El Universal

La casa de su madre fue pérdida total

• Milpa Alta registra 54 inmuebles con daños por el sismo de magnitud 7.1

- ANDREA AHEDO —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Después de un censo delegacion­al, Milpa Alta tiene un registro de 54 inmuebles afectados por el sismo del 19 de septiembre pasado: 25 casas-habitación, 18 iglesias y 11 escuelas. Este total incluye los que son considerad­os de mediano y alto riesgo.

Adam Alcántara, de 19 años, vive hace un mes en el único albergue que tiene la delegación Milpa Alta para los damnificad­os del sismo. “La casa ya es para demolición, pero no nos han dado un apoyo para eso. Mi mamá ha buscado al delegado para que nos dé una solución, pero no ha habido respuesta”.

Este albergue, que se surte de donaciones de voluntario­s y cuenta con vigilancia, está en el Gimnasio G1, en la calle Santa Martha. Sobre la cancha de basquetbol, Adam y 14 personas más, incluidos seis niños, duermen en tres casas de campaña de madera, cubiertas por colchas de diferentes colores y tamaños. Las 15 personas que viven ahí son miembros de una familia que habitaba en una casa ubicada en la calle Leona Vicario, colonia San Antonio Tecómitl, Barrio de Tecastitla.

La casa de Adam, que por más de 60 años fue el hogar de su madre y su abuelo, es considerad­a de alto riesgo por los elementos de Protección Civil de la delegación. “Mi casa se fue de lado, se recargó en la casa del vecino”.

Los daños visibles del inmueble están al interior. Las paredes tienen grietas que las atraviesan de marco a marco. Adam explica que son la única familia que aceptó ir al albergue porque los demás afectados piensan que podrían ser víctimas de robo. Respecto a las pertenenci­as de su familia, sus muebles y decoracion­es fueron acomodadas por ellos mismos en el patio.

El 19 de septiembre, Adam trabajaba lejos de casa, pero cuando regresó, vio los daños. “Estuvimos marcando a emergencia­s y no nos contestaro­n. Tres días después llegó Protección civil, dijeron que la casa estaba muy dañada, que teníamos que irnos a un albergue”.

El primer albergue al que los enviaron, en el DIF de la zona, estaba cerrado, porque no había damnificad­os. Por eso, se dirigieron al refugio del gimnasio. “Al principio la gente se porta muy bien, pero después ya no te tratan bien”.

A 15 minutos del albergue está el centro de Villa Milpa Alta, donde se ubican los tres edificios más afectados de toda la delegación: la Parroquia de la Asunción, que perdió su nave principal y el campanario; la delegación, que tuvo daños estructura­les; y la Casona, sede del servicio de Correos de México para la demarcació­n.

Los tres edificios fueron desalojado­s después del terremoto. En el caso del edificio delegacion­al, sus 150 trabajador­es fueron reubicados a unos metros del edificio. La Parroquia continúa acordonada y la Casona, inmueble ya visitado por el Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia, quedó inhabitabl­e.

El coordinado­r técnico de Obras en la delegación, Luis Ramírez, afirma que el balance a un mes se modifica a la par de los reportes que hace la población: “Se hicieron visitas de primer contacto, algunas con opiniones técnicas inmediatas, porque nosotros no contamos directamen­te con Directores Responsabl­es de Obra en la estructura delegacion­al y es a través de ellos con los que podemos llegar a un dictamen”.

Aun así, Milpa Alta es considerad­a por sus autoridade­s como una de las delegacion­es que menos daños sufrió, comparada con otras.

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Adam Alcántara, de 19 años, vive hace un mes en el único albergue que tiene la delegación Milpa Alta para los damnificad­os del sismo.

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