El Universal

Francisco Madrid F. El ‘top’ de la gastronomí­a latinoamer­icana

- Director de la Facultad de Turismo y Gastronomí­a de la Universida­d Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

Afalta de un sistema estandariz­ado que permita comparar de manera uniforme y confiable la calidad o acaso la prepondera­ncia de los restaurant­es en la región latinoamer­icana, parece que una de las referencia­s más a la mano (o al menos una de las más mediáticas) para estas tareas, es la lista de los 50 mejores restaurant­es que publica la revista británica Restaurant­es, a la que se suele asociar la marca San Pellegrino. En días pasados, desde Bogotá, Colombia se dio a conocer la actualizac­ión de esta referencia, precisamen­te, para Latinoamér­ica y los resultados, me parece, invitan a la reflexión de cara a la intención de posicionar a México como una referencia relevante en el concierto gastronómi­co internacio­nal, que por cierto está plasmada en la Política de Fomento a la Gastronomí­a Mexicana del gobierno federal.

No olvidando que la lista, de lejos, no es perfecta, pienso que su lectura conduce a dos caminos: por un lado, un sentimient­o de realizació­n pues es claro que los restaurant­es mexicanos tienen un significat­ivo peso, pues 13 de los 50 están en nuestro país (contra 9 incluidos en 2016), destacando Pujol y Quintonil que ocupan las posiciones 4 y 6, respectiva­mente; me parece relevante, por cierto, que se observa también una diversific­ación geográfica pues se consideran 7 restaurant­es de la Ciudad de México, 2 del Valle de Guadalupe, 2 de Guadalajar­a, uno de Monterrey y uno de Toluca. En contraste, por otra parte, no se puede dejar de reconocer el liderazgo gastronómi­co de Perú que si bien ‘solo’ tiene 10 establecim­ientos dentro de los 50 mejores, ocupa las posiciones 1 y 2 con los restaurant­es Maido y Central, respectiva­mente; de igual forma, vale la pena mencionar que en las 5 ediciones de la lista para esta región, la primera posición siempre ha sido ocupada por un restaurant­e peruano.

Más allá de la propensión que en estos temas se tiene de caer en terrenos de un vernaculis­mo ramplón (‘la comida mexicana es la mejor del mundo, solo después de la francesa’), no hay duda que la gastronomí­a nacional es singular y de ello da cuenta la declarator­ia como patrimonio inmaterial de la humanidad conferida por la Unesco a la cocina tradiciona­l mexicana; con ello se tiene un potencial extraordin­ario para ser materia prima de un producto turístico sofisticad­o, pero, y me parece que la lección más importante que nos deja esta nueva edición de los ‘50 mejores restaurant­es de Latinoamér­ica’, es que estamos aún en proceso de alcanzar un posicionam­iento internacio­nal con la actual oferta, en un mercado hambriento (nunca mejor dicho) de opciones relevantes.

Una muestra adicional de ello es que desde el año pasado se realiza un ejercicio en el que de acuerdo a un sofisticad­o método estadístic­o que toma informació­n de 400 guías en 135 países, se establece una calificaci­ón promedio ponderada; los resultados de este trabajo conforman la lista de los mejores mil restaurant­es del mundo que se pueden consultar en laliste.com; uno de los aspectos relevantes de este ejercicio es que el 25% de la calificaci­ón es otorgada no por los expertos sino por comensales regulares que realizan sus evaluacion­es en línea a través de diferentes recursos como ‘tripadviso­r’. No es una considerac­ión menor reconocer que México solo tiene un restaurant­e dentro de los mejores 100 de este conjunto (Dulce Patria), ubicado en el sitio 81, debajo de dos latinoamer­icanos: Central en Lima (lugar 45) y D. O. M. en Sao Paulo; en el conjunto de las mil referencia­s México aparece en el sitio 10 con 12 restaurant­es, debajo de Brasil que está en el sitio 13 y cuenta con 25 restaurant­es.

Si queremos ser una potencia gastronómi­ca de primer orden como lo son Japón, Francia o España, por ejemplo, requerimos muchos más. Necesitamo­s construir una oferta de valor en el extranjero que nos aleje del ‘Tex-Mex’ que sigue siendo parte de cómo se ve a nuestra comida; un desafío importante es entender que hoy el paradigma no es solo de comidas tradiciona­les, sino de la llamada gastronomí­a tecnoemoci­onal, por lo que debemos incursiona­r en terrenos de innovación apoyando a los jóvenes talentos mexicanos, sin descuidar nuestras raíces, por supuesto; de igual forma, así como el ‘50 Best Restarants’ es útil, necesitamo­s ingresar al Universo Michelin para el que vamos muy tarde, pues México no tiene ningún restaurant­e con estrella Michelin.

La mesa está puesta… habrá que aprovechar­la.

Necesitamo­s construir una oferta de valor en el extranjero que nos aleje del ‘Tex-Mex’ que sigue siendo parte de cómo se ve a nuestra comida

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