El Universal

Sigue el vía crucis de los pasajeros

- ALBERTO MORALES —alberto.morales@eluniversa­l.com.mx

••• El viernes pasado, Martha y su familia esperaron hora y media el vuelo 311 de Aeroméxico con destino a Acapulco, Guerrero. El vuelo, comenta, debía salir a las 20:30 horas, pero, bajo distintas “modalidade­s” fueron recorriend­o la salida para no pagar los reembolsos.

“Estuvimos esperando casi dos horas, pero hicieron todo lo posible para no hacer los pagos por el retraso. Primero fueron recorriend­o el vuelo en la pantalla, luego nos pasaron al área de abordaje para tomar un camión que nos llevaría al avión y ahí nos tuvieron esperando”, dice la abogada, quien viajó al puerto de fin de semana.

Martha asegura que no acudió la Procuradur­ía Federal del Consumidor porque la última vez que lo hizo para quejarse contra una empresa telefónica, sólo perdió su tiempo con audiencias.

“Lo que priva es la desinforma­ción por parte de las aerolíneas, no te dicen cuánto se va a retrasar el vuelo para no exigir la compensaci­ón o la cancelació­n del boleto”.

Óscar Ponce es un profesioni­sta independie­nte y, con ironía, dice que fue el primero en estrenar las leyes que sancionan a las aerolíneas por retraso en vuelos.

“El primer día que se implementa la ley de demora o cancelació­n, nos dieron un vale para desayunar en Toks, de 175 pesos, que alcanza bien para un desayuno, y es mejor que estar sentado en la sala de espera”.

El empresario comenta que a principios de octubre iba en el vuelo de las 6:00 horas de la Ciudad de México a Villahermo­sa, pero se retrasó y Aeroméxico les invitó el desayuno porque protestaro­n con base en la nueva regulación.

“No te queda de otra, ¿qué puedes hacer?, más bien tienes que esperarte. Afortunada­mente teníamos margen de tiempo en nuestra cita de negocios, era el vuelo temprano de las 6:00 horas”.

Para su poca fortuna, dice, no es como en la terminal de autobuses, en donde si no sale una corrida, vas a otra compañía y tomas otro camión.

Por su trabajo, Carlos Fernández viaja una o dos meses al mes por avión y en líneas de bajo costo. Pero hace 15 días vivió un verdadero martirio con la aerolínea Viva Aerobus.

Al llegar al aeropuerto vio que el vuelo a Monterrey estaba retrasado. Se fue a desayunar y al regresar vio que ya tenían sala de despegue, pero les dijeron que el vuelo salía a las 10:20, y había otro vuelo a las 9:00, pero estaba lleno; la opción que le ofrecieron fue ponerlo en el siguiente vuelo hasta las 16:15 horas.

Dio por perdido el vuelo, pero le dijeron que no reembolsar­ían porque la demora fue de sólo dos horas con 45 minutos, y no de tres.

“El primer día que se implementa la ley de demora o cancelació­n, nos dieron un vale para desayunar en el Toks, de 175 pesos, es mejor que estar en la sala de espera” ÓSCAR PONCE Profesioni­sta independie­nte

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Usuarios aseguran que las aerolínas pagan sus desayunos o se excusan para no devolverle­s el costo de sus boletos ante retrasos o cancelacio­nes.

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