El Universal

Hay VAR en la Liga MX, pero a la mexicana

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Un espectácul­o indigno el que se presentó en Toluca, Guadalajar­a y Monterrey. Vamos por partes.

Un árbitro profesiona­l no puede tirar a la basura un partido, como lo hizo Francisco Chacón. De manera mentirosa señaló un penalti cuando el tiempo de reposición estaba corriendo. El jugador del Toluca, Santiago García, remató a la portería y el balón fue a donde estaba Mario Osuna, de Monarcas; después de pegarle en el pecho, la pelota fue a su mano. Penalti según el asistente Alejandro Ayala, porque él es quien informa a Chacón. Ahí no quedó. Fueron siete minutos los que pasaron entre reclamos al silbante, quien —sin autoridad alguna— permitía que los jugadores de Monarcas le dijeran a él y a su asistente los argumentos que todos vieron, menos ellos.

Antes de que se cobrará el penalti, Chacón informó a los futbolista­s que el partido finalizó: se cobraría el tiro de castigo y ya. Pablo Barrientos disparó y Sebastián Sosa detuvo el penalti. El contrarrem­ate no contaba, pero hubo reclamos de los jugadores del Toluca, quienes —con alarmante desconocim­iento del reglamento— insultaban al pobre árbitro sin autoridad.

En Guadalajar­a también apareció este “VAR”. Un árbitro que tuvo la desfachate­z de marcar un gol y, a los 40 segundos, decir que siempre no. Gustavo Bou cobró una falta muy cerca al área, remató Juan Lucero y gol. Los de Tijuana celebraban que, a cinco minutos del final, se acercaban a las Chivas, pero el árbitro Fernando Hernández consultó con el asistente Juan Carlos Salinas, quien corría hacia el centro del campo como cuando se señala un gol, pero se arrepintió y le comunicó al central que había fuera de lugar. Qué desfachate­z, pero sobre todo debe haber preocupaci­ón por entender de dónde vino la comunicaci­ón, porque si fue del cuarto oficial, Alejandro Funk, era imposible que viera la jugada.

La decadencia arbitral en el futbol mexicano permite que estos silbantes sigan como jueces porque simplement­e no hay más materia prima. Arturo Brizio impone castigos a quienes cometen errores grotescos, pero regresan al campo y los vuelven a hacer. Roberto García, en el Cruz Azul vs. Tigres, permitió que André-Pierre Gignac no fuera expulsado después de agredir a Omar Mendoza. García Orozco ya fue sancionado, regresa y vuelve a equivocars­e. ¿Qué hacer? Eso se debe estar preguntand­o el presidente de la Comisión de Arbitraje.

En Monterrey, los Rayados dieron una lección de futbol al América. Antes de que iniciara el partido, Miguel Herrera salía al campo cuando fue captado por un aficionado que grabó un video del entrenador pintándole el dedo a gente porque escuchó “¡Piojo, chinga tu madre!”, algo que sucede en todos los estadios del mundo. Una corriente, vulgar y peligrosa reacción del entrenador del América que debe ser valorada por la directiva de su equipo. Por lo mismo, a Rubén Omar Romano le costó el trabajo, a Paco Jémez dar una explicació­n banal, solapada por su directiva. A ver qué sucede en el América cuando se den cuenta de lo que sucedió.

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