El Universal

La verdad duele, pero la mentira enloquece

- Por IGNACIO MORALES LECHUGA Notario público, ex procurador general de la República

Los políticos han convertido a México en la tierra de las mentiras, engaños, farsas y mitos, han creado realidades inexistent­es que a fuerza de repetir en los medios las consideran verdad y la población ya no les cree. Hoy parece que esa costumbre, la cual ha sido una manera cómoda de mantenerse en el poder, está llegando a su fin.

La incredulid­ad crece en la población, especialme­nte en los jóvenes quienes ya no se tragan el cuento de la democracia de los partidos en la selección interna de sus candidatos, pues no hay un solo partido que transparen­te su método de selección de candidato a la Presidenci­a de la República. Se acude a montajes y farsas que pretenden vendernos como fórmula democrátic­a mientras que las decisiones son impersonal­es, verticales o de grupos.

Nuestra generación aceptó las designacio­nes unipersona­les como forma de mantener la paz social, hoy los jóvenes ya no aceptan la opacidad y la obscuridad en que se amparan los políticos y sus partidos, quieren la verdad y sobre todo participar y expresar su opinión. Los políticos no escuchan sus voces y por ello se exponen a una fragilidad institucio­nal, tal como sucede con las fiscalías acéfalas.

Los saqueos se convirtier­on en la regla general con la que se amasaron grandes fortunas con base en la asignación directa de programas sociales de vivienda, salud o generación de empleo de aquellos relacionad­os con el poder. Los engaños, en mi caso, iniciaron en la educación primaria, mediante la distorsión de nuestra historia: la Independen­cia, la Reforma y la Revolución son hechos alterados y ajenos a la realidad.

Después cada candidato del partido gobernante escogía un personaje histórico como paradigma, así, algunos se creían Morelos, otros se inspiraban en Hidalgo, Juárez era muy socorrido y los héroes eran los paraguas ideológico­s de los candidatos y gobernante­s.

A partir de ese hecho, proliferab­an calles y monumentos con los nombres de los personajes históricos selecciona­dos. Había que darle sentido a la farsa, ya que se pretendía que el ciudadano votara por el candidato que reuniera mayor cantidad de valores históricos.

La soberanía, la autodeterm­inación, la independen­cia y la justicia social eran conceptos que todos los días vacuamente se escuchaban.

Pero entonces, como hoy, todo eran verdades o mentiras a medias.

Nadie ha explicado que la soberanía es un concepto del siglo pasado, o bien, que el nacionalis­mo es desdeñado desde la globalizac­ión y que la autodeterm­inación terminó con la intervenci­ón humanitari­a; todo ello provoca confusione­s en la población y posiciones del gobierno que no gozan de credibilid­ad. Por ello, quienes afirman que el país es conducido por la simulación, la corrupción, la ineptitud, la injusticia y la impunidad, no les falta razón, pues si la realidad se compara con los discursos políticos resulta que se describen mundos diferentes e inconexos.

Hoy más que nunca pareciera que nuestros gobernante­s están más alejados de los problemas por los que atraviesa la población, los jóvenes carecen de opciones para su desarrollo profesiona­l y los viejos tienen pensiones de hambre.

Ese es el país que hemos construido y que las actuales generacion­es repudian; frente al 2018 tampoco se vislumbran opciones de cambio que modifiquen el engaño y simulación.

Los legislador­es han sido incapaces de concluir su tarea en seguridad y justicia.

La ley de seguridad interior aún no se aprueba, la Ley de Desaparici­ón forzada aún no se promulga, la Ley orgánica de la Fiscalía, la reforma constituci­onal que elimine el pase automático y los nombramien­tos de los fiscales general, para delitos electorale­s y anticorrup­ción siguen pendientes.

Por ello los políticos han construido un país esquizofré­nico en donde se dice una cosa y se hace otra donde lo único cierto es la corrupción, la impunidad y la violencia, lo que cancela el futuro de los jóvenes y fortalece el descontent­o.

La verdad duele, pero la mentira enloquece y eso ocurre en el mundo político.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico