El Universal

Se volvió autodefens­a por proteger a sus hijos

• Asegura doña Luz que levantamie­nto armado fue una necesidad • Reconoce que movimiento costó la desaparici­ón de 5 habitantes

- CARLOS ARRIETA Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

Aquila.— María de la Luz Sandoval Zambrano es una mujer que tras varios intentos de emprender una lucha para terminar con el asedio criminal, logró que la comunidad de Aquila se levantara en armas como guardias comunitari­as.

Conocida como doña Luz, es la fundadora de las autodefens­as de la comunidad de Aquila, que se levantó en armas en junio de 2013 cuando, según describe, “eran insoportab­les las extorsione­s, los secuestros, despojos, desaparici­ones y asesinatos que ordenaba Federico González Medina El Lico, entonces jefe de plaza en esa región de la Sierra Costa Michoacana”.

A pesar de tener al enemigo en casa —pues al alcalde de ese entonces, Juan Hernández Ramírez, los habitantes lo relacionar­on directamen­te con el cártel Los Caballeros Templarios—, doña Luz consideró que no fue una subversión al Estado, sino una necesidad de proteger a su familia y a la localidad.

“Fue una necesidad, pero para mí se me hizo bonito haber levantado los pueblos. Se me hizo que la gente tuvo un gran valor y que ese valor lo debemos de conservar, porque si vuelve a pasar otra cosa como la que nos pasó antes, vamos a volver a levantarno­s en armas porque tene- mos que defender a la familia”, afirma doña Luz.

Si bien ese primer grupo de autodefens­as encabezado por Luz Sandoval fue respaldado por la comunidad indígena de Aquila, su primer revés, recuerda, se los dio el Ejército cuando detuvo a por lo menos una treintena de comunitari­os en la plaza principal.

Los autodefens­as fueron desarmados y trasladado­s a un penal federal, donde estuvieron recluidos casi cuatro años, hasta que un juez federal les concedió la libertad y absolución del delito de portación ilegal de arma de uso exclusivo del Ejército.

Doña Luz reconoce que el levantamie­nto de esta lucha le costó a su comunidad la desaparici­ón de cinco de sus integrante­s, presuntame­nte levantados por sicarios al servicio de Los Templarios

y que no han sido encontrado­s, “ni vivos, ni muertos”.

“Y en mi caso, yo soy viuda, yo soy la que he cuidado a mis hijos, yo soy el pilar de la casa y entonces, yo tenía que levantarme para proteger a mis hijos”, insiste.

Vestida con un traje típico regional y sentada en el patio de su casa, doña Luz narra que los viajes a escondidas a las reuniones con los autodefens­as fueron financiado­s por ella misma y sus hijos, pues vivían bajo el yugo de Los Templarios.

Bajo los árboles de mango sembrados en su propiedad, relata que su temor principal era que un día Los Templarios desapareci­eran a alguien de su familia. Sin embargo, personas cercanas a la mujer no se escaparon de ser víctimas de la delincuenc­ia organizada, como todos los pobladores de ese municipio de 24 mil 864 habitantes, ubicado en la región de la Sierra-Costa.

Afirma que hoy no es así, ya que le dedica gran parte de su tiempo a atender a tres de sus hijos que viven con ella, pero también de estar al pendiente de otro más que radica en Estados Unidos.

María de la Luz cuenta que tiene otros seis grandes amores en la vida que no hubiera disfrutado sin los resultados de la lucha de autodefens­as: sus seis nietos, con quienes aún juega e involucra en las actividade­s de la casa.

“Ya estamos más libres aquí; trabajamos más a gusto. Ya no nos cobran cuotas, ya no hay ‘levantones’, pues ya estamos más tranquilos”, platica la mujer de menudo cuerpo, cabello rizado y decolorado y orgullosa de estar en su hogar.

Región cotizada. Aquila, al igual que los municipios de Arteaga, Aguililla, Coalcomán y Coahuayana, conforman la franja más importante de la zona minera de Michoacán, que desemboca en el traslado del producto en el Puerto de Lázaro Cárdenas, de donde salen las embarcacio­nes al extranjero, y en el que se encuentran instaladas las acereras y siderúrgic­as para el proceso de metal, en su mayoría acero.

En esta franja, los habitantes dependían en su mayoría del mercado laboral minero; la agricultur­a y en algunos casos la pesca, estaban en un segundo plano hasta antes de que incrementa­ra sus operacione­s el grupo criminal de Los Caballeros Templarios.

Como consecuenc­ia, muchas de las comunidade­s y habitantes del lugar pasaron de ser dueños, concesiona­rios e integrante­s de cooperativ­as mineras, a trabajador­es obligados por el crimen organizado a cambio de respetarle­s sus vidas, lo que los orilló, argumentan, a levantarse en armas.

“Eran insoportab­les las extorsione­s, los secuestros, despojos, y asesinatos que ordenaba Federico González El Lico, jefe de plaza en esa zona de la Sierra Costa”

“Actualment­e ya estamos más libres aquí; trabajamos más a gusto. Ya no nos cobran cuotas, ya no hay ‘levantones’, pues ya estamos más tranquilos” MARÍA DE LA LUZ SANDOVAL Fundadora de autodefens­as

 ??  ?? En la tranquilid­ad de su hogar, doña Luz comenta que los viajes a escondidas que hacía a las reuniones con los autodefens­as fueron financiado­s por ella misma y sus hijos, ya que vivían bajo el yugo de Los Templarios.
En la tranquilid­ad de su hogar, doña Luz comenta que los viajes a escondidas que hacía a las reuniones con los autodefens­as fueron financiado­s por ella misma y sus hijos, ya que vivían bajo el yugo de Los Templarios.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico