Ayudar a morir
cinco padrinos que custodian las cinco partes de la cruz: brazo izquierdo, brazo derecho, tronco, cabeza y pies.
Si una mujer muere, los tapetes hacen referencia a la virgen y se decora con rosas. Anteriormente, se elegía con frecuencia a la Virgen de la Soledad, patrona de Oaxaca. Actualmente es la Virgen de Juquila la representación católica que más se solicita tras un fallecimiento. Si se trata de un hombre, el tapete se adorna con crisantemos y las representaciones hacen referencia a Jesucristo o a algún santo. Después de finalizar los nueve días, la figura de arena es retirada por los cinco padrinos, quienes llevan los restos al panteón.
Por los servicios de elaboración de tapete, en su comunidad, rezadores como Christian no cobran más que la recuperación del material, que va de los 900 a mil pesos, pero hay quienes cobran hasta 5 mil pesos por tapete. Christian relata que el papel de un rezador es primordial, pues son ellos quienes acuden desde cuando un efermo agoniza para ayudarlo a bien morir. Luego guían a la familia para colocar al fallecido en el ataúd con su ropa favorita y elementos como jabón y zacate, que le servirán en su camino.
Son los rezadores quienes hacen los tapetes. Las habilidades para el arte, dice Christian, son menos importantes que la fe y las ganas de colaborar con la comunidad, pues es un oficio que se aprende desde muy pequeño, viendo y ayudando a los rezadores mayores.
En la ciudad de Oaxaca, desde 1996, se organiza el concurso de altares y tapetes en el que participan quienes acuden a los panteones y hasta estudiantes universitarios que cubren la calle principal del centro histórico con recreaciones de este antiguo arte funerario.
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