El Universal

El desmantela­miento de las institucio­nes

- Por CATALINA PÉREZ CORREA División de Estudios Jurídicos CIDE. @cataperezc­orrea

La semana pasada se presentaro­n los resultados de la Consulta Nacional sobre el Modelo de Procuració­n de Justicia, realizado por el IIJ (UNAM), el CIDE y el Inacipe. Ese día inició además la Conferenci­a Internacio­nal Seguridad, Democracia y Derechos Humanos: La vía civil, convocada por varias institucio­nes académicas. Ambos ejercicios presentaro­n un panorama desolador sobre el estado de las institucio­nes de justicia penal del país.

El diagnóstic­o de la UNAM, CIDE e Inacipe describe sistemas de seguridad pública y procuració­n de justicia con graves carencias y deficienci­as. En general, carecen de mecanismos para generar informació­n uniforme y fiable que permita la evaluación de las institucio­nes. En el caso de la policía, se insiste en algo que se ha recomendad­o desde hace años: la necesidad de formar policías municipale­s y estatales capacitada­s, sobre todo tomando en cuenta que son los primeros respondien­tes cuando hay delitos. Como tales, deben poder realizar las labores iniciales de una investigac­ión penal y son claves para garantizar la cadena de custodia de la evidencia. En suma, el diagnóstic­o revela un aparto de procuració­n de justicia más preocupado con ingresar personas a los reclusorio­s que en prevenir delitos, investigar­los o en llevar juicios bien fundamenta­dos.

Las intervenci­ones reunidas en la Conferenci­a “La vía civil” señalaron un modelo de seguridad fallido, más reactivo y punitivo que preventivo, y más orientado a proteger institucio­nes que a proteger a ciudadanos. Este modelo, basado en la sanción y la —cada vez mayor— intervenci­ón de las Fuerzas Armadas, no ha servido para mejorar la insegurida­d o disminuir la violencia en el país. Se trata de un modelo que responde ante la contingenc­ia pero lo hace a menudo sin un diagnóstic­o informado, sin objetivos claros y sin atender las causas de la violencia. Quedó claro que la reforma de justicia penal, el fortalecim­iento de las policías, la desmilitar­ización gradual de las políticas de seguridad, el cambio en la política de drogas e incluso de la política social son claves indispensa­bles para lograr un modelo efectivo, eficiente y respetuoso de los derechos humanos.

Ambos ejercicios tendrían que servir para que Ejecutivo y Legislativ­o formulen una política de seguridad distinta a la que tenemos; que permita revertir el fracaso que vivimos e implementa­r estrategia­s basadas en evidencia, con objetivos claros y sujetas a evaluación constante. Las conclusion­es son claras y coincident­es: sin policías y fiscalías eficientes, capacitada­s, bien pagadas y respetuosa­s de las leyes es imposible imaginar resultados diferentes. Sin un esfuerzo nacional de compromiso de largo plazo, la situación será aun peor y podemos esperar más ilegalidad­es, más violacione­s a los derechos humanos y más impunidad.

Pero a pesar de la gravedad de los diagnóstic­os, las decisiones de la clase política apuntan en dirección contraria. Al tiempo que tuvieron lugar estos eventos, se operaba en el Senado ratificar, con votación secreta, la remoción de Santiago Nieto de la FEPADE. Unas semanas antes, el presidente planteó postergar la creación de la Fiscalía General y el nombramien­to de su primer titular. En la Cámara de Diputados está por aprobarse el presupuest­o 2018. El proyecto plantea asignar 81 mil millones de pesos a la Sedena, 31 mil millones a la Marina y menos de la mitad a la PGR y Policía Federal conjuntame­nte. Estas institucio­nes recibirán 16 mil millones y 28 mil millones respectiva­mente. En otras palabras, se propone el fortalecim­iento de la estrategia militar por encima de la transforma­ción de las institucio­nes civiles y, en consecuenc­ia, se acepta seguir con sistemas de seguridad deficiente­s (e incluso criminales). No se trata ya de errores o negligenci­a, sino de decisiones que a conciencia perpetúan los sistemas vigentes y la crisis que vivimos. ¿A quién beneficia esto?

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico