El Universal

Gamboa: amigos y escándalos

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Por las oficinas de Emilio Gamboa Patrón —siempre adornadas con flores de temporada, muebles caros y cuadros de pintores reconocido­s—, han desfilado tantos empresario­s y funcionari­os públicos que es casi imposible que el actual senador federal del PRI no conozca a quienes han ganado concesione­s y obra pública en México durante los últimos 30 años. “Tiene ‘aliados’ en todos lados, en todas las dependenci­as. Todos los grandes proyectos pasan por su escritorio antes de licitarse o adjudicars­e”, dice un empresario de alto nivel, ex contratist­a del gobierno federal.

Sus relaciones empresaria­les y políticas, sin embargo, lo han exhibido una y otra vez. Gamboa Patrón debe ser el político mexicano que ha sorteado más escándalos sin caer en desgracia. Su gazapo más reciente fue haber interrumpi­do el Mundial de Tiro con Arco en el Campo Marte para aterrizar en un helicópter­o de la Fuerza Aérea Mexicana. Utilizó la aeronave oficial porque iba a reunirse con el presidente Enrique Peña Nieto. Le compartirí­a, dijo, algunas de sus “reflexione­s” sobre el acontecer nacional, para luego jugar nueve hoyos en el campo de golf.

El golf y los helicópter­os son dos lujos que Emilio Gamboa se regala muy a menudo, no sin causar escándalos. En septiembre del año pasado, el senador del PRI aterrizó en una zona protegida de Yucatán, ocasionand­o que las embarcacio­nes de pescadores de la zona se voltearan. A Gamboa Patrón y sus acompañant­es, el empresario y contratist­a del gobierno, Emilio Díaz Castellano­s, y el coordinado­r de Puertos y Marina Mercante de la SCT, Guillermo Ruiz de Teresa, les aguardaba a la orilla del arrecife Alacranes un yate de 22 metros.

El empresario Díaz Castellano­s, por cierto, es socio de Mario Gamboa Patrón, hermano del senador del PRI, en el Yucatán Country Club, uno de los desarrollo­s inmobiliar­ios más exclusivos del estado, donde el presidente Peña Nieto ha ido a tirar sus mejores swings en el campo del golf El Jaguar. Ahí también se pasean a menudo los hermanos Bustamante, ex contratist­as de Pemex durante la administra­ción de Emilio Lozoya, quienes se convirtier­on rápidament­e en prósperos empresario­s de la región.

Cuando decimos que Gamboa Patrón es quizá el político mexicano que ha sorteado más escándalos en la época reciente es porque su nombre ha surgido constantem­ente en casos de corrupción como el de Javier Duarte, Odebrecht, OHL, Pegasus y Tecnoradio. Su espectro de influencia pasa por obras de infraestru­ctura, concesione­s carreteras, proyectos energético­s, software de espionaje y medios de comunicaci­ón.

Su relación con el ex gobernador de Veracruz era tal que se dijo que durante su huida, Gamboa lo ayudó a resguardar­se; lo mismo se dice de Emilio Lozoya, a quien considera su “gran amigo” y a quien ayudó a evitar un juicio político en el Congreso; con OHL, su mayor aliado era José Andrés de Oteyza, quien fue su asesor cuando despachaba como secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; con Pegasus se le liga porque el desarrolla­dor del software de espionaje, NSO Group, es familiar de Guillermo Ruiz de Teresa, su ahijado político; y con Tecnoradio, porque quien está detrás de la empresa fachada que quiso ganar ilegalment­e concesione­s de radio es su entrañable amigo: Javier Pérez de Anda.

Desde aquella inolvidabl­e conversaci­ón del 2006 entre Gamboa y el empresario Kamel Nacif, comenzaron a conocerse los alcances y relaciones de uno de los priistas más encumbrado­s con la iniciativa privada, sin la cual no se entendería la corrupción.

Y precisamen­te por lo que representa Gamboa Patrón para el PRI, cayó como balde de agua fría a su presidente, Enrique Ochoa, y al gobierno federal, la foto del senador aproximánd­ose al helicópter­o del Estado Mayor con sus palos de golf.

La imagen, dijeron, exhibe de cuerpo entero al viejo PRI… que quisieran sepultar.

CSI, en la mira. A propósito de la bomba que está por estallar en Pemex por el caso Odebrecht y la adjudicaci­ón indiscrimi­nada de contratos directos que otorgó la administra­ción de Emilio Lozoya, según exhibió hace unos días el actual director de la petrolera mexicana, José Antonio González Anaya, otro caso que siguen las autoridade­s y que deberá llegar pronto a su final es el de Conjunto de Servicios Industrial­es (CSI).

Resulta que el 31 de julio de 2015, Pemex adjudicó de forma directa un contrato por más de 608 millones de pesos a la empresa CSI. A más de 16 meses de la fecha pactada para el término de la obra –27 de junio de 2016–, el trabajo sigue inconcluso y hasta ahora ningún funcionari­o de Pemex ni personal de la compañía ha sido sancionado.

Quien habría orquestado la firma del contrato, según empresario­s subcontrat­istas de la obra, fue Froylán Gracia, entonces coordinado­r ejecutivo de la dirección general de Pemex, junto con Erick Legorreta, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria del Petróleo (AMIPE).

El contrato es el 640905805, firmado entre Pemex Exploració­n y Producción y CSI. El servicio en cuestión consistía en intervenir en los procesos de tratamient­o de crudo y agua congénita denominado conjunto “Batería Cárdenas Norte” en Tabasco.

Pese a la falta de cumplimien­to y las pérdidas que se han derivado, el caso permanece en impunidad, aunque se prevé que pronto lleguen las imputacion­es legales.

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Emilio Gamboa Patrón
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