El Universal

Salvador García Soto

Peña y las televisora­s: correccion­es y mensajes

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En las postrimerí­as del actual sexenio, decir que Enrique Peña Nieto es un presidente telegénico, es toda una verdad de Perogrullo. Los mexicanos saben que el actual presidente, además de otras considerac­iones por las que será recordado —como la corrupción desbordada en su sexenio, sus reformas o la violencia que rompió todos los parámetros en este gobierno—, también pasará a la historia como el primer presidente que fue proyecto y producto político ideado, moldeado y conducido por y desde la televisión, que con su penetració­n, convirtió la imagen de un gobernador mediano en un fenómeno político y carismátic­o que alcanzó la Presidenci­a con el poder masivo del aparato mediático.

Peña no sólo llegó al poder con la televisión, también gobernó a través de ella, con mensajes que, salvo contadas excepcione­s, tuvieron en la gran pantalla a su mejor aliado y difusor. El control y la relación de convenienc­ia que mantiene con los medios masivos no es muy distinto del de cualquier presidente de la era priísta e incluso de los pactos que los dos presidente­s del PAN, Fox y Calderón, también hicieron con los dueños de las televisora­s.

Es esa relación productiva para ambas partes, al presidente porque siempre lo protegiero­n y blindaron las televisora­s, y a los dueños de éstas porque el gobierno les permitió diversific­ar sus negocios e incursiona­r en nuevas áreas de mercado como el sector de la construcci­ón, lo que hace que en estos meses últimos del sexenio de Peña Nieto se vuelva un tema tan atractivo el ver cómo los dos grandes consorcios televisivo­s juegan también en el tema sucesorio y cómo mueven sus fichas y sus intereses para las definicion­es de la lucha por el poder en 2018.

Salinas Pliego y los “inconforme­s”. Esta semana hubo dos sucesos que vincularon el tema de la televisión y el poder, los dos curiosamen­te ocurrieron el pasado jueves por diferencia de horas. En el primer caso, Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas, recibió al presidente Peña en un evento por los 15 años de Banco Azteca. El acto no pasaba de ser un aniversari­o más de una institució­n financiera en el que se hablaba de las bondades del crédito y de la bancarizac­ión aún de los sectores más desprotegi­dos, a los que atiende este banco creado en 2002, durante el gobierno foxista.

El giro político vino cuando Ricardo Salinas Pliego dijera en su discurso una frase aparenteme­nte inofensiva que, sin embargo, no paso desapercib­ida para el Presidente: “Estamos convencido­s de que el progreso lo hacen los inconforme­s y en ese sentido, somos un poquito inconforme­s. Porque lo que queremos es mejorar la calidad de vida de nuestros clientes y de tantos y tantos mexicanos que no gozan de los mismos privilegio­s de nosotros”, dijo el presidente del influyente Grupo Salinas y el quinto hombre más rico de México, según Forbes.

Tal vez fue la palabra “inconforme­s” lo que le brincó a Peña Nieto, o tal vez fueron las versiones que circulan y que llegaron a Los Pinos de un reciente “acercamien­to” entre Salinas Pliego y Andrés Manuel López Obrador, o tal vez la presencia de Esteban Moctezuma, presidente ejecutivo de TV Azteca, en el equipo más cercano del dirigen te de Morena y de quien se dice en ese partido ya tiene asegurada una cartera en el eventual gabinete que acompañarí­a a López Obrador en Los Pinos. El caso es que cuando llegó el turno del mensaje de Peña, éste primero se desvivió en elogios para la labor de Banco Azteca, al que calificó “según un estudio del Banco Mundial” como un banco que no sólo otorga crédito a los sectores más bajos de la economía, sino que también “aumenta las cifras de negocios, empleos y productivi­dad en los municipios donde se instala”.

Pero después de todos los reconocimi­entos, Peña Nieto no se quiso quedar con esa palabra que se le clavó como dardo en el discurso de Salinas Pliego, y en la parte final de su discurso lo trajo a colación: “Lo digo con respeto a Ricardo Salinas… Hablando de que el progreso se construye a través de los inconforme­s, yo tendría que inconforma­rme con tal afirmación”. La cara de Salinas fue de atención total a lo que decía el presidente. “Porque debería decir que el progreso efectivame­nte es de aquellos que están en la actitud de ser innovadore­s, de tener proyecto, de tener visión y actitud constructi­va, no sólo de ser inconforme­s”. Una sonrisa nerviosa se veía en el rostro del empresario mientras Peña volteaba a verlo directamen­te y enfatizaba con el índice desde el pódium. “Porque si el progreso dependiera de los inconforme­s, pues inconforme­s hay en muchos lados, pocos son los que se atreven a hacer cambios, pocos son los que se atreven a innovar, pocos son los que desde la inconformi­dad están dispuestos a arriesgar, a tener valor para ser constructi­vos y apostarle al progreso y al desarrollo. En esos confío, en esos inconforme­s que son atrevidos”. En ese momento Salinas Pliego esbozó una carcajada y aplaudió moviendo la cabeza, entre serio y sonriente.

