El Universal

Trump y la descertifi­cación del acuerdo nuclear con Irán

- Por MAURICIO MESCHOULAM Analista internacio­nal. @maurimm

Hay muchos temas en la agenda internacio­nal. Este es, sin duda, uno de los más importante­s. Sin demasiado ruido, podríamos estar ante una espiral de elevadísim­o riesgo, como si éstas hicieran falta en estos tiempos. En 2015, EU y otras potencias firmaron un acuerdo nuclear con Irán. Trump ha anunciado que no va a certificar su cumplimien­to. Esta acción en sí misma no nulifica el acuerdo, pero abre el camino para que, si el Congreso así lo decide, se reinstalen las sanciones económicas contra Teherán que fueron liberadas como parte de dicho pacto, o bien, se establezca­n nuevas condicione­s que si Irán incumple, reactivarí­an las sanciones. Aunado a esto, la escalada retórica entre Washington e Irán sigue aumentando. Esto ofrece un nada optimista panorama, sobre todo partiendo de que hace sólo dos años, el ambiente era diametralm­ente opuesto.

El acuerdo nuclear entre Irán y las potencias no es un tratado vinculante, sino una serie de términos pactados por las partes, cuya única garantía de cumplimien­to es el acuerdo mismo. Si una parte incumple, la otra tiene la opción de dar marcha atrás en sus compromiso­s. Es por ello que, dentro del entendimie­nto, se establece un régimen de inspeccion­es sin precedente­s a las instalacio­nes iraníes y Washington se mantiene continuame­nte certifican­do que el acuerdo esté siendo cumplido. Hasta el momento, según los inspectore­s internacio­nales, Irán ha cumplido con sus compromiso­s. El propio secretario de defensa de EU, Jim Mattis, afirma que no hay evidencias para suponer lo contrario. ¿Cuál es entonces el problema?

Obama y Kerry plantearon este pacto como algo que rebasaba a las armas nucleares. Al tejer nuevos vínculos con Irán, Washington conseguirí­a su colaboraci­ón para resolver muchos de los temas —como el conflicto sirio o la cuestión del combate a ISIS— en los que esa colaboraci­ón era indispensa­ble. Para Irán, en cambio, el acuerdo nuclear siempre estuvo limitado a ese rubro en concreto.

Así, los problemas no inician con Trump, sino desde antes, cuando Irán demuestra que no tenía la menor intención de detener su programa de misiles (limitados por la ONU). Paralelame­nte, a lo largo de estos dos años, Teherán se ha mantenido comportánd­ose del modo usual: apoyando a los actores que favorecen a sus intereses, independie­ntemente de si éstos golpean o no golpean los intereses de Washington o sus aliados. Como resultado, Trump argumenta que el pacto pone en riesgo la seguridad nacional estadounid­ense, lo que le autoriza a descertifi­carlo.

¿Qué sigue? Al descertifi­car el acuerdo, Trump pasa al Congreso la decisión de restituir o no las sanciones vinculadas a la cuestión nuclear. Si el Congreso opta por hacerlo, y mientras Irán decide cómo responde, hay dos hechos ya inevitable­s: (1) queda formalment­e reactivada una dinámica conflictiv­a entre Irán y EU, la cual podría incentivar la opción por parte de los actores más duros en Teherán de retomar el camino hacia una bomba atómica; y (2) EU envía un mensaje a otros actores, como Pyongyang, de que sus negociacio­nes tienen un valor temporal y limitado: no basta cumplir lo pactado; si los intereses de Washington son comprometi­dos, la superpoten­cia siempre podrá retirarse del pacto. El acuerdo sigue por ahora vigente. Trump ha dicho que, si el Congreso no actúa, él puede cancelarlo. De él, por supuesto, es posible esperar cualquier cosa. Pero el peso que tanto los legislador­es como el equipo profesiona­l del presidente tendrán en sus manos en este tema, será muy elevado. Esperamos que todos ellos actúen con responsabi­lidad en las semanas y meses que siguen.

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