Un trago amargo
Tras el conflicto entre Kim Cattrall y el resto del elenco de Sex and the City, recordamos las influencias y polémicas del show
A casi dos décadas de su estreno, Sex and the City sigue siendo un referente en muchos aspectos: las historias de vida de sus cuatro personajes permitieron una mayor apertura hacia la sexualidad femenina y las relaciones interpersonales, mientras que el magnífico diseño de vestuario de Patricia Field alimenta aún la fantasía de una vida neoyorquina cosmopolita y un poco irreal. Hace unos días, la serie volvió a ser parte de los titulares, pero esta vez por una razón más cercana a Hollywood que a Manhattan.
En medio de posts velados y notas filtradas en sitios de espectáculos, algunos de los protagonistas de la serie dieron a entender que la actriz Kim Cattrall, quien interpretó durante años a Samantha Jones, se negó a participar en la tercera película tras exigir que Warner Bros Pictures autorizara otros de sus proyectos. La acusación ha generado que el rumor de la mala relación entre Cattrall y Sarah Jessica Parker resurja y la decepción colectiva de los fans al saber que esta entrega no sucederá de nuevo.
Más allá de los detalles de este conflicto, este desencuentro representa el fin de una era para una serie que tuvo gran repercusión en la cultura popular (y, desde luego, en la industria de la moda) y que con el paso del tiempo ha tenido contenidos que causan debate entre las audiencias. Por ejemplo, las relaciones monógamas en las que todas las protagonistas, a excepción de Samantha, se encuentran en las dos películas y los supuestos problemas internos entre Parker y Cattrall, pues son lo opuesto al mensaje de hermandad que el show impulsó por años.
La estética que este programa, y sus dos películas, proponían también ha cambiado: los conceptos de feminidad se han transformado durante los últimos 20 años, y desde algún tiempo no es necesario subirse a un par de stilettos o lucir un vestido ajustado (como Carrie y Samantha solían hacer respectivamente). Quizá todos estos puntos de polémica habrían sido solucionados en la tercera película, pero por desgracia no podremos saberlo.