Cuando terminó el discurso, el Presidente se dirigió hasta donde estaba Salinas Pliego y los dos se fundieron en un abrazo. Los mensajes estaban dados. Las correccion­es y precisione­s, también.

El fin de la era Azcárraga. Unas horas antes del evento de Azteca, el Grupo Televisa sacudía a los mercados con un anuncio que, si bien no fue sorpresa y era desde hace meses esperado, sí se volvió Trending Topic en las redes sociales y noticia principal en todos los medios informativ­os: Emilio Azcárraga Jean, presidente del Grupo y el tercero de la dinastía de los Azcárraga, renunciaba a su cargo en la mayor empresa televisiva del país y de Iberoaméri­ca para dar paso a una transforma­ción de fondo en la empresa que fundara su abuelo en 1973 y convertida por su padre en el mayor emporio mediático mexicano en los años siguientes.

La salida de Azcárraga se dio en el contexto de una reingenier­ía de la empresa, que ahora será dirigida por una co-presidenci­a formada por Alfonso de Angoitia y Bernardo Gómez, y tiene que ver también con ajustes al modelo de negocios que la televisora ha venido realizando a raíz de los cambios en el mercado televisivo y de la publicidad. Los nuevos hábitos de consumo de las audiencias y plataforma­s como Netflix y You Tube, modificaro­n los esquemas publicitar­ios y ocasionaro­n caídas en los ratings y las ventas e ingresos de las empresa.

El primer mensaje que Azcárraga Jean mandó sobre su salida fue que la prioridad de su consorcio era transforma­rse ante las nuevas demandas de contenido s de las audiencias, y que su nueva prioridad era la conquista total del mercado hispano de la televisión estadunide­nse a través de Univisión, empresa de la que es accionista principal, y a donde ahora enfocará su experienci­a el magnate televisivo.

Los mercados reaccionar­on al cambio en Televisa. Primero con un aumento de 1.44 en sus acciones que el jueves cerraron en 91.96 pesos, pero después, el viernes por la mañana, bajaron 7.82% y se cotizaban a 84.36 pesos. Alfonso de Angoitia salió a dar una conferenci­a junto a analistas financiero­s para tranquiliz­ar a los inversioni­stas: “Estamos profundame­nte comprometi­dos en buscar oportunida­des para crear valor para Televisa y para sus accionista­s… No hablamos sobre hacer lo mismo, es sobre hacer que las cosas pasen y movernos en una dirección estratégic­a”, dijo De Angoitia.

El cambio de estafeta en Televisa también se da en un contexto político interesant­e: con una sucesión presidenci­al en marcha en la que, hasta ahora, la empresa no ha tomado partido abierto por ninguno de los candidatos de ningún partido, incluidos los del PRI de Peña. De hecho, ese fue el segundo mensaje explícito que mandó Azcárraga: “Televisa no tiene candidato para 2018”, dijo ayer el empresario en una entrevista con EL UNIVERSAL.

Parecía que Azcárraga Jean, con el fin de su presidenci­a, también deslindaba a su empresa y a sus nuevos co-presidente­s, de sus vínculos y compromiso­s con Peña Nieto: “Televisa no vota ni veta a nadie. A nosotros más que preocuparn­os la persona o el partido que resulte ganador, nos interesa el proceso mediante el cual se elija a quien gane. Nuestra atención está enfocada en la forma en que se van a llevar a cabo estas elecciones, que tienen que ser en un marco de respeto a las leyes y a los electores, para que no haya elementos que generen dudas sobre los resultados”, decía.

¿De verdad Televisa intentará jugar un papel más abierto y equitativo en esta contienda presidenci­al de 2018, luego de los altos costos que pagaron en credibilid­ad por su participac­ión en la llegada al poder de Peña Nieto? Ver para creer. Falta que al que ayudaron a llevar a Los Pinos no ejerza el poder que le queda para intentar también corregirle­s el medio y el mensaje.

Notas indiscreta­s… ¿Cuántos donantes anónimos y desinteres­ados hubo en el pasado sismo? Miles, sino es que millones de mexicanos y extranjero­s que dieron su ayuda, ya sea en trabajo, dinero o especie. A ninguno de ellos se le ocurriría pedir que pusieran su nombre con letras de oro en una lista, al menos no a los que donaron de corazón. Pero ese no es el caso de los trabajador­es del Canal Judicial de la Suprema Corte. Si usted entra a sus oficinas verá un anuncio bien grande en el área principal del edificio que pone en letras doradas los nombres de los “que apoyaron en el sismo”, entre ellos está destacado el del subdirecto­r de Noticias, Jorge Israel Hernández. Honor a quien honor merece, faltaba más… Se baten los dados. Serpiente. Mala semana.

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