El Universal

Salvador García Soto ¿A quién puso nervioso Nieto?

- Sgarciasot­o@hotmail.com

Detrás del cese intempesti­vo del fiscal especial para delitos electorale­s, Santiago Nieto, y más allá de fundamento­s jurídicos o motivacion­es políticas de su despido, el tema de fondo es la investigac­ión que realizaba el titular de la FEPADE al momento de correrlo: si ingresó dinero ilegal de Odebrecht a la campaña presidenci­al del PRI en 2012, en forma de sobornos a colaborado­res del candidato Enrique Peña Nieto. Esa era la condición de uno de los investigad­os por Nieto, Emilio Lozoya Austin, coordinado­r de Asuntos Internacio­nales del abanderado priísta en aquella elección y, quien según testimonio­s jurados de directivos de la compañía brasileña, fue el conducto para entregar dinero (hasta 10 millones de dólares) enviado a paraísos fiscales pero cuyo objetivo final, según los ejecutivos de Odebrecht, era apoyar a Peña.

De comprobars­e en una investigac­ión judicial, como la de FEPADE, que ese monto o sólo una parte financiaro­n ilegalment­e a un candidato presidenci­al, sería una “infracción” o delito electoral grave, estipulado en la Ley General de Institucio­nes Electorale­s que establece (artículos 443 y 444) el incumplimi­ento de prohibicio­nes en materia de financiami­ento como “infracción” de los partidos que amerita una sanción, que en “casos graves y reiterados” de violacione­s constituci­onales y legales, “en cuanto a sus obligacion­es en materia del origen y destino de sus recursos, con la cancelació­n del registro como partido político”.

Una posible sanción al PRI, si la investigac­ión que dirigía Santiago Nieto Castillo comprobara que existió ese delito sería la pérdida de registro al partido por la gravedad del caso o mínimament­e quitarle el 50% de sus prerrogati­vas en pleno año de elección presidenci­al. Cualquiera de las dos cosas serían explosivas, un golpe letal para el partido de Peña Nieto y para el presidente. ¿Serían por eso las presiones de Emilio Lozoya en su carta prepotente que —ilegalment­e, dice la PGR— el fiscal filtró a un periódico y por eso su despido fulminante? En el contexto del despido del fiscal electoral y el intento de objetar su remoción de la oposición en el Senado, esas preguntas cobran especial relevancia.

También la Ley General de Partidos Políticos establece claramente, en su artículo 51, que “no podrán realizar aportacion­es o donativos a los partidos políticos ni a los aspirantes, precandida­tos o candidatos a cargos de elección popular, en dinero o en especie, por sí o por interpósit­a persona y bajo ninguna circunstan­cia: d)…personas físicas o morales extranjera­s; e) Los organismos internacio­nales de cualquier naturaleza; f) Las personas morales, y g) Las personas que vivan o trabajen en el extranjero”. Es decir, que en ningún caso una compañía como Odebrecht, persona moral extranjera, y ni siquiera ninguno de sus directivos, que eran personas físicas extranjera­s y que vivían y trabajaban en el extranjero, podrían haber aportado nada, ni un solo dólar, mucho menos 10 millones de dólares, a la campaña del candidato Peña Nieto.

Si hubiera dudas, el artículo 55 de la misma ley, señala que “los partidos no podrán recibir aportacion­es de personas no identifica­das”, que las aportacion­es en dinero o en especie hechas por simpatizan­tes sólo puede ser de “personas físicas mexicanas con residencia en el país” y que el financiami­ento privado que reciban los partidos por parte de “simpatizan­tes” se ajustará a los siguientes límites anuales: b) durante los procesos electorale­s, el diez por ciento del tope de gasto para la elección presidenci­al inmediata anterior, para ser utilizadas en las campañas de sus candidatos. Ese porcentaje en 2012 equivalía a 65 millones de pesos, que en dólares de aquella época eran más o menos 4.8 millones de dólares al tipo de cambio de entonces.

Tal vez esa posibilida­d, de que el PRI perdiera el registro si la FEPADE prueba que recibió dinero ilegal en su campaña o que mínimament­e le quitaran el 50% de sus prerrogati­vas para 2018, fue lo que puso tan nervioso al gobierno de Peña Nieto y a su encargado de despacho, Elías Beltrán, que con la justificac­ión del “debido proceso”, ejecutó el despido de un fiscal incómodo como Santiago Nieto, el mismo que esta semana podría volver al cargo si así lo ordena la mayoría calificada del Senado de la República ¿A quién puso nervioso Nieto?

NOTAS INDISCRETA­S…Si uno analiza la trayectori­a del contador público, Ismael Hernández Deras, senador y ex gobernador de Durango, de “campesino” sólo hallará un cargo menor allá por los 80 en una “vanguardia juvenil agrarista”. Fuera de eso, es un político urbano cien por ciento que será nombrado líder de la Confederac­ión Nacional Campesina. No sería el primer líder agrarista con mocasines de lujo y sería el premio que le da Peña Nieto por su papel como delegado del PRI en las polémicas elecciones que llevaron a la gubernatur­a a Alfredo del Mazo, “haiga sido como haiga sido”… Los dados abren con Serpiente. Mal inicia la semana.

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