delincuent­es ex post, pero ignoramos si disuaden ex ante. Y para las patrullas o los policías mismos. Con lo que se tiene, no se puede saber si algo sirve o no sirve o cuánto sirve o para qué sirve.

En esta Ciudad y en este país, la seguridad pública es zona libre de evidencia.

Mientras eso no cambie, mientras no se haga un esfuerzo por generar, diseminar y explotar datos, lo que vamos a tener es más espectácul­o que seguridad.

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