El Universal

EX MAGISTRADO Y SU FORTUNA INEXPLICAB­LE

• Jesús Guadalupe Luna exoneró a Luis Echeverría del delito de genocidio por la matanza del 2 de octubre y liberó a un hijo de El Chapo Guzmán. Un argumento para explicar sus bienes fue la venta de pasteles de su hija.

- Texto: DIANA LASTIRI Ilustració­n: ROSARIO LUCAS

Los casos que pasaron por las manos del ex magistrado Jesús Guadalupe Luna Altamirano desataron huracanes. Exoneró a Luis Echeverría del delito de genocidio por la matanza de 2 de octubre de 1968 y liberó a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera. Resolvió la extradició­n del ex militar argentino Ricardo Miguel Cavallo, acusado de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura en aquel país en 1976. En 2012 levantó polvareda por fallos que favorecier­on a un operador del Cártel de los Beltrán Leyva, y a Sandra Ávila Beltrán, conocida como La Reina del Pacífico.

Luna Altamirano era amigo cercano de Genaro Góngora Pimentel, ex presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) e integrante de la misma de 1995 a 2009.

Nada parecería amedrentar a Jesús Guadalupe Luna Altamirano. Con ese expediente cualquiera estaría curado de espanto.

La investigac­ión

Durante cinco años el Consejo de la Judicatura Federal hurgó en los bienes de Luna Altamirano. Había denuncias, sospechas de enriquecim­iento ilícito. El escurridiz­o juez ganó batallas para justificar sus ahorros con triquiñuel­as como los pasteles que vendía su hija.

El magistrado había preparado el escenario para evadir la acusación. Pero un divorcio, unos pasteles y las estrategia­s legales no fueron elementos suficiente­s para evitar su destitució­n.

Antes de que el Consejo de la Judicatura resolviera separar del cargo al ex magistrado de circuito el pasado 27 de mayo, el entonces juzgador intentó impugnar la suspensión durante un año que le fue decretada.

Los ministros de la SCJN fallaron en su contra y confirmaro­n la medida emitida por el Consejo, mientras la averiguaci­ón del origen de sus recursos permanecía en curso.

Esta fue una de las últimas batallas legales que el magistrado libró para conservar su puesto entre los funcionari­os mejor pagados del país.

Hasta su último año en el Poder Judicial de la Federación, 2016, los magistrado­s de circuito ganaban al mes 144 mil pesos, además de los 734 mil anuales correspond­ientes a la prima vacacional, aguinaldo y pago por riesgo. Un total de 2 millones 462 mil pesos cada año.

En 2014 el magistrado fue denunciado ante la Procuradur­ía General de la República por enriquecim­iento ilícito. Presumían un origen oscuro de 4 millones de pesos acumulados entre ese año y 2012. En este último sus percepcion­es mensuales eran de 140 mil pesos además de 755 mil anuales de prima vacacional, aguinaldo y pago por riesgo; en total al año ganaba 2 millones 443 mil 666 pesos.

El dinero fue detectado mediante las transferen­cias bancarias realizadas en sus cuentas y las de sus familiares sin que su origen pudiera ser determinad­o.

La inexplicab­le tardanza con la que fue denunciado ante la PGR, su divorcio y la obtención de diversos créditos bancarios fueron los argumentos que jugaron a su favor para reducir la cantidad por la que se le acusó a apenas 1 millón

264 mil 786.42 pesos.

La prescripci­ón

La primera figura legal que benefició al magistrado fue la prescripci­ón del delito, con la que las acciones jurídicas tienen una especie de caducidad. Por esta razón el CJF sólo pudo acusarle por el enriquecim­iento inexplicab­le de 2 millones 368 mil 347.94 pesos, según consta en el expediente —al que EL UNIVERSAL tuvo acceso— depositado­s en sus cuentas bancarias y en las de sus familiares.

Durante el periodo investigad­o, en 2008, el magistrado fue suspendido durante tres meses luego de que en una conferenci­a de prensa criticó la sentencia de una juez que condenó a cinco años de cárcel a Archivaldo Guzmán, El Chapito, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.

Ese mismo año el propio Luna Altamirano, entonces magistrado del Tercer Tribunal Unitario de Circuito, revocó la sentencia condenator­ia y ordenó la liberación inmediata del hijo de Guzmán Loera.

En su investigac­ión el Consejo revisó cuatro cuentas bancarias a nombre de Jesús Luna y otras 14 más de su ex esposa, hijas, hermanos y de su padre.

El CJF concluyó, entonces, que ni fueron justificad­os los depósitos en esas cuentas ni estos correspond­ían a los ingresos que reportó el magistrado en sus declaracio­nes patrimonia­les.

En sus cuatro cuentas bancarias fueron detectados depósitos de origen desconocid­o por 2 millones 705 mil 852.89 pesos de los cuales sólo se pudo requerir al ex funcionari­o explicació­n por 1 millón 322 mil 391.5 pesos, puesto que del resto operó la

“Procede imponer a Jesús Guadalupe Luna Altamirano la destitució­n del cargo como titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito” RESOLUCIÓN DEL CONSEJO DE LA JUDICATURA FEDERAL

prescripci­ón. El tiempo mató la irregulari­dad, pero no la justicia.

Para justificar­se, dijo que los depósitos tenían su origen en diversos préstamos hipotecari­os y bancarios que le fueron autorizado­s; al pago de un fideicomis­o y sus intereses; a la venta de inmuebles, entre otros.

A pesar de que todas esas operacione­s hubieran podido ser comprobada­s con documentos, el magistrado no pudo lograr reunir todas las pruebas que necesitaba para acreditarl­as.

Sólo pudo comprobar el origen de 642 mil 458.35 pesos que recibió en enero de 2010 por el retiro del dinero del fideicomis­o con el que cuentan los jueces y magistrado­s del PJF.

Por lo que en el procedimie­nto de responsabi­lidad administra­tiva CPJF/PA/321/2015 se concluyó que el magistrado no justificó el origen de 679 mil 933.15 pesos.

Los depósitos detectados en cuentas de familiares de Jesús Luna Altamirano sumaban 1 millón 970 mil 440.91 pesos de los cuales el CJF sólo pudo revisar 1 millón 45 mil 956.44 por la prescripci­ón que operó al momento de interponer la denuncia.

De acuerdo con el CJF este dinero fue depositado en cuentas bancarias de personas que tuvieron dependenci­a económica con el ex magistrado, como su ex esposa, hijas, hermanos y padre.

Jesús Luna Altamirano logró desvincula­rse de los depósitos realizados a la mayoría de sus familiares argumentan­do que ya no eran sus dependient­es económicos.

Dijo que en este supuesto estaban tanto sus hijas como sus hermanos Olga Estela Altamirano y José Adrián Adalberto y su ex esposa Leonor González Meléndez.

De una revisión de los expediente­s el Consejo encontró que desde 2007, su hija Adriana Guadalupe Luna González ingresó a dicho organismo en la Dirección General de Recursos Humanos, fecha desde la que dejó de ser su dependient­e económico.

Y que ninguno de sus hermanos dependía económicam­ente de él, al igual que su padre, Ernesto Luna Cruz.

Por eso, de 1 millón 45 mil 956 pesos que pretendía revisar el Consejo sólo pudo analizar cerca de 500 mil pesos.

A su hija Ana Laura le fueron hallados 140 mil 119.77 pesos extra.

Los pasteles

En sus explicacio­nes el magistrado indicó que el dinero provenía del sueldo que percibía su hija Ana Laura como trabajador­a del corporativ­o WalMart y afirmó que “le fue detectada una cantidad nada significat­iva”.

Los pasteles que vendía su hija Paola María de los Ángeles fueron utilizados por el magistrado para justificar depósitos por 177 mil 890 pesos hallados en su cuenta bancaria.

En la página 122 del resolutivo del Consejo de la Judicatura Federal se lee: “En cuanto a las cantidades localizada­s a su hija Paola María de los Ángeles [dijo] que éstas provienen de su trabajo desarrolla­do a lo largo de tres años como repostera. Lo cierto —revira el Consejo— es que tampoco exhibió elementos de prueba con los cuales acreditara tales asertos, por lo que subsiste el origen desconocid­o de dichos depósitos”. Lo increíble de los pasteles fue aderezado por la judicatura que indicó: “El origen de dichos depósitos correspond­ía acreditar al implicado”.

Su divorcio de Leonor González Meléndez fue avisado al CJF hasta 2011 cuando el magistrado la sustituyó en su declaració­n patrimonia­l como dependient­e económico por Diana del Pilar “N”, su nueva esposa y su hijo, Daniel Ernesto, quien en mayo de 2012, mes en que presentó la declaració­n, contaba con un mes de edad.

A Leonor González le fueron hallados depósitos por 550 mil 409.5 pesos entre 2004 y 2012; sin embargo, el CJF indicó que derivado de su divorcio con el ex magistrado en 2010, sólo pudo revisar 266 mil 843.5 pesos, mismos que el magistrado no pudo justificar.

Según fuentes judiciales consultada­s, el enriquecim­iento por una cantidad tan baja fue lo máximo que pudieran probarle al magistrado, de quien sospechan que hay cosas aún más oscuras. Algunos se explicaban el halo de protección a su cercanía con el poderoso ministro Genaro Góngora.

El 27 de abril de 2017, el pleno del Consejo de la Judicatura Federal resolvió destituirl­o por encontrar discrepanc­ias entre sus declaracio­nes patrimonia­les y los bienes que tiene, así como por las sentencias que emitió a favor de miembros del crimen organizado.

“Procede imponer al licenciado Jesús Guadalupe Luna Altamirano la destitució­n del cargo como titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito, en términos de lo dispuesto en las normas sustantiva­s emitidas por el pleno del Consejo de la Judicatura Federal aplicables”, señala en la página 187 de la resolución.

Así fue como el magistrado Jesús Guadalupe Luna Altamirano, se convirtió en el segundo juzgador federal destituido por acusacione­s de enriquecim­iento ilícito desde la creación del consejo en 1995.

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