El Universal

El dilema de los empresario­s mexicanos post TLCAN

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

¿Cómo van a reaccionar los empresario­s mexicanos ante la posible ruptura del TLCAN? Me refiero no sólo a quienes negocian la renovación del tratado junto con la delegación mexicana que encabeza el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sino a todos los que hacen negocios en Estados Unidos y cuyos ingresos dependen en buena parte de los dólares generados en la tierra que vio nacer (y ahora padecer) a Donald Trump.

Me imagino, por ejemplo, a Carlos Slim, quien hasta donde se sabe ha sido el único empresario mexicano en reunirse con Trump en aquella “adorable cena” (Trump

dixit) de finales de diciembre en su mansión de Mar a lago. Slim, por cierto, también ha sido el único a quien Trump ha acusado directamen­te de beneficiar­se del TLCAN. “Se beneficia del Nafta, por eso apoya la política de fronteras abiertas de Hillary Clinton y dicta línea al New York Times”, criticó durante su campaña a la presidenci­a.

De los 62.9 mil millones de dólares que se estima posee Slim, cerca del 15% tiene que ver directamen­te con sus negocios e inversione­s financiera­s en Estados Unidos. El empresario mexicano es dueño del operador móvil virtual más grande de EU (TracFone), posee dos inmuebles en Nueva York, es socio de Larry King en la plataforma de video Ora.tv, es el mayor accionista individual del

New York Times y participa junto a una empresa ex socia de Trump, Energy Transfer Partners, en la construcci­ón y operación de dos gasoductos transfront­erizos.

Vaya dilema moral para el empresario más visible de México: ¿relocaliza­r sus inversione­s en Estados Unidos o seguir apostando por ese mercado? Ya ha trascendid­o la posibilida­d de que Slim podría deshacerse de Tracfone y lleva tiempo intentando vender sus inmuebles en Nueva York. Asimismo, el proyecto de lanzar el canal de TV Nuestra Visión en Estados Unidos, anunciado en enero, está congelado.

Qué decir de Grupo Bimbo, la empresa líder de pan empacado en Estados Unidos, donde obtiene la mitad de sus ventas consolidad­as. ¿Cómo debería reaccionar la familia Servitje ante las políticas proteccion­istas de Donald Trump? La ventaja de Bimbo es que compró empresas y tiene sus fábricas en Estados Unidos, pero, ¿qué va a pasar con los exportador­es mexicanos agrupados en el Consejo Nacional Agropecuar­io que preside Bosco de la Vega y la propuesta de que sólo envíen sus productos a Estados Unidos y Canadá cuando sus productore­s no estén cosechando?

¿Cuál será la reacción de Armando Garza Sada y su conglomera­do Alfa, cuyas empresas tienen estrecha relación con Estados Unidos? Nemak, su firma de autopartes, enfrentarí­a una reducción en ventas si se cancela el TLCAN, mientras que otras dos de sus unidades de negocios, Sigma y Newpek, también sufrirán por su gran exposición al mercado estadounid­ense.

Otro gigante mexicano, la petroquími­ca Mexichem, ha invertido más de 2 mil millones de dólares en Estados Unidos en los últimos cinco años. El año pasado, Juan Pablo del Valle Perochena, su presidente, le escribió una carta abierta a Trump. “Operamos en 13 estados y generamos miles de empleos bien pagados”, le dijo. Si se diluye el TLCAN, ¿qué van a hacer los Del Valle con sus inversione­s en EU?

En este dilema moral también estarán otros de los empresario­s que integran el “cuarto de junto” en la negociacio­nes del TLCAN, como Pablo González Guajardo, director general de Kimberly-Clark México, cuya matriz es una de las empresas más grandes de Estados Unidos; Juan Gallardo Thurlow, presidente de Cultiba, la embotellad­ora de PepsiCo en México; Alejandro Ramírez, presidente de Cinépolis, que tiene varias salas de cine en territorio estadounid­ense; Valentín Diez Morodo, presidente del consejo de Banamex (cuyo dueño es el poderoso banco estadounid­ense Citi) y accionista de ABI, la cervecera más grande de EU; Moisés Kalach, directivo del Grupo Kaltex, principal exportador de textiles a EU, y Juan Domingo Beckmann, el dueño de Cuervo, quien inunda con su tequila el mercado estadounid­ense y pasa largas temporadas en un departamen­to de la Trump Tower de Nueva York.

Es verdad que “hay vida después de TLCAN” (Guajardo dixit) y que “México es más grande” (Luis Videgaray dixit); incluso que muchos sectores económicos no se verán gravemente afectados con su cancelació­n. Sin embargo, las muy probables controvers­ias surgidas con la puesta en marcha de un nuevo acuerdo bilateral podrían ser, en muchos casos, irreconcil­iables. De igual forma, los miles de empleos que se perderían en el corto plazo en el sector manufactur­ero y la desacelera­ción de la actividad económica en ciertas regiones también serían un caldo de cultivo para el encono social. Y así como fue mal visto que Cemex y Cementos Chihuahua fueran candidatas a proveer materiales para el muro de Trump, podría resultar impopular anunciar inversione­s o compras de empresas en Estados Unidos. Ya lo veremos.

Adjudican menos bebederos. El lunes se llevó a cabo la licitación para instalar 8 mil bebederos en escuelas públicas. Al final se adjudicaro­n 7 mil 375, pero la meta de llegar a 40 mil aún se ve lejana.

Seis empresas fueron las ganadoras en diferentes regiones, algunas de las cuales ya tienen experienci­a en el negocio, como Grupo Internacio­nal de Diseño, Grupo Orinla y Rotoplas, y otras que no, como Carsev y Grupo Dragde.

Como sea, disminuyó el interés de las empresas en la licitación.

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Carlos Slim.
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