El Universal

Fiscales: Peña Nieto pide nueva baraja

- Roberto Rock L. rockrobert­o@gmail.com

Bajo el viejo método del “descontón”, que provoca sorpresa y otorga una ventaja que puede ser decisiva, la administra­ción Peña Nieto cesó al fiscal electoral de la PGR, Santiago Nieto, para forzar en su favor el impasse que tiene atorado al Senado en la definición sobre los fiscales general y anticorrup­ción.

Los Pinos busca tomar ventaja del momento confuso que vive el bloque opositor en la cámara alta, donde mañana miércoles se podría votar un veto al súbito despido de Nieto. Ahora se confirma que él se había constituid­o en un fiscal excesivame­nte incómodo para el oficialism­o en el incendiari­o caso de Odebrecht y sus posibles nexos con las campañas del PRI en el 2012.

A la manera de un jugador de póker, el gobierno reclama nueva baraja. Y como manzana envenenada pone en manos del Senado no dos nombramien­tos clave, sino tres: el fiscal general, el anticorrup­ción y el electoral.

Con ello se coloca en la picota al titular interino de la PGR, Alberto Elías Beltrán, un hombre de paja que no tiene capital político alguno qué perder, y se gana un preciado tiempo para emprender acción penal con daños controlado­s en el tema Odebrecht. Ahí el pez mayor y único ha sido selecciona­do desde hace tiempo: Emilio Lozoya Austin, ex director de Pemex e integrante de la burocracia dorada.

Esta ruta puede resultarle exitosa al gobierno, pero para ello deberá recorrer un camino lleno de hoyancos. Un error de cálculo lo llevaría al precipicio, sea por un veto en el Senado en favor de Santiago Nieto, sea porque un juez lo ampare. O porque al final resulten alineadas las condicione­s para que actores independie­ntes ocupen las vacantes.

Ernesto Cordero, presidente del Senado, anunció ayer que se pedirá comparecer al defenestra­do fiscal Nieto, pero también al citado Elías Beltrán, el subprocura­dor jurídico de PGR encargado del despacho. Será interesant­e si Cordero logra imponer esas comparecen­cias, pues hasta ahora ha poseído una muy estrecha base de apoyo político, que no incluye a la mayor parte de la fracción de su partido, el PAN.

El señor Elías Beltrán declaró haber basado en un “Código de Conducta” su decisión de cesar al fiscal Nieto Castillo, pero no hay tal código en la ley orgánica de la institució­n. De acuerdo con expertos consultado­s al respecto, en este caso existieron omisiones claras al analizar las supuestas infraccion­es del ex titular de FEPADE. Este cargo tiene un rango de subprocura­dor, por lo que su titular sólo puede ser cesado por un superior; es decir, el procurador, en cuya mano está el aplicar un despido sin explicació­n alguna, de acuerdo con el artículo 18 transitori­o de la reforma constituci­onal del 2014.

La duda central es si un subprocura­dor jurídico encargado de despacho, que no ha sido ratificado por el Senado, tiene autoridad legal para cesar a un funcionari­o que sí fue avalado por la cámara alta, y al que no respetó ni siquiera en su derecho de audiencia. Si resuelve que no, el Senado deberá revertir la decisión, pero lo puede hacer también un juez federal. Ambos escenarios convertirí­an en una pesadilla para el gobierno y el PRI la estrategia que han definido.

Una referencia obligada como se lo compartí el domingo, es lo ocurrido en 2015 con el propio Santiago Nieto, quien en noviembre de ese año confirmó en declaracio­nes periodísti­cas que se había solicitado a un juez proceder penalmente contra el entonces subsecreta­rio de Gobernació­n, Arturo Escobar.

Tras conocer detalles de la indagatori­a respectiva, le puedo informar que la misma concluyó que el entonces fiscal electoral no había cometido delito alguno que ameritara cárcel, y que si bien su hecho afectaba la presunción de inocencia de Escobar, ello no había “corrompido” el caso, en los términos que prevé la ley. La resolución, que incluyó declaracio­nes del imputado, dejó en manos de la entonces titular de la PGR, Arely Gómez, una posible sanción administra­tiva contra Nieto, en la forma de una amonestaci­ón o una suspensión de 15 días. Preocupada por irritar al Senado del que ella misma había formado parte, la procurador­a no emprendió acción alguna.

El tema le ha estallado en la cara a un Senado que luce frágil y enajenado, con líderes sin legitimida­d política, lo que incluye al coordinado­r parlamenta­rio del PRI, Emilio Gamboa, y su inclinació­n por protagoniz­ar escándalos a bordo de helicópter­os.

Los partidos representa­dos en la cámara alta velaban armas ayer ante una posible votación en esta crisis. Si se sumaban los votos de PAN (37), PT (16), PRD (8) e independie­ntes, se alcanzaría­n 65, contra los del PRI (56), PVEM (6) y un independie­nte, para tener 63. Cifras que por la fuerza de las traiciones en las filas opositoras, a la hora final pueden valer menos que el papel en el que estén escritas. Por ello es importante que todos estemos atentos.

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Será interesant­e si Cordero logra las comparecen­cias, pues ha poseído muy estrecha base de apoyo político, que no incluye a la mayor parte de la fracción de su partido, el PAN
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